Por: Rey A. Aponte Cruz (rey.aponte@upr.edu)
El título de esta columna habla por sí mismo. ¿Deportistas o celebridades? Y es que la contestación a esa pregunta todavía creo que no la sabemos. Siete meses en España y una clase dedicada al periodismo deportivo me bastaron para analizar más a fondo este fenómeno.
El periodismo deportivo, se supone que sea uno de carácter serio y claro para el lector. Pero la realidad es la realidad, la seriedad en esta área se ha perdido. Sabes que va por mal rumbo cuando le dedican una noticia a los boxers que utilizó Cristiano Ronaldo en el anuncio de una famosa marca de ropa interior para hombres. Algo anda mal cuando le dedican un segmento de un programa de análisis deportivo a la cantidad de seguidores que tiene Neymar en Instagram.
Está claro, la convergencia mediática ha llevado al periodismo a otro nivel. Las grandes figuras del deporte son tendencia dentro y afuera de la cancha. Por ejemplo, Cristiano Ronaldo es el futbolista más seguido en las redes sociales con 261,700,000 de seguidores en todas sus plataformas. Le siguen Neymar con 155 millones y Leo Messi con 153 millones. Es obvio que están en el lente de todos. La cuestión es que al hincha no le interesa la cantidad de seguidores que tenga un futbolista. Al hincha le interesa lo que el futbolista haga dentro de la cancha. Por este motivo muchos han perdido la credibilidad. A veces veo noticias intrascendentes que simplemente sirven para tirarse a la basura.
He visto cómo se arma un escándalo por que Neymar aparece en las redes con sus amigos jugando al póker, como también he visto cómo analizan en muchos programas deportivos las mujeres de los futbolistas. ¿Esto es periodismo? Creo que no. Mi profesor de periodismo deportivo siempre nos enfatizó que seamos periodistas serios. El analista deportivo debe transmitir seriedad, emoción, ilusión y parcialidad, sobre todo. Desde ese día he tenido esas palabras en mi mente.
Pero muchas veces no es culpa del deportista que reciba tanta atención. Hay casos que sí, como el del futbolista del Barcelona, Gerard Piqué. Además, de ser mundialmente conocido por haberlo ganado todo con el Barcelona y la selección española, es desde hace 8 años pareja de la cantante colombiana Shakira. El futbolista catalán, es seguido constantemente en las redes sociales donde hace mucho eco. No por su relación con la cantante, sino porque utiliza Twitter como su arma número uno en contra de todos los que le odian (en su totalidad fans del Real Madrid) o para defender sus ideales políticos. Esto lo ha llevado a ser uno de los hombres más odiados de todo el fútbol español. Por este motivo, es tema de conversación en el sector de la capital española donde estos periodistas le dedican cientos de páginas al año en el periódico. En este caso, el deportista le da de comer a los periodistas y por ende termina convirtiéndose en toda una celebridad.
Este fenómeno no se da solo Europa, sino que también en todo el mundo, aunque tengo que admitir que son muy pocos los casos. Pero la cobertura a eventos positivos para el deporte ha sido muy pobre como cuando Pelé fue elegido como el embajador del Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (UNICEF), o cuando el ex futbolista de Liberia, George Weah fue elegido como presidente de su país el pasado año o inclusive, cuando deportistas se han unido para brindar ayuda a los más necesitados.
Sin embargo, en América, el periodismo deportivo se hace diferente. Lo veo un poco más serio, pero aun así hay uno que otro periodista que de vez en cuando no tiene absolutamente nada de que escribir y empieza hablar sobre el nuevo corte de peinado de Messi o del nuevo Lamborghini de Ronaldo, en vez de hablar sobre algo que valga la pena. Para eso, mejor no debería dedicarse a esta profesión o si le gusta esos temas, que escriba sobre farándula.
Mi profesor decía que el tren del periodismo deportivo estaba descarrilado hace ya mucho tiempo, pero está en nosotros si queremos vestirnos de pilotos para enderezar el rumbo de esta área de la profesión. Soy fiel partidario del buen periodismo y más si es el deportivo. Tengo fe en que este periodismo mejorará con el tiempo si la nueva sepa de periodistas lo hacemos bien y nos dedicamos a emocionar, ilusionar e informar debidamente al lector.