El lanzamiento del nuevo disco de Bad Bunny “ DeBÍ TiRAR MáS FOToS”, ha provocado una euforia colectiva en Puerto Rico y a nivel mundial. Canciones como “LO QUE LE PASÓ A HAWAii” resuenan como un llamado a valorar nuestra raíces e identidad. Sin embargo, ¿es esta euforia solo una respuesta emocional o un mero reflejo del efecto psicológico de los sucesos recientes en la isla, desde el huracán Maria, hasta los temblores y la pandemia? ¿Padecemos de una depresión y angustia social colectiva? Este disco representa una voz unánime que grita ayuda, cambios, y resistencia. Así, mientras celebramos la nostalgia patriótica que el artista invoca, hemos permitido que nuestras verdaderas raíces se pierdan.
La espuma de sus orilla’ parecieran de champán
Son alcohol pa’ las herida’, pa’ la tristeza bailar
Son alcohol pa’ las herida’, porque hay mucho que sanar
En una reciente investigación de Victor Rodríguez Velázquez para el Centro de Periodismo Investigativo (CPI), titulada “Mano de obra extranjera no resuelve la cosecha del café boricua”, se confirma el contraste con el orgullo que sienten algunos al escuchar estas canciones. Además, se destaca que, aunque el programa de importación de obreros extranjeros busca aliviar la falta de mano de obra local en las cosechas, su efectividad se ve limitada por los altos costos, falta de infraestructura adecuada y complejidad burocrática. Esta situación refleja una desconexión entre el orgullo nacional y la realidad de la falta de compromiso con la agricultura local.
Es irónico que mientras coreamos las letras de Benito Antonio Martinez, “Bad Bunny”, como si fuera un llamado a la acción, seguimos de la vista larga y desatendemos los problemas reales que afectan nuestras raíces. Este disco, aunque parece ser una forma de gestión social al provocar reflexión y debate, debe ir mas allá del discurso y convertirse en un impulso de acción. La verdadera gestión social no es solo la reflexión, sino la implementación de soluciones: honrar el trabajo agrícola con salarios justos, fomentar cooperativas locales, y educar sobre la importancia de proteger nuestras tierras.
Quieren quitarme el río y también la playa
Quieren el barrio mío y que abuelita se vaya
No, no suelte’ la bandera ni olvide’ el lelolai
Que no quiero que hagan contigo lo que le pasó a Hawái
En un articulo de Moises Velasquez-Manoff para The New York Times sobre la dependencia alimentaria en Puerto Rico, se señala que, tras el paso del huracán Maria, la vulnerabilidad de la isla hacia las importaciones de alimentos se hizo aun mas evidente, llegando a sobrepasar el 85%. Javier Perez Lafont comenta que el impacto de este huracán provocó un cambio en la conciencia de los jóvenes sobre la importancia de fortalecer la agricultura local como medida ante futuras crisis. Sin embargo, aunque muchos jovenes y comunidades han creado cierta conciencia y esfuerzo, como los proyectos de El Josco Bravo, Plenitud PR y Casa Pueblo, urge mayor atención a nivel nacional.
En conclusión, Benito Antonio Martínez Ocasio, nos recuerda lo que estamos perdiendo, pero es nuestra responsabilidad asegurarnos de no permitirlo. Más que nostalgia, necesitamos compromiso genuino. No basta con cantar sobre raíces; es tiempo de sembrarlas y cultivarlas. Una manera de hacerlo es apoyando proyectos de la Universidad de Puerto Rico como el de Sustentabilidad Agricola en el recinto de Utuado, por mencionar solo uno. A través de la gestión social se despierta la conciencia y se intenta provocar el cambio desde nuestros propios espacios. Solo así podremos asegurar que nuestra cultura y patrimonio sigan siendo vitales. El cambio depende de nosotros y nuestras tierras y gente necesitan de nuestra dedicación y compromiso hoy más que nunca. Tenemos un país por rescatar.
