Elecciones en Puerto Rico: el punto de vista de un universitario, Parte II

(Foto suministrada)

Por: Cristian Hernández (cristian.hernandez3@icloud.com)

La baja participación electoral y el manejo de la deuda fiscal son dos de los temas que más definirán los resultados de las #EleccionesPR2016, según analiza Cristian Hernández, presidente del Consejo de Estudiantes de la UPR Arecibo.

Como es de observar, en las primarias hubo una disminución en participación electoral. Cuando se observan los números de la primaria del PNP, se puede distinguir la enorme diferencia en comparación con primarias pasadas. Por decir un ejemplo: Luis Fortuño (445,026) duplicó el número de votos que Pedro Pierluisi (228,498) y Ricardo Rosselló (239,202) hace 8 años.

Comparando la primaria de Comisaría Residente del PPD del 2016 (160,641) con la anterior a la Comisaría en el 1999 (508,673), la baja es considerable, lo que significa que aún en las candidaturas más importantes, los seguidores no se animaron a salir a votar.

En el caso de los populares hay una tendencia histórica de no salir a participar en las primarias. Con todo y eso, el número es muy pequeño y al mirar sus opositores, estarían desesperados. Ahora fíjense bien, la historia primarista del PNP es una de mucha participación, pues se estimaban más de 750,000 electores como en el 2008 y llegaron a 472,508 votantes.

Además, hay unos datos históricos que se deben repasar y más cuando en Puerto Rico han ocurrido unos eventos electorales excepcionales. Un caso reciente fue la elección del 2004, cuando Pedro Rosselló se pronosticaba como gobernador reelecto por una ventaja significativa y el resultado fue otro sumamente cerrado, debido a su mala proyección ante el pueblo, causando el tercer gobierno compartido en Puerto Rico con consecuencias fatales para su economía.

Otro suceso que marcó la política puertorriqueña fue la elección de 1980, la más cerrada de la historia hasta ahora con 3,037 votos de diferencia. El evento provocó un gobierno compartido marcado por implicaciones de fraude electoral, un apagón masivo y con un gobernador electo proclamado en la noche para despertar con otro gobernador proclamado en la mañana. La elección pasó a ser la más sospechosa históricamente.

Por último, al salir del entorno local, es posible observar en otros países latinoamericanos, patrones similares al de la actual contienda electoral puertorriqueña. Por un lado, se encuentra el caso de Juan Domingo Perón, un militar que contrajo nupcias con Evita Perón, una estrella de matiné que ayudó a organizar su campaña y ganó popularidad entre las mujeres y los sectores pobres.

Igual sucedió con Manuel Velasco y Anahí en Chiapas, México, un gobernador famoso de la mano de una mujer que acapara la atención de los medios. Por el otro lado, está la experiencia de Keiko Fujimori, candidata a la presidencia de Perú, que marcada por la sombra de su padre Alberto, un ex-presidente convicto por actos de corrupción, perdió los comicios por un margen de 0.25%.

La pregunta a realizar no debe ser a quién se parece, pues es evidente, sino ¿qué decidirá el pueblo hábil para votar? ¿Quién será el campeón del juego?

Por más simulacro democrático que aparenta haber, la dictadura tutelar ha sido impuesta, y están nombrados siete gobernadores en este Macondo de la vida real.

Ante esta incertidumbre, es mejor reflexionar en una frase del tema interpretado por Marco Antonio Solís, ¿A dónde vamos a parar?

Tendrán una dosis importante de responsabilidad los electores. Después de todo, el premio nobel colombiano Gabriel García Márquez advierte que “las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra”.

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Author: Colaborador/a de Tinta Digital

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