Por: Randy J. Hernández López
A medida que empecé a amarme, dejé de anhelar una vida diferente, y pude ver que todo lo que me rodeaba me invitaba a crecer. -Charles Chaplin
Nadie habla de esto.
La prensa, el cine, la iglesia y la televisión son medios que han inundado nuestras mentes con cuentos bonitos que buscan convencernos de que en el momento adecuado la persona que tanto tu alma desea, llegará.
Nos hablan sobre el amor de pareja, el amor familiar, dictan que todos somos llamados a la procreación, crean campañas de publicidad para perfumes con feromonas que prometen “tumbar” a la persona que intentas impresionar y hasta en las revistas nos proponen “quince consejos para mejorar tu vida sexual”.
Las super-tiendas nos meten por los ojos la necesidad de regalar obsequios caros para mostrar el amor, en especial el día de San Valentín. Creando una idea egoísta sobre lo que el auténtico amor debe ser.
Intentan vendernos un mundo perfecto, donde se oculta -por alguna razón extraña- el hecho de que somos humanos, que sentimos. Obligándonos muchas veces a aferrarnos a lo que dicen los demás, a falsas promesas y a la búsqueda de la felicidad en otras personas o simplemente donde no la hay.
Es en ese momento en el que nacen en nuestra mente pensamientos erróneos como: que no somos lo suficientemente buenos para nada o si fuera más así o más asá, subestimando quienes somos y sobreestimando lo que no. Pero nadie habla sobre lo importante.
No nos hablan sobre ¡EL AMOR PROPIO!
Nadie nos dice que para amar a otra persona debemos comenzar por amarnos a nosotros mismos. Que no tenemos que gastar abundantes cantidades de dinero para lucir bien, porque la verdadera belleza se encuentra en nuestro interior.
Siendo tú la primera persona que debes enamorar, desde que comienza el día hasta que culmina.
No nos dicen que estar solos también es correcto. Que tal vez no encontraremos a una persona con la que pasaremos el resto des nuestras vidas, pero que no importa, porque la verdadera felicidad habita dentro de ti.
Obvian decirnos que somos seres magníficos, cada uno creado con un propósito hermoso de vida y que lo más grandioso es que no hay nadie igual a ti y que por más clichoso que suene, eres único y especial.
Que al final del día debes amarte con la misma intensidad con la que buscas ser amado y que eres la mejor compañía que tendrás por el resto de tus días.
Tenemos que comenzar a amarnos por quienes somos, por lo que somos y fomentar el amor del que nadie habla.
Tomemos en cuenta las palabras que alguna vez leí en un libro sobre la felicidad; “lo que vivas dentro de tu corazón es lo que te hará ser una persona feliz, optimista, valiente y contenta… o todo lo contrario.”
