La enfermedad no es obstáculo para extender una mano

Publicado el Por Jaynnie Morales

 

Judith Vélez Román, presidenta del grupo de apoyo Ejército de Esperanza,  ofrece ayuda a pacientes de cáncer.

 

Por: Jaynnie A. Morales Rosado (jaynnie.morales@upr.edu)

Judith Vélez Román se dedica a la enseñanza de niños, es paciente de cáncer y fundadora del grupo de apoyo Ejército de Esperanza. Tiene 56 años y desea ayudar a personas que estén en la misma situación y que necesiten el apoyo que ella en algún momento no tuvo. La iniciativa es creada con el propósito de proveer ayudas en diferentes áreas, directamente a los pacientes de cáncer y lupus.

 

Enfermedad

Hace aproximadamente 17 años el cáncer linfoma no Hodgkin llegó a la vida de Judith e invadió su sistema linfático y todos los órganos cercanos. Dicha situación le cambió la vida tanto en su aspecto físico como en su manera de ver la vida.

“Este es uno de los cánceres más comunes en los Estados Unidos y representa alrededor del 4% de todos los cánceres”, según la Sociedad Americana de Cáncer.

 

El linfoma no Hodgkin es una de las causas de muerte por cáncer en hombres y mujeres en Puerto Rico. (Foto suministrada)

 

El cáncer llegó a aquejarla de modo desprevenido y sin la presencia de grandes síntomas. En momentos sentía unas leves molestias: se le hinchaban las piernas, tenía alergias en todo el cuerpo y mucha fiebre.

Al realizarle unas biopsias, una resultó positiva y así luego de varios diagnósticos, los médicos le hicieron el diagnóstico, que desde aquel momento ha decidido enfrentar como mujer de fe. Ha recibido el apoyo de su familia que para ella es lo primordial. De esa manera comienza una nueva etapa en su vida que la llena de mucho regocijo.

 

Surgimiento y labor de Ejército de Esperanza

Llena de gratitud, nos contó que fue criada en un ambiente familiar muy unido, lleno de valores y enseñanzas. Al ser la menor de 10 hermanos, ellos siempre han estado para ella sin objeción alguna. Sus padres siempre le inculcaron ayudar a otros sin importar qué, como también la educaron en la fe cristiana y a eso le debe la mujer que es hoy.

 

Judith Vélez junto a sus 10 hermanos y su madre en una reunión familiar. (Foto suministrada)

 

Un día tuvo un sueño en el quese veía con un grupo de apoyo y anclada en la idea de convertirlo en realidad, se dio a la tarea. Consideró que así como su familia siempre había estado para ella, debía hacerlo por otras personas. Gracias a eso en marzo de 2012 mantuvo su primera reunión con su grupo Ejército de Esperanza.

“Hay cosas que, cuando estás enfermo, no te atreves decirle a la familia por no causarle dolor, y si tienes una persona que te escuche, que te permita llorar en su hombro o que simplemente esa persona te abrace sin decirte nada, eso es suficiente».

Con ese propósito y gracias a lo que le inculcaron sus padres, es que Judith decidió organizar este grupo de apoyo, para proveerle a personas ayuda tanto económica y material, como espiritual.

Ejército de Esperanza cuenta con una oficina en la Plaza Pública de Castañer. Allí se reúnen sus miembros para organizar actividades, compartir u orientar a personas.

Aparte del grupo de apoyo, Judith participa en la celebración de una marcha anual llamada “Castañer se viste de Rosa”. En ella se realizan actividades para los pacientes y familiares y los fondos obtenido se destinan para las ayudas a los pacientes.

Imagen de la marcha «Castañer se Viste de Rosa» en el año 2014. (Foto suministrada)

 

Con gran satisfacción Judith nos cuenta que se siente sumamente feliz cada vez que logra ayudar en cierta manera a una persona. Dice que es maravilloso poder proveer ayuda, ya que se siente útil, y por otra parte, las personas a las cuales ayuda, comparten con ella su regocijo.

 

 Dificultades en el camino

No todo es color de rosa. Entristecida Judith nos explica que los fondos en ocasiones no son suficientes. La única ayuda económica que recibe el grupo de apoyo proviene de la marcha anual, las donaciones y algunas otras actividades. En momentos se les brinda la ayuda económica a los pacientes, aunque no de la manera que ella quisiera.

 

Su vida luego del grupo de apoyo

 “Cuando uno se reúne y comparte con esas personas que poseen la misma condición, uno se vacía, lloramos juntas, nos abrazamos, oramos unas por las otras y así somos fortalecidas”.

Ahora Judith tiene una familia extendida, personas con las cuales puede desahogarse y pasar buenos momentos. Asimismo, esta mujer es claro ejemplo de motivación para otros pacientes de cáncer y agente de cambio social. Vélez Román es una mujer llena de fe y por eso, día tras día le pide a Dios que, si en algún momento faltara, otra persona continúe con su labor.

Author: Jaynnie Morales

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