Por: Marie Rivera (marie.rivera3@upr.edu)
Yo tengo el pelo’e caíyo. El tuyo ej seda namá. Tu pai lo tiene bien lacio, ¿y tú agüela, aonde ejtá?
Tras el paso del huracán María, el puertorriqueño ha sacado a flote su creatividad. Ha demostrado que se puede echar pa’ lante a pesar de la necesidad. Los medios hacen eco de las personas haciendo maravillas para lavar su ropa a mano y ciudadanos improvisando un carrito de carga “aéreo” para llevar el pan a sus hogares. Desde luego, esta catástrofe ha mostrado que Puerto Rico se ha unido. No importa si el zip code es 00601 o 00659, hemos demostrado ser un solo pueblo. La situación nos ha dejado ver las distintas prioridades de los residentes de la isla. Viene a mi mente la foto de una señora en el principal centro comercial del caribe, que sin importar que la vieran docenas de personas, sacó de su bolso una plancha, la enchufó rápidamente y comenzó a alisarse el cabello en medio de Plaza porque en su casa no tenía luz. Al verla solo pensé “antes muerta que sencilla”. Claro, para la mujer tener su maranta de pelo alisada era la prioridad. Su preocupación en un momento de crisis era ocultar sus rizos.
Ni en tiempos de huracán las personas dejan los estereotipos de belleza a un lado y el deseo por alcanzar los inalcanzable. En palabras de Julia De Burgos: “Tú te rizas el pelo y te pintas; yo no; a mí me riza el viento, a mí me pinta el sol”. Querer cambiar la apariencia no te hace mejor, ni peor persona. ¿Por qué ocultar tus rizos o querer cambiar el color de tu cabello? Esa melena y esas raíces definen quién eres y quién es tu familia, definen de qué estás hecho. No intentes ocultar tu herencia familiar. Como expresa el poeta puertorriqueño Fortunato Vizcarrondo en su poema, “Aquí el que no tiene dinga, tiene mandinga . . ¡ja, ja! Por eso yo te pregunto ¿Y tu agüela, aonde ejtá”.
En Puerto Rico, por nuestra herencia cultural, todos tenemos el cabello de distintos colores y texturas. Lacio, rizo o colorao’. Igual todos cantan la borinqueña con el pecho inflao’. No importa a dónde vas, pero si importa de dónde vienes. Norte a Sur, Este a Oeste los puertorriqueños se dejan sentir, aún sin la luz y la telefonía que se llevó María. No ocultes tus raíces, tu herencia. Que se enteren en China que eres boricua de pura cepa. Así, con el pelo rizo, lacio, negro azabache o colorao’, llevas en la sangre la caña de azúcar y el melao’. Como dicen por ahí “aunque te vistas de seda, mona te quedas”. Aprovecha y sé una mona orgullosa de tu patria, orgullosa de tu pelo y de tu abuela. En el 100 X 35 hay una gama de colores de piel y distintos tipos de cabello, todos con una historia distinta. Todos con la misma bandera.