Por: Miryel Orama (miryel.orama@upr.edu)
Se dice que la autoestima es lo que define a cada ser humano, pero, ¿cuál es la influencia que tienen las madres sobre la imagen que tienen de sí mismos los jóvenes? La madre es en la gran mayoría de los casos, la figura más predominante en la vida de los niños. No es de dudar que la relación que mantiene el joven con su progenitora y el carácter de ésta, contribuya al nivel alto o bajo de la autoestima de su hijo.
Antes de contestar estas premisas es necesario definir, el concepto autoestima y lo que implica. Damián S. García Díaz, estudiante de psicología y periodista del diario deportivo Vavel, expresa que a pesar de un sinnúmero de estudios que se han realizado sobre este tema, aún no existe una definición aprobada y exacta sobre lo que significa en realidad. Sin embargo, menciona que: «el aspecto en que sí parece coincidir toda persona que trata de definir este peculiar concepto es en catalogar la autoestima cómo una percepción que tenemos de nosotros mismos».
Introducción
Existen dos vertientes de estudios relacionadas a la autoestima: una se inclina al carácter cognitivo, y la otra hace referencia al carácter afectivo del ser humano. Es por esto que en este reportaje les llevaremos de la mano para conocer la historia de dos jóvenes que han decidido contar sus historias para probar si de hecho, la autoestima tiene alguna correlación directa con la relación materno-filial. La primera historia es de un chico, que por razones de confidencialidad- ha decidido llamarse Johan. Decidimos elegir a Johan, pues a pesar de ser una persona muy extrovertida y amigable entre sus compañeros, una vez rodeado de su familia, sobre todo su madre- noté como su personalidad daba un giro de 180 grados. A través de la historia de este chico investigaré si es cierto que la figura maternal juega una pieza fundamental en el autoestima de los hijos.
¿Quién eres con tus amigos?
Soy Johan. Es increíble ver cómo los amigos hacen que uno sea tan feliz, animado. Cuando estoy con ellos siento que puedo ser yo, reír, gritar, hacer chistes y vacilar. He llegado a un punto en el que pienso que estar con ellos es mucho mejor que estar en casa aburrido, solo. Solo entre mucha gente. Y de estar en casa, las redes sociales se han convertido en mi refugio. Hablar con personas que no conocen tus problemas a veces resulta la mejor opción. Pero es ahí donde te das cuenta de que quizá esa persona pasa por una situación similar a la tuya y todo lo que te dice lo está fingiendo. Es un círculo vicioso entre el más que miente.
¿Eres la misma persona cuando estás con tu familia?
La vida puede ser difícil cuando tu familia no te permite ser quien eres. Llegas a tu casa y además de escuchar peleas tienes que hacer exactamente lo que te pidan. Estar subyugado a cumplir un mandato y ver que el resto no hace nada, te hace sentir como si estuvieras fuera del núcleo familiar. Como si no importara nada de lo que sintieras. Pero para mí, era algo común que pasaba en todas las familias. Pensaba que tanto trabajo los hacía estar de mal humor todo el tiempo. Cuando salíamos a los comercios todo era placentero. Tenía la mejor vestimenta, el mejor teléfono, el mejor plasma, los mejores juegos; todo a simple vista parecía ser de un cuento. Pero, la felicidad ¿dónde estaba?
Buscando amor para tapar heridas
Todos los días era una rutina; me levantaba, me sermoneaban, iba a la universidad, era Johan, conocía chicas, intentaba conquistarlas, me quedaba en el “friend-zone”, y regresaba a casa. Me había cansado de la situación y pensaba que conquistar chicas por la red resultaría más fácil porque podía dejar de ser Johan y convertirme en quien quisiera. Mas no resultaba. Llegué a pensar que me quedaría solo. Pero conocí a una chica. Una muy especial, inteligente, con una gran sonrisa, amable, respetuosa, pero sobre todo altanera. Era lo que yo quería. Una que no se dejara controlar. Durante días almorzábamos juntos y compartíamos nuestras experiencias, entonces mis preferencias habían cambiado. Ya mis amigos no eran mi primer plano. Mi mundo giraba en torno a ella- de hecho- mi mundo era ella. Cuando por fin decidí pedirle que fuera mi novia, fue el comienzo de esa felicidad que buscaba. Ya no importaba nadie. Nada.
El amor no siempre es la solución
Ella era dulce, mas todo lo que reflejaba con su familia a mí me amargaba. Sentía celos, rabia. Ella era el centro de una familia de cinco en los que todos eran distintos; pero ella tenía algo que hacía que todos la amaran. No sé si era ella, o si así realmente eran así todas las familias y eso me molestaba. Creé una envidia que consumía el amor que tenía hacia ella. Ah, pero ella era altanera, ¿recuerdas? Un día de mala gana pregunta que por qué me sentía tan mal cuando ella era feliz con su familia, que ella era así y que eso era lo normal para ella. Fue ahí donde descubrí que todo lo que había creído, lo que había vivido, estaba errado. ¿Por qué sentir envidia cuando se supone que eso es lo que sucede en todas las familias? Me había cegado y ella con el coraje que sólo una persona que ama tendría, me ayudó a salir de ese sentimiento. Me llevó de la mano. Y me hizo entender que necesitaba ayuda.
El rescate
Cuando decidí ir a la psicóloga ella secundó que efectivamente tenía baja autoestima debido a la dictadura a la que había sido sometido en mi hogar. Mi madre nunca me pegaba, pero sin duda alguna, yo sentía terror hacia ella. No era normal. Sus alaridos habían logrado acobardar todo apego que existía de mí hacia ella. La amaba, pero no sabía cómo demostrárselo porque había un abismo entre nosotros que lo impedía. Ella me desconocía y yo- al igual- era incapaz de reconocerla. Luego de varias citas con la psicóloga, descubrió la raíz del problema. Todas las mujeres de la familia- excepto mi bisabuela- habían sido educadas con rudeza y bajo el materialismo. Donde nada importaba mientras se tuviera lo que se quisiera (posesiones). Vivíamos de las apariencias. Y eso, evidentemente, no es suficiente para ser feliz.
Johan había tenido la peor experiencia. Las influencias de toda su familia- especialmente de su madre- habían moldeado a un joven tímido, dependiente, inseguro, incapaz de tomar decisiones y no sabía lo que quería para su futuro. Sin embargo, con la ayuda de sus amigos, su pareja y su psicóloga, ha logrado completar estudios universitarios exitosamente. Lamentablemente, su situación familiar continúa igual y Johan persigue la esperanza de que esto cambie. Empero, no todas las influencias que puede causar una madre en un joven son negativas. Hay casos en el que una madre- siendo comprensiva, amable y respetuosa- consigue que sus hijos sean autos-suficientes y de una autoestima favorable. Kim (pseudónimo), una joven confiada, respetuosa y amable, asegura que toda su forma de ser se la debe a su madre, aunque hay factores externos que también aportan a su personalidad. Su historia la presentaré a continuación.
Contraparte
Definitivamente, los padres tienen mucho que ver en el desarrollo de los jóvenes. Mi familia es compuesta y algo complicada, pero disfruto los fines de semana con mi padre como es de costumbre. Mi madre en vez de llenarme de inseguridades, siempre me decía que ellos me amaban, aunque estuvieran separados y que igual sería feliz con los dos. Para mí esto fue lo que me llenó de energías y de amor. Siempre escuchamos como hay mujeres que utilizan a sus hijos para desquitarse con los padres, así que creo que en gran medida eso me ha hecho quien soy. Mi madre siempre logró que tuviera confianza en mí misma, pero persistía en mantener el respeto hacia los demás. Esas fueron las bases que me hicieron crecer como persona. Mi madre decía que cuando alguien tiene una autoestima demasiado alta tiende a faltar el respeto y por eso me inculcó que, aunque debía tener confianza en mí, tenía que respetar a los demás. Todo su amor y su compromiso para conmigo lograron que llegara a sentir cariño y respeto por los demás.
¿Existe una correlación directa entre la autoestima y los familiares?
Al introducir este reportaje comencé con una interrogante muy importante, ¿cuál es la “influencia” que tienen las madres sobre este concepto (autoestima)? En un artículo titulado: “Prácticas educativas familiares y autoestima” desarrollado por Julia Alonso García y José María Román Sánchez, afirman que existen análisis estadísticos que confirman, entre otras cosas, la correlación entre el estilo educativo familiar y la autoestima de los hijos. Desafortunadamente, no se ofrecen más detalles sobre estos estudios, ni cuál es la relación real que existe entre estos dos factores. Al investigar sobre el tema descubrí que, a pesar de que existen muchos estudios sobre la autoestima, no se han constatado hallazgos concretos sobre las causas y efectos de la misma.
Importancia de la autoestima
No en vano se comenta que, si no crees en ti mismo, nadie logrará hacerlo. La autoestima es uno de los más fuertes pilares de la personalidad y le permite al joven descubrirse y amarse a sí mismo. Es por esto que los padres deben dedicar tiempo para ayudar a sus hijos a que la desarrollen. Sobre esto el fallecido psicoterapeuta Nathaniel Branden expresa: «La autoestima positiva opera en el sistema inmunológico de la conciencia, otorgando resistencia, fuerza y la capacidad de regeneración. Cuando la autoestima es baja, nuestra capacidad de enfrentar las adversidades de la vida, también bajan. Nos caemos frente a las adversidades y nuestro sentido de propio valor disminuye. Nos dejamos influenciar por el deseo de evitar el dolor, en vez de experimentar alegría. Todo lo negativo tiene más influencia en nosotros, en vez de lo positivo.»
Demostrando que la autoestima es la fuerza que guía a los seres humanos, de ahí proviene nuestro coraje ante la vida. La autoestima es importante en todos sentidos. Sin ella tendríamos trastornos mentales y la afección que sentimos por nuestro ser disminuiría, por consiguiente, no podríamos querer a otros de una manera sana.
La autoestima positiva es importante porque cuando las personas la experimentan, se sienten bien y lucen bien, son efectivas y productivas y responden bien a los demás. Responden a ellos mismos saludablemente, en forma positiva y pueden crecer y cambiar. Ellos saben que pueden ser amados y son capaces de mejorar. Se ocupan de ellos mismos y de los demás. No necesitan humillar a los demás para sentirse bien.
Y en este caso no puede estar más claro que el amor y el apoyo, sobre todo maternal, juega un papel importante en la vida y la autoestima de un niño en desarrollo.
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