La crisis económica en Puerto Rico continúa agravándose desde la década de 1970. Aunque es una situación que afecta a todos los ciudadanos, es a la nueva generación próxima a incorporarse en la fuerza laboral, uno de los grupos a quienes más le golpea las consecuencias de décadas de mala administración y pobre toma de decisiones en la isla.
A principios de este siglo, el crédito de Puerto Rico se catalogó como chatarra y se puso en entredicho la capacidad de pago de esta deuda. Es en medio de este panorama que nace la Generación Z, cuyos integrantes comienzan a enfrentar las contracciones económicas cuando se empiezan a integrar en el mercado laboral a partir del 2015. Así explicó el fenómeno actual, la economista y profesora de la Universidad de Puerto Rico en Arecibo (UPRA), Martha Quiñones.
Si retrocedemos en el tiempo, para el año 1976, bajo la gobernanza de Rafael Hernández Colón, la isla contaba con una deuda pública de $5,600 millones de dólares, en comparación con más de $70 mil millones para el 2017, cuando Puerto Rico fue oficialmente declarado en quiebra. Estas circunstancias plantean una situación económica totalmente distinta que vivió la Generación X cuando tenían las edades que tienen la Generación Z hoy día.
Los adultos de esta generación se encuentran entre las edades de 18 a 25 años, quienes actualmente trabajan y se preparan para ser los futuros profesionales. No tan solo están luchando por su futuro, si no que también tienen que luchar con las consecuencias provocadas por los errores de las pasadas generaciones.
La supuesta solución a este problema fue el plan de ajuste a la deuda conocido como el PC 1003, aprobado de forma oficial durante el pasado mes de enero. Este proyecto de ley “redujo” la deuda a $34 mil millones, pero comprometió a las pensiones, los salarios y la educación pública del futuro.
Es común escuchar a jóvenes de la Generación Z mencionar que están trabajando entre uno a tres trabajos simultáneamente para poder llegar a fin de mes. Incluso, estudiantes universitarios que llegan a sus clases de las siete u ocho de la mañana agotados porque trabajaron durante la noche anterior.
En UPRA, por ejemplo, el 52% de los estudiantes también está incorporado en la fuerza laboral y un 81% recibe Beca Pell, según las estadísticas discutidas en la reunión extraordinaria del Senado Académico celebrada el pasado 3 de marzo. Más de la mitad de los estudiantes de UPRA se están batallando entre el estudio y trabajo para poder salir adelante y alcanzar sus aspiraciones profesionales. Sin mencionar que los recortes presupuestarios a la Universidad de Puerto Rico provocan un alza en los costos de matrícula.
Está claro que hablamos de una generación capaz de adaptarse. Cada vez son más los jóvenes de esta generación que se atreven a emprender a través de las redes sociales donde establecen sus propios negocios para generar ingresos.
Desafortunadamente, no es solo a la Generación Z a quienes les toca lidiar con este caos. Al paso que vamos, se seguirá condenando al futuro de las próximas generaciones, quienes no tendrán la oportunidad de nacer y crecer en un Puerto Rico auto-sustentable ni económicamente estable.