De la cancha al laboratorio: La trayectoria inspiradora de Jan Vázquez

De ser un pro en la cancha de baloncesto, a ser un pro en el campo de la medicina, Jan Vázquez es uno de los tantos héroes que tiene nuestra isla. A su corta edad, es uno de los pocos Tecnólogo médicos que hay en Puerto Rico, enfocado en brindar un servicio único para ayudar a sus pacientes.

Periodista: ¿Siempre quisiste ser Tecnólogo Médico o fue algo que te interesó después?

Jan: “Yo estaba en high school, en grado 12, y tenía pensado irme a Estados Unidos porque tenía una beca para jugar baloncesto, pero ya había estudiado en Estados Unidos anteriormente, así que en realidad no quería volver, aunque sentía que debía hacerlo. En ese mismo tiempo, la Inter de San Germán me ofreció una beca, y yo más o menos tenía pensado lo que quería estudiar, algo relacionado a laboratorio, y solo lo ofrecían en Inter Metro o San Germán, así que decidí ir a San Germán.”

P: ¿Y el baloncesto? ¿Llevas toda tu vida jugando ligas de verano y otros torneos?

J: “Mano, sí, desde los 8 o 9 años, toda la vida. De hecho, aún juego en la ‘Liga Puertorriqueña’, y empiezo el mes que viene; estoy jugando con Isabela.”

P: ¿Cuándo te empiezas a dar cuenta de que eres mejor que el promedio?

J: “Pues, desde bien nene ya sabía que era bueno, no es por sonar arrogante, pero ya con 12 años estaba en la Selección de Puerto Rico, y pues ya ahí estás entre los 12 mejores del país. Estuve con 12, 14, 16 y 18 años en la selección.”

P: Acá en Puerto Rico, la estatura es algo que falta en los equipos. ¿Tuviste algún problema al ser más alto de lo normal y que te forzaran a jugar en una posición de abajo que pudiera afectar tu desarrollo?

J: “Yo tuve la bendición de tener un coach que nunca quiso que jugara abajo y me incitó a jugar de guard. Hasta el sol de hoy, todavía juego de guard.”

P: Muy importante. He visto carreras tronchadas porque ven que el nene mide 6 pies y rápido lo quieren poner abajo, y luego no desarrollan el dribble, o algunas mañas importantes. ¿Tú también viste cosas así? ¿Prácticas o técnicas de algunos coaches es que hayan afectado a jugadores?

J: “Pues sí, mira, una práctica que vi mucho era que los niños que se desarrollaban más rápido físicamente dominaban la liga simplemente con su físico, pero nunca desarrollaban destrezas. Más tarde, cuando todos maduraban y tenían un físico similar, ya no destacaban. Esto pasaba porque los coaches, en vez de preocuparse por desarrollarlos, los utilizaban para ganar.”

Jan indaga en el problema que existe en torno al baloncesto en Puerto Rico.

Jan Vázquez explica el problema en el desarrollo del baloncesto Puertorriqueño

P: ¿Y crees que esto es un problema que solo pasa en ligas de verano o entornos menos profesionales, o lo llegaste a ver también en niveles semi-profesionales o profesionales como lo son los colegios, por poner algún ejemplo?

J: “Sí, lo he visto. Sinceramente creo que el problema que tenemos en Puerto Rico en el basket, es que jugamos demasiado.”

P: Volviendo un poco a la Selección Puertorriqueña, ¿esto era un sueño? ¿Cómo te sentías representando la bandera?

J: “Mano, a mí me encanta viajar. De hecho, antes de estar en la Selección, yo nunca había salido de Puerto Rico, e ir a sitios donde había pobreza extrema fue impactante para mí. Creo que esa es una de las experiencias más brutales que he tenido: ir a lugares remotos y compararlo con todo lo que teníamos nosotros, mientras allá no había nada. Llegué a viajar a República Dominicana, México, Cuba, diferentes estados de Estados Unidos, a China, Indonesia, muchas partes del mundo, donde uno se lleva experiencias muy bonitas.”

P: De todos estos países que visitaste, ¿cuál es el que más te impactó? ¿Alguno que te haya hecho pensar “lo tenemos muy bien acá en Puerto Rico”?

J: “El país que más me impactó yendo como niño fue México, -Ciudad de México- para ser específicos. Nosotros teníamos que caminar de 40 a 45 minutos desde el hotel donde nos estábamos quedando hacia la cancha, porque el tráfico era tan exagerado que era más rápido ir a pie que en carro. En ese trayecto se veía todo tipo de cosas, especialmente pobreza.”

P: Pasando ahora a baloncesto más profesional, ¿llegaste al BSN? ¿Cómo fue esa experiencia?

J: “Pues yo estaba becado por la Inter de San Germán en mi primer año, y estaba practicando con los Capitanes de Arecibo, pero se me hacía complicado porque ya iba a empezar la LAI y yo me estaba quedando en San Germán, así que se me hacía difícil llegar a las prácticas. De casualidad, un día traen a un gringo a practicar en la universidad porque el equipo de los Atléticos de San Germán lo quería ver. Practiqué como siempre, y al acabar se me acerca el coach de los Atléticos a preguntarme si algún equipo ya me había firmado, si ya había entrado al Draft. No había entrado porque Arecibo no me iba a coger por faltar a las prácticas. Él me dice que me meta al Draft, que ellos me querían seleccionar, así que llené todo, me declaré al Draft y los Atléticos de San Germán me terminaron seleccionando para su equipo. Fue una experiencia complicada, porque estaba en la universidad, estudiando y jugando y no podía ir mucho a las prácticas, lo cual me costó mucho; sentía que era difícil acoplarme por estar faltando a las prácticas. Podían pasar dos semanas y yo no practicaba porque o tenía juego o tenía clases, y las prácticas del BSN son a cualquier día, a cualquier hora; al final del día, esto es el trabajo de los jugadores.”

P: ¿Priorizabas LAI sobre BSN?

J: “Sí, de hecho, la gerencia de los Atléticos me decía que tenía que ir allá primero, que esa debía ser mi prioridad.”

P: ¿Cómo surgió esa transición de baloncelista a Tecnólogo Médico?

J: “En ese punto me desilusioné un poco con el basket. Cuando toco BSN y veo cómo pagaban a los jugadores de la rotación, los que jugaban constantemente y no cobraban ni el salario mínimo en aquel momento, y les debían dinero, me asustaba. A mí tampoco me pagaban a veces y me debían, pero a mí no me hacía falta, la universidad me lo daba todo.”

P: Claro, y para esos jugadores era su sueldo; ellos vivían de eso.

J: “Exacto. Al ver eso, me distancié del baloncesto; seguí jugando en la universidad, pero sin entrenar. Me enfoqué demasiado en los estudios y me metía todos los semestres 18 o 19 créditos, y le daba por ahí pa’ abajo a la universidad. Prácticamente dejé el baloncesto; mis veranos me los pasaba metido en la universidad. Mis años de LAI los jugaba, pero sin entrenar; aun así, tenía talento y buena estatura, así que, a pesar de todo, jugaba bien. Terminé mi bachillerato en tecnología médica, pasé la reválida bastante rápido y aquí en Puerto Rico no hay muchos Tecnólogos Médicos, así que al sol de hoy sigo siéndolo.”

En Puerto Rico actualmente existe una escasez de médicos especialistas, sin embargo, cuando de la Tecnología Médica se trata, existe un problema un tanto curioso y único.

Jan Vázquez explica por qué los Tecnologos se tienen que ir del país

P: ¿Y qué tal tu profesión? ¿Te apasiona?

J: “Pues sí, me gusta mucho lo que hago y me encanta… (Aunque) No me gusta madrugar (ríe).”

P: Somos dos (se ríen).

J: “Todavía no me adapto a madrugar. Cuando comencé a trabajar en hospitales me tocaba trabajar de noche, pero sí, en el laboratorio me gusta un montón; siento que ayudo a muchas personas, si lo hago bien.”

P: Creo que deberíamos hablar un poco sobre que eres el único, o de los pocos, que trata a sus pacientes a domicilio, los atiendes en sus casas.

J: “Mira, sí. Abrí mi laboratorio en el 2022, en Arecibo, y yo sentía que todos los laboratorios ofrecían lo mismo. Los pacientes realmente van a ir donde sientan que les sacan sangre de manera menos dolorosa, pero yo sentía que había un hueco: había muchas personas que o no tenían carro o que los hijos no podían llevarlos, y existía esa necesidad de servicio al hogar. Mi madre me lo recomendaba: ‘haz esto, llégales a las casas’, porque ella trabaja en planes médicos y sabe las necesidades de primera mano. Empecé a promocionarlo y a hacerlo; al principio no me atrevía, hasta que mi hermana consigue un trabajo donde ya realizaban este tipo de servicio. Decidí que empezaría a ir yo mismo, no iba a mandar a ninguna enfermera, y fue creciendo exponencialmente. Gracias a Dios hago servicio a domicilio casi todos los días; voy a asilos, de Hatillo a Barceloneta.”

P: A modo de cierre: ¿encuentras cosas que haces en tu trabajo actual que hayas desarrollado por el baloncesto? ¿Paciencia, disciplina, o alguna otra cosa?

J: “En el baloncesto, cuando el juego está cerrado, hay que tener calma porque, sino, pierdes. Es la realidad; el equipo que gana es el más paciente. En el laboratorio, tengo que hacer muchas cosas a la vez, y si se daña una máquina, hay que resolver. Mi mentalidad es que, mientras más ‘ajorao’ estés, más tiempo te vas a tardar. A veces me lo tomo con tanta calma que mi mamá se vuelve loca conmigo; no entiende cómo puedo bajarle tanto las revoluciones, pero ese es mi método.”

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