|Opinión| Mi ombligo no es una invitación

Por: Krystal Soto (krystal.soto2@upr.edu)

Hace unos años me encontraba en un culto religioso que iba dirigido a jóvenes. A mediados de la reunión, se levantó una mujer a hablar y recuerdo escucharla por al menos una hora. Cuando finalizó la reunión, nos hizo una breve invitación a un día de juegos. Perpleja y en una pieza reaccioné cuando nos advirtió en un tono cómico y como si de una parodia se tratara, que evitáramos mostrar el ombligo ese día. “Chicas, recuerden que hay que cuidarnos, así que por favor, vamos a analizar lo que nos ponemos. Ya saben que, si al levantar las manos, la camisa muestra parte del abdomen, no te la puedes poner; porque recuerden que habrá hombres ese día”. 

Mientras, yo solo me preguntaba, ¿cómo es que hay tantos comentarios machistas disfrazados de solidaridad hacia las mujeres? 

En este punto era evidente que ciertas conductas machistas y doctrinas religiosas provocaron que esta mujer justificara la falta de respeto hacia las mujeres, privación a su intimidad y desigualdad con el cuidado a la vestimenta. 

A esta mujer jamás se le hubiese ocurrido pensar en cómo a las mujeres allí presentes y a mí nos sentiríamos que hasta nuestra manera de vestir quieran controlar con el único argumento de que cuidarnos nos corresponde a nosotras. 

Y es que estos mismos comentarios y conductas machistas con falsa solidaridad son las que dan luz verde a muchos hombres para acosar, violar, hostigar e intimidar a una mujer solo por su forma de vestir, hora o lugar en el que se encuentran. Se le está dando lugar a que hombres no tengan control de sí mismos, puedan atentar contra la intimidad de una mujer y que aun así se les justifique y defienda.

Me recuerda al caso de agosto del 2020 en el que una mujer no identificada fue violada por cinco hombres en un parque del pueblo de Añasco. Ella había conocido a los agresores a través de una aplicación web. Ya estando en el parque, la víctima dice haber sentido un dolor de cabeza muy fuerte, aparentemente perdió el conocimiento y al levantarse, se encuentra con que los cinco hombres la estaban violando. Y al hacerse pública la violación comenzaron los comentarios de “Ella se lo buscó, ella los provocó porque ¿Qué hacía una mujer sola con cinco hombres? ¿Qué hacía a esa hora en un parque? ¿Por qué estaba con desconocidos? 

Y ahora leyendo todos esos comentarios, pregunto, ¿el salir a la calle con una camisa que muestre tu ombligo, da el derecho a no ser respetada? ¿El salir sola de noche y tener alcohol en tu cuerpo es una invitación a ser violada? 

(Imagen suministrada)

Bien he visto cómo este gobierno patriarcal, machista, misógino, homofóbico, racista, clasista y xenofóbico es gran parte del problema al igual que las doctrinas religiosas que en casos de violación, actos lascivos, violencia doméstica, acoso sexual y acoso laboral el sistema no funciona, al contrario, se inclina a favor del agresor, culpabilizando a la víctima.

De qué manera se explica que en pleno siglo 21, aún hay que luchar por derechos, igualdad, equidad y respeto hacia la mujer ¿cómo más se pide que ya no nos maten ni nos violen? 

Según el Observatorio de Equidad de Género en Puerto Rico, lo que va de año han sido reportadas 187 violaciones, lo que representa un promedio de cinco violaciones por día con un total 59 feminicidios. El pasado mes de julio, el gobernador Pedro Pierluisi decretó una extensión al estado de emergencia ante el aumento de violencia de genero y feminicidios. Sin embargo, por lo visto, a pesar de este esfuerzo no se han establecido mejoras de prevención y erradicación de esta conducta, ya que los casos de feminicidios en la Isla ya superan los del año pasado.

Es hora de que tomar acción y cambiar este sistema. Necesitamos educación con perspectiva de género en nuestras escuelas, educación sexual a todos los niveles, un sistema legal justo en el que no se culpabiliza a la víctima y provean recursos y ayuda profesional. Se necesita un sistema que no esté únicamente basado en la represión o el castigo de la cárcel, sino en la rehabilitación y la enseñanza.

Es hora de tener un sistema que deje de marginar, humillar, ignorar y despreciar a las mujeres. 

Urge un cambio y es ya. Las mujeres necesitamos libertad.

Como dijo la revolucionaria y feminista arecibeña, Luisa Capetillo: “la mujer como factor importante de la civilización humana es digna de obtener toda libertad”

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Author: Colaborador/a de Tinta Digital

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