«Me acostumbré a correr»

Una historia de la emigración inversa

 

 

Amparo Estremera Jaramillo lleva 35 años viviendo lejos de su país natal, Colombia. (Foto por Erick Velázquez Sosa)

 

Por: Erick Velázquez Sosa (erick.velazquez1@upr.edu

Amparo Estremera Jaramillo, una colombiana de 65 años quien lleva más de la mitad de su vida fuera de su país natal, es un ejemplo fehaciente de la emigración inversa y tras el paso del huracán María, busca retornar a sus raíces. En 1982 partió de Medellín, Colombia hacia los Estados Unidos por asuntos económicos, y luego de E.E.U.U. a Puerto Rico por la misma razón. Esta es su historia.

Creció junto a su familia, quien los describe con ojos brillantes como los que jamás la han abandonado”. Una familia luchadora y creedora del trabajo duro. A la edad de dieciocho años, comenzó a trabajar inmediatamente después de terminar la secundaria para dar paso a su vida independiente.

Empecé trabajando en la farmacia de mis tíos. Después me aburrí ahí porque no me pagaban bien y entonces encontré trabajo en el hospital del pueblo San Juan de Dios. Ahí era la cajera y trabaje por doce años.

A la edad de 20 años se casa y tiene dos hijos. La vida en Colombia era dura para ella, y mantener una casa con dos muchachos era un esfuerzo que requería el ingreso de dos adultos en el hogar para poder sostenerse, algo que Amparo estuvo batallando sola por un tiempo. Al estar en una posición difícil, ya que era madre de dos hijos y era la única que trabajaba, no le quedo de otra que tener que divorciarse y partir a los Estados Unidos.

“No se me hizo difícil [mudarme a los Estados Unidos] porque económicamente lo necesitaba. Pero la verdad, me vine a los E.E.U.U. porque el marido que tenía, renunció al trabajo. No quiso trabajar más. Él quería de seguro vivir de mí. Se quedaba vagando todo el día en la calle del rico y yo trabajando.”

Dejó a su familia atrás, sacrificándolo todo por sus hijos. Así comienza su primera experiencia como emigrante de Colombia.

 

Llegada a Estados Unidos

Llegó a la Gran Manzana (Nubar, Nueva Jersey), en busca de una mejor vida. El primer reto al llegar fue no tener los papeles: “Yo llegue con visa de turista y un primo del papá de los muchachos era residente de los E.E.U.U. Me dijo que venir ilegal a los EEUU es lo más triste que hay. A los ocho días él me llevó para empezar a sacar seguro social y hacer todas las vueltas. Era un proceso largo y había que esperar bastante.” Fue un proceso que describió como “desesperante y desconsolador”, ya que la razón por la que decidió emigrar de su país era para proveerles un mejor estilo de vida a sus hijos, lo cual no estaba haciendo. Al terminar dicho proceso, el próximo paso era conseguir trabajo y comprender el inglés, lo cual no fue un problema, ya que Amparo cree que los norteamericanos y ella se entienden.

Consiguió trabajo como ama de casa donde ofreció su servicio por 25 años, donde estaba a cargo de dos hogares al día y la paga era segura sin importar cuanto tiempo se tardara.

“Si yo terminaba una casa en dos horas o tres horas no importaba. La paga era exacta. No era problema mío si terminaba antes o después.”

La mayoría de sus clientes eran norteamericanos y judíos. Tenía un horario disparejo, ya que si había una fiesta de día o noche, tenía que estar disponible. Era un trabajo fuerte ya que Amparo no acostumbraba a estar “años doblando rodilla para limpiarles los baños a esa gente”. Era un estilo de vida completamente diferente al que tenía en Colombia, pero aun así no lo extrañaba porque era mejor la paga en E.E.U.U. que en Colombia, pero sí existía el deseo de volver a su país natal. La cosa mejoró cuando Amparo se casa con Miguel Estremera, un contratista independiente del gobierno, y quien ayuda a criar a los hijos de Amparo. Ahora había dos sueldos y para ella la presión disminuyó. Era otra razón más para quedarse en los E.E.U.U. Los planes para volver a Colombia parecían estar lejos de su vista.

 

Amparo junto a su esposo Miguel Estremera. (Foto por Erick Velázquez Sosa)

Fueron 25 años que vivieron en Nueva Jersey donde vieron a sus hijos crecer e independizarse. Parecía que no volvería a pisar Colombia para quedarse. Hasta que comenzó a ponerse dura la situación para ella y Miguel, quienes se vieron obligados a mudarse a Puerto Rico tras tener que pagar sobre $10,000 de impuestos por la casa.

“Le hicimos unos arreglitos a la casa. Un tantito por aquí y otro tantito por allá. Eran casi $10,000 en taxes que pagábamos. Tuvimos que irnos. Otra vez estaba en la marcha, por segunda vez, esta vez para Puerto Rico.”

No estaba en los planes de Amparo ir a vivir a Puerto Rico, y fue otro golpe fuerte porque esta vez tuvo que alejarse de sus hijos. Así como lo hizo en Colombia, tuvo que cerrar un capítulo de su vida en Estados Unidos para escribir uno nuevo en Puerto Rico.

 

Llegada a Puerto Rico

Aterrisa en el 2007, y se encontró con otra realidad y otro estilo de vida, ya que ella y su esposo no avanzaban a encontrar trabajo. Esto los llevo a comenzar a sembrar en el patio de su hogar, y hasta el día de hoy lo siguen haciendo.

Jamás en mi vida pensé a dedicarme a la agricultura. Jamás me vi trabajando en la agricultura porque en Colombia yo siempre viví en el pueblo, en una casa pequeña con patio pequeño.

Amparo y Miguel tienen una casa relativamente grande, con un patio enorme el cual utilizan para sembrar, hasta que el huracán María arrasó sin piedad lo que tenían de siembra, que disfrutaban en abundancia.

Por el paso del huracán María, la siembra en el patio de Amparo se encuentra en reconstrucción. (Foto por Erick Velázquez Sosa)

“Teníamos dos palos de aguacate, dos de guanábana, uno de acerola, tres de parcha, dos de guayaba, muchas matas de gandul, de plátano, banano y mangú. Teníamos mucho, lo que pasa es que el huracán se lo llevo todo.”

Parte del desastre que dejó María fue derrumbar el muro del patio de la casa de Amparo. (Foto por Erick Velázquez Sosa)

María no solo se llevó la siembra de Amparo, también le llevo las ganas de quedarse en Puerto Rico. Actualmente tiene planes de mudarse a los E.E.U.U. nuevamente para reunirse con sus dos hijos, y eventualmente volver a Colombia. La razón por la que no lo ha hecho es que en estos momentos de crisis en la isla, cree que nadie les comprara la casa, pero el momento donde todo se restablezca y puedan cerrar la venta, se regresa a los E.E.U.U. y luego volverá a su país natal, Colombia, donde comenzaron sus primeras experiencias de vida.

“Me acostumbre a correr. Nunca estuve segura de Puerto Rico, pero tampoco pensé que volvería a estar en la marcha, o corriendo como los locos de país en país.”

Erick Velazquez
Author: Erick Velázquez SosaEstudiante de la Universidad de Puerto Rico en Arecibo. Departamento de Comunicación Tele-Radial. Énfasis en Noticias y Multimedios

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