La anarquía disfrazada: un país con leyes y sin orden

Cerca de 60 casquillos de bala fueron encontrados en la escena del crimen más reciente donde dos jóvenes (de 20 y 25 años) fueron asesinados. En un vídeo de cámara oculta se ve claramente que este crimen fue premeditado y planificado. Vale hacerse la pregunta: ¿cómo en un país donde la criminalidad (ya sea a costa de la vida o de la cartera) es la orden del día, aún existen personas que se asocian con el bajo mundo? Y no hablamos de que esta sea la única razón de asesinatos en el país, pero sí una de las que más pondera en el total de muertes en la isla, que con este doble homicidio, aumenta la cifra a 119 asesinatos en el área de San Juan y 444 en el país en lo que va de año.

La Ley Número 197 que enmienda al Artículo 83 de la Constitución de Puerto Rico, advierte que es compromiso del gobierno combatir la criminalidad “para devolverle a las comunidades puertorriqueñas la libertad y la paz”. Sin embargo, esta Ley (creada en 1997) me deja la incógnita: ¿por qué siguen habiendo tantos asesinatos? ¿Qué está haciendo el gobierno y qué plan está trabajando la Policía de Puerto Rico para contrarrestar esta alta incidencia?

La razón por la cual se creó la Ley 197 fue porque en 1996 se vio la más alta cifra de asesinatos en el país sumando 800 homicidios al final del año. Pero ¿para qué sirvió esa Ley? En el 2008 aumentó la cifra a 868 personas asesinadas, 68 más que 12 años atrás.

Quedamos en la nada cuando las opciones son exageradas pero los resultados son escasos. De nada sirve la ley si quien la profetiza y ordena no lleva en sí el sentido de propiedad y seguridad que cada ciudadano merece. ¿Cuántos casos hemos visto de personas que han sido encarceladas por años siendo inocentes? Y de la misma forma, ¿cuántos criminales continúan a la libre, en la calle, haciendo y deshaciendo como quieren y sin ser intervenidos por las fuerzas policiales? Aún sufrimos tantas muertes que, aunque no han sido cercanas, las hemos hecho parte de nosotros porque se han quedado sin justicia, como el caso del niño Lorenzo quien, a casi diez años de su muerte, aún solloza en su tumba por aquella noche en que trágicamente perdió la vida a manos de quién sabe quién, y bajo qué condiciones.

¿Sabía usted que el diario BBC NEWS publicó que somos uno de los territorios de Estados Unidos con más asesinatos y no muy distantes de la realidad en México? ¡No, mi gente! No podemos permitir que la justicia siga siendo pisoteada y manipulada en un país de gente buena y con tantas cosas positivas que ofrecer. Más allá de un inocente hasta que se pruebe lo contrario, se debería aplicar ese método que aquí es un poco arcaico: Culpable hasta que se pruebe lo contrario. Porque sabiendo lo que le espera, probablemente muy pocos serían capaces de arremeter contra la vida de otro. Es por lo mismo que la ola de homicidios sigue en creciente: el asesino sabe que con poca suerte, aún saldrá bien librado.

Es necesario cesar con el crimen; debemos lanzar un grito de auxilio dentro de la incertidumbre en que se vive. Y sí, reforzar también las fuerzas policiales; no solamente con personas físicamente capaces sino también con candidatos de alto intelecto para llegar al fondo de la noticia – como bien dice Luis Francisco Ojeda. No podemos quedarnos de brazos cruzados cuando el país se nos viene abajo. Hoy por hoy, más que gobernados, pareciéramos vivir bajo el incesante yugo de una anarquía donde ni la Constitución nos da seguridad, ni paz, ni libertad.

Author: Santia Marrero

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