Historias que pasaron a ser leyendas urbanas

Estudiantes reunidos en el patio interior de la Universidad, década del 80. (Foto: Archivo histórico, Sala de Arecibo, Biblioteca UPRA).

Por: Neida Rodríguez, estudiante del Departamento de Comunicación Tele-Radial, UPRA

La Universidad de Puerto Rico en Arecibo, quienes muchos continúan llamando CUTA, es una institución educativa, aunque según una leyenda urbana, es también hogar de fantasmas.

Las leyendas urbanas son historias compartidas de forma oral entre varios individuos de una comunidad y generalmente, contienen elementos sobrenaturales. Tanto las paredes de la institución, como los estudiantes y David Muñoz, ex director de la asociación de teatro Guanín por dos décadas, han sido testigos de estas historias que tanto se comentan en la Universidad y que poco a poco se han convertido en leyendas urbanas. Estas anécdotas se encuentran a medio camino entre la realidad y la ficción, hasta llegar a convertirse en parte de la esencia del recinto.

Muñoz relata que la primera experiencia sobrenatural que presenció ocurrió en el teatro del recinto, junto al grupo de drama Guanín en un ensayo general. Los disturbios extraños comenzaron al año de dirigir esta agrupación en la universidad.

Transcurría una noche de ensayo en la que todo parecía fluir naturalmente, hasta que de repente la actriz principal le dijo a Muñoz: “Dile al guardia que deje de estar detrás de la columna porque me está distrayendo y me está asustando”.

Muñoz preguntó dudosamente: “¿Ahí está el guardia?” De repente ahí, parado frente al escenario pudo observar una silueta larga, con apariencia difuminada, algo extraño que no tenía apariencia humana. Fue en ese instante espeluznante que anunció “vamos a hacer una cosa, ¡vamos a parar el ensayo!”

Muñoz expresó que “siempre se sentía la presencia del ente durante el día antes de la presentación de la obra” y que daba la casualidad que constantemente se sentía la presencia en la tercera silla de una fila en específico. Durante los ensayos se podía escuchar las pisadas de alguien, lo cual era más extraño todavía porque el suelo tenía alfombras “y en el piso que tiene alfombras no se escuchan las pisadas”, dice Muñoz.

A principio, todos ignoraban el hecho de que realmente había algo misterioso en el teatro, hasta que se convirtió en un problema que llevó a la cancelación de los ensayos nocturnos. Más tarde, un alumno del grupo de drama comenzó a retar al espectro y de modo inexplicable, una de las puertas del Teatro se abrió, golpeando en la cabeza al estudiante. Así relata David el incidente que aconteció con uno de los actores.

Estudiantes en el vestíbulo de la Universidad, 1975. (Foto: Archivo histórico, Sala de Arecibo, Biblioteca UPRA)

 

En otra ocasión, una de las integrantes de la agrupación trajo a su hija a uno de los ensayos. La niña comenzó a jugar con su papá y se escondía en distintas partes del Teatro, pero de pronto el padre de la pequeña, se sentó al lado del resto del elenco de la pieza teatral. Los integrantes no se dieron cuenta que el padre de la niña se había sentado y solo se enfocaron en ver a la niña muy alegre, corriendo alrededor del Teatro.

De repente, lleno de curiosidad, el director le preguntó “¿Con quién tú juegas?” y ella replicó, “con mi amigo”. Los estudiantes se quedaron asombrados y Muñoz rápidamente preguntó “¿y cómo es tu amigo?”. La niña velozmente respondió “él tiene una barba larga blanca”. Como si fuese casi un reflejo, le preguntaron “¿dónde es que está sentado?” y ella contestó “pues allí” y señaló la silla que todos temían que fuese.

Ese momento fue una señal que les indicó que evidentemente era momento de irse. La niña insistió que quería despedirse de su amigo y David simplemente indicó, “nos vamos”.

 

Logo oficial de la asociación Guanín. (Foto: Archivo histórico, Sala de Arecibo, Biblioteca UPRA)

 

No solo el ex director de teatro, las paredes del CUTA y los estudiantes fueron testigos de los eventos tenebrosos del recinto, sino también algunos guardias de seguridad. En una ocasión, pasada la medianoche, llegaron a toparse con una mujer desconocida vestida de blanco. Intentaron conocer su paradero, pero al preguntarle, “traspasó” una de las columnas del vestíbulo, desvaneciéndose sin más.

Los orígenes sobre la historia de la mujer vestida de blanco se remontan a decenios atrás. Según cuenta la historia, una pareja adinerada vivía en el edificio donde se encuentra el taller y todo comenzó cuando la mucama de esta familia se enredó en la manguera de la casa y pereció ahogada en la piscina de la casa.

Aunque haya pasado tiempo de este acontecimiento, muchos aseguran que todavía se escuchan pisadas y que el aroma del perfume de la mucama se percibe cerca del vestíbulo y del teatro, específicamente cuando hay poca presencia de personas y en las noches.

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Author: Colaborador/a de Tinta Digital

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