No por nada nos conocen como la Isla del Encanto, ya que verdaderamente parece como si estuviéramos bajo un surrealismo que distorsiona la realidad ¿Sabías de un lugar donde el culpable no tiene culpa? ¡Pues bienvenido a Puerto Rico! Aquí la víctima tiene la culpa de que le hagan daño y el testigo que no hace nada, es el villano de la historia ¡Dejémonos de hipocresía!
Aquí en Puerto Rico, ni salir en paz se puede.
Apuesto a que has escuchado la siguiente frase: “No salgas solo porque es muy tarde”. Sin embargo, ¿debemos vivir con tanta inseguridad en nuestra propia casa? Puerto Rico es nuestra casa, nuestro hogar, nuestra tierra. De aquí somos y aquí vivimos, pero nuestra nueva realidad en donde la criminalidad está como el arroz blanco, nos obliga a replantearnos cómo podemos aumentar nuestro bienestar colectivo y procurar mayor seguridad para todos.
Concretamente, en lo que va del mes, se han reportado más de siete carjackings en toda la isla. Y, por si fuera poco, el Negociado de la Policía ha registrado 77 casos, lo que aportan a un aumento del 40% en comparación con el 2022. Por este motivo actualmente, ni salir en paz se puede
Luego del 2 de marzo, gracias a las noticias locales, hemos podido observar que aún saliendo en familia, tenemos la misma posibilidad de ser asaltados que si vamos solos. Es más, hasta esperando en la luz del semáforo, como sucedió hace una semana en Vega Baja.
Según las estadísticas, la mayoría de los casos ocurre cuando las personas están distraídas, dejan las puertas de sus vehículos sin seguro o colocan artículos de valor en lugares muy visibles. A menudo cuando se habla sobre este tema, se tiende a culpar a la víctima por haber causado de alguna manera, o sido responsable por su propia desgracia. Ya es hora de que dejemos de normalizar el carjacking. ¿Qué si sucede con frecuencia? Sí, pero no debería de ser así.
Una de las principales razones de esta situación es la misma que ha atormentado a las personas durante siglos, la desigualdad y la búsqueda del dinero fácil. Siguiendo esa línea, para generar el doble de ganancias, se sabe que delincuentes desmantelan los vehículos y los venden pieza por pieza. Pero, ¿se tiene que llegar tan lejos para conseguir dinero? Definitivamente no, siempre hay otras opciones, solo hay que saber buscarlas.
Como medida de prevención, la Agencia Nacional de Seguridad de Tráfico de Carreteras en los Estados Unidos creó un manual sobre algunos consejos que deberían seguir los ciudadanos para evitar este problema. En internet se han publicado artículos parecidos. Todos aconsejan y muchos culpabilizan, pero para ser efectivos se necesita mucho más que simplemente hacer recomendaciones. Estas ayudan, pero no podemos negar o ignorar que es el gobierno quien debe tomar cartas en el asunto.
Es inaceptable que cada año aumenten los impuestos como si la clase trabajadora recibiera un sueldo exorbitante. Nos exprimen hasta más no poder. Aún logrando su objetivo, no vemos dónde se va el dinero. Por consiguiente, el alumbrado en las carreteras de la isla es un problema serio que debe manejarse ya. También, la implementación de un sistema de transportación pública puede minimizar las incidencias de robo automovilístico.
Aunque en Puerto Rico existen leyes que condenan el robo de vehículos, como los Artículos 18 y 19 de la Ley para la Protección de la Propiedad Vehicular, a muchos les entra por un oído y salen por el otro. La impunidad es la orden del día. Puerto Rico es todo menos un país de ley y orden.
Encima escasea el alumbrado en las carreteras, así como las cámaras de seguridad dos factores que contribuyen sin duda a los carjackings.
Ahora bien, ¿por qué cuándo hay un testigo durante el altercado, lo culpamos por no tomar acción? Imagínense que se encuentran en una gasolinera y hay solo dos vehículos, el de usted y el de otra persona. Mientras ambos echan gasolina, aparece un grupo de individuos encapuchados portando armas y se dirigen a amenazar a la otra persona. ¿Tu primera reacción sería “Bueno, déjame ir para allá a tratar de persuadir a los asaltantes de alguna forma”? ¡Claro que no! Seamos realistas.
En un momento de tensión, el mecanismo de defensa del ser humano es quedarse frío, el miedo nos paraliza. Quizás alguien puede tener la valentía de hacerle frente a los criminales, pero se corre el riesgo que en vez de un solo robo y una persona herida, sean dos.
De esa forma, no podemos invertir los papeles, tenemos que establecer las cosas como son en blanco y negro. El tiempo del “buen samaritano” ya pasó. Vivimos en una sociedad materialista donde nuestra vida puede estar en juego por intentar ser superhéroes. Además, la víctima no tiene culpa de que le hagan daño cuando el agresor es el causante.