Trabajar para vivir, no para enriquecerse

Thomas y Judith, residentes de San Sebastián quienes llevan 22 años administrando su negocio de comida.

Por: Fransheska Fuentes (fransheska.fuentes@upr.edu)

En una esquina al final de la calle Ruiz Belvis en el casco urbano de San Sebastián del Pepino se localiza un pequeño establecimiento de comida. “El negocio de Thomas y Judith” como es conocido, fue fundado por Thomas de Jesús Román Román y su esposa Judith María Rodríguez, para el año 1994. El propietario aún conserva su sentido del humor en todo momento pese al contraste que denota en su semblante los muchos años de labor. Con una sonrisa dibujaba en su rostro, el lareño afirma que es el amor por las personas lo que le brinda el soporte para continuar. Mientras, su esposa quién es fiel devota, revela una mirada fuerte pero a la vez se caracteriza con una simpatía con la que se dirige a sus clientes. A pesar de ser de los pocos negocios en el área, la pareja sigue luchando por sobrevivir ante el cierre de comercios en el municipio.

“El pueblo se ha muerto, antes nosotros vivíamos de esto y nos daba para guardar, ahora solamente nos da para subsistir, comer, pagar agua y luz”, confesó Judith

A lo largo de toda la carretera que rodea al municipio de San Sebastián, decenas de establecimientos han cerrado. Los comerciantes aseguran que esto ha sido el principal motivo para el descenso en sus ventas y reconocen que la mayoría de sus clientes son los funcionarios de la municipalidad.

“Yo brego por aquí con el gobierno en la semana que es el que está en el pueblo porque ya no hay tiendas”, agregó la propietaria

¿Cuál cree ha sido la clave para la subsistencia de su negocio?

Judith–  Nos hemos mantenido porque no es lo mismo pagar  $1.85, que pagar $18 por una comida más propina. El pueblo se murió; si vas y le das una vuelta al lugar, nosotros somos los únicos que estamos aquí con un carrito de hotdog.  Aún estamos  pero es porque ahora no tenemos muchas deudas porque sino ya no hubiéramos podido bregar con el local. Los negocios te dan para vivir, para comer y para el diario vivir.

¿De qué manera les ha afectado la crisis económica de Puerto Rico?

Judith– Nos ha afectado demasiado. Yo estudié Contabilidad y estoy al día cómo va el país, de esto depende esto. Los precios han subido y hay que estar buscando especiales. Antes tú te ibas con 200 artículos y traías una compra completa, ahora necesitas  500 para poder hacer una compra. Si yo me gano 1,500 semanal, si acaso 250 me sobra, el resto es inversión.

Lo que generábamos años atrás es mucho en comparación con ahora. Pero no trabajamos para hacernos ricos, trabajamos para vivir. Tenemos presente que se trabaja para coexistir no para tener mucho dinero. La economía está mala, lo que pasa es que cada ley que viene y te implanta el gobierno es para pagar, ahora viene el IVA, con el IVA todos los negocios van a cerrar. Casi todos los negocios que han cerrado en esta área  es porque los han multado, yo conozco de 10 negocios.

¿Actualmente qué obstáculos han enfrentado?

Judith- Las trabas que te pone el gobierno, te vienen a amedrentar. He recibo fuete del gobierno y del alcalde,  pero me he defendido, el gobierno quiere que yo tenga el negocio como si fuese turístico y yo no puedo porque eso cuesta. Han venido a intentar multarnos, pero les enseñamos que tenemos todo al día. Pagamos patente y todos los permisos están en orden.

Los comerciantes  también le atribuyen su larga trayectoria en El Pepino al buen trato que tienen con el comprador. El diálogo con el consumidor para ellos es indispensable. Estos enseguida entablan una conversación muy amena con sus compradores. Afirman que los clientes hasta le cuentan sus problemas. Muchos pasan, saludan y hasta se detienen en sus vehículos solo para cordialmente saludarlos.

Judith– Complacer al cliente es lo más importante. Si atiendes bien al cliente, regresará. Para mí, los niños son primero. Tengo que complacer a los niños. Que nadie se vaya molesto. Yo no tengo un negocio, yo tengo un compartir.

¿Cuál es la filosofía de su negocio?

Judith- No puedo ver el hambre. El hambre del mundo me mata. Hace algún tiempo vino una niña con sus dos hermanitos, preguntó cuánto cuesta un hotdog le dije uno sesenta y cinco, vi que no le alcanzaba y se lo dejé en menos. Entonces, ella se sentó con sus hermanitos y los dividió entre los tres. Eso me partió el corazón, nosotros no dejamos a nadie sin comida. Muchos adictos y deambulantes vienen  y les damos comida. Pórtate decente y te damos comida. Nadie se va de aquí sin comer.

¿Proyectan continuar trabajando en el negocio?

Judith-Sinceramente ya estamos para retirarnos, pero no lo dejamos por las personas. Él tiene 61 y yo 63 y nos han hecho cateterismo a los dos. Pero él necesita este negocio, es su vida. En un momento la guagua se dañó y no pudimos trabajar un mes y en ese tiempo él (Thomas) estaba mal, pensativo; el necesita estar trabajando, ya son muchos años. Reduciremos los días a tres pero continuaremos.

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