“La Universidad es algo que se hace, no un lugar donde se va”

Por: Dra. Sarah V. Platt, profesora del Departamento de Comunicación Tele-Radial, UPRA

(Imagen suministrada).

La búsqueda del conocimiento que ocurre en las aulas de los centros de educación superior cumple con la misión pragmática de lo que representa la Universidad, asegura Ramón Corrada, profesor jubilado de Ciencias Sociales, quien tras una participación activa en el Departamento de CISO de UPRA -de 1983 a 2006- hoy comparte algunas memorias de los mayores logros de esta unidad.

En una larga mesa rectangular se encuentran sentados dos profesores más de Ciencias Sociales: los licenciados Juan Carlos Puig y Juan Mercado Nieves, quienes junto a Corrada se remontan al pasado y al presente de su Departamento y hacen un recorrido para destacar los logros e iniciativas más relevantes.

Uno de los proyectos que más enfatizan es el Seminario Julio Ameller. Se trata de una iniciativa organizada por un grupo de profesores con un interés en común: la búsqueda del conocimiento. Los encuentros se producían con cierta frecuencia en los salones de la Universidad, con el motivo de discutir textos que les llamaban la atención. El grupo – en la década del 80- estaba compuesto por los profesores José “Pito” Rodríguez, Jaime Ameller, Francisco Catalá, Eumardo Martínez y Jaime Colón, la antropóloga argentina Marta Beckis y otros profesores “excelentes”, recuerda Corrada.

“Empezamos a leer a Foucault, a toda la filosofía, cuando a nadie se le ocurría que había que leer eso. Leíamos los textos y los discutíamos entre gente muy interesante. Se grabaron las tertulias con la intención de publicarlas luego”, recuerda Corrada, quien es doctor en Geografía de la Universidad Johns Hopkins. En la actualidad el proyecto originalmente llamado Seminario Julio Ameller continúa y es dirigido por la profesora Karen Entrialgo.

Inicio del bachillerato

“Una de las cosas que nos motiva, ya cuando habíamos regresado de terminar nuestros doctorados a finales de los 90 y principios de los 2000, era ir más allá de dar cursos básicos o de traslado. Nos motivamos a crear un bachillerato. Durante los años en que se estaba luchando por una autonomía, había un grupo de profesores que también luchaban por una autonomía –no solo administrativa- sino también una autonomía académica para poder desarrollar proyectos. Llegamos a ir hasta Sevilla; queríamos hacer proyectos de colaboración con la universidad allá. Nos llegaron a ofrecer facilidades en un poblado para crear un centro allá. Además, queríamos generar una autonomía fiscal para ser capaces de generar nuestros propios fondos y dirigirnos al área de investigación. Estuvimos en conversación con universidades en Colombia, en París…”, menciona Corrada.

Sin embargo, no todo fue color de rosa. El bachillerato se crea en el año 2001-2002 con mucha dificultad, en el sentido de justificar las posibilidades de empleo para sus egresados.  Se crean eventualmente dos bachilleratos como parte de este Departamento: Estudios Iberoamericanos y Psicología Industrial Organizacional, ambos en Ciencias Sociales.

El profesor Mercado enfatiza que “una de las particularidades del bachillerato que ofrece el recinto es que es en Ciencias Sociales, no necesariamente en Artes, sino en una disciplina académica con especialidad en Estudios Iberoamericanos o Psicología Industrial Organizacional.

En los inicios del Departamento, “uno de los propósitos fundamentales era liberarnos de las imposiciones administrativas para que cada profesor ejerciera su libertad de cátedra de la mejor forma posible. Antes, por ejemplo, había exámenes de Departamento, pero eso se liberó con la idea central que el texto era el profesor”, explica Corrada.

Asimismo, para nutrir a los docentes de la mejor manera posible, “insistimos mucho en que fuéramos a estudiar los doctorados. Casi todos entramos con maestría, excepto don Julio (Ameller)”, asegura.

Corrada recuerda los esfuerzos que se realizaron para desarrollar el bachillerato. “Yo tuve que hacer el estudio de necesidad de empleo y en el caso de Iberoamericano, cuando hago el análisis, lo que encuentro es que la mayor parte de empleos que se requerían para el área de Arecibo eran: perfumeros, empleados de farmacia, tiendas por Departamento…

Tuvimos una conversación bien interesante cuando fuimos a defender el programa frente a la Junta de Síndicos, que en aquel tiempo se llamaba Junta de Directores, y estaba Roberto Rexach Benítez, el primer director decano de Arecibo. Él fue quien nos cuestionó la posibilidad de empleo a egresados del Programa de Estudios Iberoamericanos en particular. Le dijimos que habíamos hecho los estudios de campo sobre demanda y empleo y le dijimos que teníamos profesores graduados de Salamanca con su doctorado, de Johns Hopkins y otras universidades de gran prestigio, especializados y que podíamos exportar todo esto. Los egresados podían luego continuar sus estudios graduados”, subraya Corrada.

“Inclusive llegamos a tener conversaciones con la profesora Celeste Freytes sobre la posibilidad de graduar nuestros alumnos en España. La idea era establecer convenios para que profesores de allá vinieran a Arecibo y viceversa y el grado se otorgase allá.”

El profesor Mercado recuerda otro obstáculo que enfrentaron para dar inicio al bachillerato. “Otro de los problemas- en términos generales- es que cuando se generó el documento para hacer esto en la Universidad de Pablo Olavide en Sevilla, ellos hicieron unos planteamientos sobre asuntos estrictamente legales y presentaron una contra propuesta. Se trajo y discutió la propuesta aquí en Puerto Rico con la doctora Celeste Freytes. Como hubo cambios en la dirección del Departamento y por alguna razón, ese documento se extravió. Entonces hubo cambio de gobierno.”

Viajes de estudio

En términos de exposición cultural para los estudiantes, el Programa de Estudios Iberoamericanos resultaba y sigue siendo muy atractivo.

“Parte del programa académico incluía un viaje de estudios para que los estudiantes de Estudios Iberoamericanos fueran a un destino con un profesor y ese proyecto se retomó ahora con el licenciado Puig. En términos generales, como estaba constituido primero era que se tratase de un curso obligatorio. La propuesta contenía asignaciones económicas importantes. Se dio en su momento, pero fue irrepetible”, expresa el profesor Mercado.

Los tres profesores recuerdan con nostalgia y alegría cada una de sus experiencias en el extranjero con grupos de estudiantes de Estudios Iberoamericanos.

 

En el receso de Semana Santa 2016, un grupo viajó a Bogotá y Medellín (Foto suministrada)

 

“El primer viaje lo da el profesor Saponara a Perú en el 2003. Luego con el doctor Corrada dimos un viaje a España, Portugal y Marruecos- heroico, con visitas previas… Se contactó por ejemplo a gente del parlamento español y del catalán que se interesó. ¡Fue un viaje realmente glorioso! Hicimos recorridos culturales, sociológicos y de urbanismo con profesores de allá (…) Nos llevaron a ciertos lugares de la ciudad para ver la coexistencia entre las distintas culturas que han habitado la ciudad. En Portugal coincidimos con la Copa Europa en el 2004…”, rememora Mercado.

En ese último viaje en 2004, los estudiantes de Estudios Iberoamericanos viajaron a España, Portugal y Marruecos. Un año más tarde otro grupo se marchó a Argentina y Brasil de la mano del profesor Jaime Colón. Los fondos provenían directamente de la Junta de Síndicos y los recorridos se organizaban durante el verano. Se trataba de una inmersión cultural intensa que duraba alrededor de 20 días.

El profesor Puig enfatiza que: “en la propuesta el curso luego se cambió de ser mandatorio a ser opcional.  En un principio se trataba de dos cursos. El primero era un preámbulo o preparatorio para el viaje y el segundo era el viaje en sí.”

Viaje de estudios a México a cargo del Prof. Juan C. Puig en abril de 2017. (Foto suministrada)

 

Los viajes siguen organizándose, aunque antes se llevaban a cabo los recorridos durante el verano y desde hace un par de años se organizan durante el receso de Semana Santa. Esto, por una parte, implica una reducción en cuanto al tiempo de viaje, aunque por otra, una reducción del costo. “En el 2015 volvieron a Perú con el profesor Carlos Altagracia y ya ahí se cambia la fecha de verano a Semana Santa. En el año siguiente voy yo con ellos a Colombia y hace unos meses dimos el más reciente a México”, expresa el profesor Puig.

Grupo del programa de estudios Iberoamericanos en Expo Perú, evento que se organizó tras el viaje a Perú en 2015 de la mano del Prof. Carlos Altagracia. (Foto suministrada)

 

El doctor Corrada insiste en la importancia de este tipo de experiencias para los estudiantes. “Así debería de ser la universidad: abierta al mundo. Nosotros en Sociales somos bastante… anárquicos”, dice con una sonrisa entre dientes.

 

Trabajos de investigación y creación

Además de los recorridos culturales al extranjero, el Departamento de Ciencias Sociales representa uno de los motores de investigación de UPRA. En términos de divulgación, una gran parte de tesis doctorales de la facultad se han publicado. El doctor Carlos Altagracia es uno de los facultativos quien publicó su tesis por medio de estos esfuerzos.

A modo de recuerdo, los tres profesores hacen mención de uno de los trabajos de creación más significativos del Departamento. Se trataba de un viaje de investigación que realizó el doctor Corrada junto a un fotógrafo profesional y el profesor Altagracia a República Dominicana y Haití para documentar los procesos de migración entre los dos países.

“Fue a través del CIC y financiado por la DECEP, que funcionaba como un pulmón para generar fondos. Se patrocinaban cosas interesantes, incluyendo ese proyecto. Recorrimos todo Santo Domingo y llegamos al mercado que divide República Dominicana y Haití. El proceso del movimiento del mercado se da los viernes y pasan 20 o 30 mil personas por el puente sobre el río Masacre. Los haitianos entran al mercado donde venden y compran; en ese momento las fronteras se abren tanto para los dominicanos como para los haitianos. La policía y el ejército están en la mitad (del camino) y dejan entrar a unos 300 a macanazos por la mañana; algunos de ellos van pasando poco a poco… Ahí entra y sale el que quiere. Sin embargo, a nosotros no nos dejaron pasar. El proceso de abrir las fronteras es muy interesante”, explica Corrada.

“A nuestro regreso hicimos un performance en UPRA. Contratamos a una agencia de medios para montar la exposición. El fin era publicar un texto de fotografías, publicar un libro tridimensional.”

Otra iniciativa de investigación lleva de nombre Adlantea y patrocinaba investigaciones para el beneficio de la Universidad. En el 1996 un grupo de profesores de CISO presentaron los hallazgos de sus trabajos en un congreso en Cuba.

Las mencionadas iniciativas forman parte del Centro de Estudios Iberoamericanos, uno de los proyectos más destacados del Departamento. El licenciado Mercado explica su función. “Servía por un lado para incentivar proyectos de investigación de la facultad, establecer mecanismos de intercambio entre conferenciantes y financiar proyectos similares a los del Seminario Ameller para el consumo no solo de profesores, sino también de la comunidad universitaria.


Invitábamos conferenciantes de fuera de Puerto Rico, de París, de Colombia… Servía para nutrir la comunidad universitaria de una exposición única porque el Departamento de CISO en ese contexto, en los proyectos que dirigía, no iban dirigidos solo a la formación de profesores y estudiantes, sino también a establecer enlaces de la comunidad.”

 

Proyectos actuales

En la actualidad se mantiene el Centro de Estudios Iberoamericano que ha permitido publicar distintas obras de peritos en el área de las Ciencias Sociales. Este trabajo hoy día, por ejemplo, se está divulgando en la Universidad de Barcelona y la Universidad Pablo Olavide en Sevilla, por profesores de CISO. Asimismo, en UPRA se han organizado diversas actividades culturales como conciertos de jazz y de otros géneros musicales, de libros y otros eventos culturales.

La revista cibernética Ermauta es otro proyecto que actualmente representa al Departamento, junto al programa de radio El sur también existe.

“Estábamos pensando qué nombre ponerle a la revista. No habíamos visto ninguna revista que tuviera el nombre de un mensaje. Amauta es técnicamente el mensajero de las deidades. Es la persona que lleva información a las deidades incas. Una de sus particularidades es que ofrece a los profesores de UPRA un espacio a divulgar sus proyectos, no solo a los profesores de CISO -sino de otros Departamentos- que traigan temas relacionados a las Ciencias Sociales. También hemos invitado a profesores de otras universidades de Europa y América Latina. Se financia con fondos institucionales y gracias a las descargas que se otorgan a los profesores”, expresa Mercado.

Por otra parte, el programa de radio se trabaja con una emisora comercial (1120AM) y lleva más de 10 años transmitiéndose los viernes por la tarde de modo ininterrumpido. El sur también existe, así se llama, en nombre de una canción de Joan Manuel Serrat.

Asociaciones estudiantiles

En el Departamento de Ciencias Sociales se respira cultura y desarrollo intelectual y creativo. Existen en la actualidad tres asociaciones estudiantiles que permiten a los futuros profesionales de Ciencias Sociales de UPRA desenvolverse en actividades extracurriculares. Estas son: las asociaciones de Psicología Industrial, Estudios Iberoamericanos e Investigación en las Ciencias Sociales, que mantiene seminarios de investigación. “Con motivo de la celebración de eventos, todos los años se organiza una agenda de eventos durante dos semanas enteras en honor a estas dos disciplinas”, expresa el profesor Puig.

Por su ubicación, el Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico en Arecibo siempre ha tenido un nombre peculiar. En el pasado se le ha llamado el campanario, el palomar y el olimpo- por estar ubicados en el punto más elevado físicamente del campus. En ese punto tan elevado es que produce el motor de mentes pensantes.

Precisamente esta es la visión que define la Universidad como algo que se hace, se crea y se produce- no únicamente un lugar donde se va. “Ese hacer en la visión tradicional se trata del conocimiento, aunque también es la comunidad que lo hace, formada por estudiantes y profesores. Crear ese sentido de la comunidad que cumpla con ese hacer”, concluye el doctor Corrada.

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Author: Colaborador/a de Tinta Digital

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