Recientemente se han visto publicados varios reportajes sobre la enfermedad del zika y su conexión con la microcefalia, sobre todo en mujeres embarazadas. Ante el temor y el desconocimiento, algunas mujeres se han enfrentado a la difícil decisión de optar por terminar con su embarazo.
El aborto en Puerto Rico y muchas otras partes del mundo, carga consigo un fuerte estigma que ha sido perpetuado por generaciones. Sin embargo, en estos casos al menos se puede decir que existe una razón médica que justifica tan complicada decisión, con la mujer en juego se puede «curar en salud» ante los comentarios negativos de quienes la rodean.
En estadísticas publicadas en El Nuevo Día, sobre 40 millones de mujeres en el mundo anualmente deciden finalizar su embarazo. Con una cifra tan elevada se esperaría que en la Isla ya exista una conciencia y educación respecto a la terminación de un embarazo, pero no es así.
Puerto Rico carece de una educación médica sobre el aborto, incluso hay mujeres que desconocen de la legalidad del proceso cuando en la Isla esto es legal desde el 1973.
Según encuestas científicas realizadas por la doctora Yamila Azize Vargas en Puerto Rico se practican alrededor de 17,000 abortos anuales. Sin embargo, es tanta la falta de información y educación acerca de, que estas estadísticas son generadas por la organización Salud Pro Mujer y no por el Departamento de Salud de la Isla.
Es precisamente la carencia de una campaña educativa la cual facilita que se perpetúe este estigma y que se siga relacionando el aborto como algo indebido, incorrecto y hasta ilegal. Es lamentable de por sí que se juzgue y se señale a mujeres que por razones de salud deciden tomar esta decisión y, aún más lamentable, es que se juzgue a quién decide hacerlo por cualquier otro motivo. No somos quienes de tildar al prójimo de «pecador» o «asesino» cuando no somos nosotros quienes tienen que cargar con todo lo que conlleva traer un hijo al mundo.
Con tantos avances en la medicina que buscan mejorar la calidad de vida del ser humano, no debería de haber estigmas por decidir utilizar dichos avances optar por la salud. Se trata de tolerancia, no de estar de acuerdo. Si usted no lo haría o no le gusta que lo hagan, igual recuerde ser empática y dar el respeto que le gustaría recibir a usted. Ni el gobierno, ni la iglesia, ni la familia deberían intervenir negativamente en una decisión tan personal.