Por: Nicole L. Rivera Pabón (nicole.rivera52@upr.edu).
Por lo menos una vez en la vida vas a necesitar un médico, un abogado, un arquitecto. pero todos los días, tres veces al día vas a necesitar un agricultor.
Para mí fue doloroso ver cómo en aquella madrugada del 20 de septiembre, cuando el huracán María impuso su furia y fuerza sombre nuestra isla, se estremecían mis matas de plátano, de guineos, el palo de aguacate, el de acerola, el de limón, el de panapén, entre otros cultivos que tenía en mi hogar. Aquellos mismos que me habían suplido alimento durante años de manera gratuita a cambio de que yo les diera un poquito de cariñito.
Sufría a través de esa ventana donde podía ver cómo todo lo que había cosechado en mi patio trasero se destruía. Mientras reflexionaba, lo único que pasaba por mi mente era: “Esto se chavó, y, ¿ahora, cómo vamos a comer?”
¿Qué quiero decir con esto? Que se escasearían los alimentos en los supermercados con rapidez, como fue el caso y debido a la gran destrucción que dejo María, los puertos no se iban a poder abrir en varios días cosa que ocurrió. Esto fue un impacto fuerte para la isla, ya que Puerto Rico importa del extranjero el 85% de los alimentos que se consumen en la isla. Es decir, solo el 15% de los alimentos se produce localmente.
Las fincas en Puerto Rico perdieron básicamente todas sus siembras como es el caso de José A Rivera, Agricultor del pueblo de Yabucoa, donde se estima que obtuvo perdidas de aproximadamente 300.000 dólares en cultivos y por estas razones se imposibilitó la producción y la venta de los cultivos a los diferentes supermercados.
La desesperación se puso a flor de piel cuando las personas se dieron cuenta que no había qué comer, en el momento que se comenzaron a ver las góndolas de los supermercados vacías.
En mi caso, trabajo en un jardín donde se venden diferentes tipos de plantas de consumo, tierra, semillas, entre otros. A las 2 ó 3 semanas luego del paso del huracán María llegaban clientes desesperados buscando árboles frutales, matas de recao’, por qué: ¿cómo íbamos a hacer para que ese arroz con salchichas cogiera sabor?
Es aquí donde pude darme cuenta que por fin la gente comenzó a entender la importancia de sembrar.
Tener cultivos en los hogares es una chulería y tiene tantos beneficios. Que maravilloso es salir al patio de tu hogar y arrancar unas ojitas de orégano, albaca, romero y recao’ para darle un sabor único a tu comida o que tal unos plátanos para hacer unos crujientes tostones y un sabroso mofongo. Tener todo accesible, sin tener que pensar que hay que ir al supermercado a comprar estas cosas cuando podemos cultivarlas nosotros mismos.
Algunos beneficios del hacer un huerto casero en el hogar son: el tener la certeza de que consumirás alimentos nutritivos y sin pesticidas, logrando controlar la calidad del cultivo, el ahorro de dinero, la accesibilidad, la satisfacción de ver crecer y consumir lo que sembraste con tus propias manos, mejor sabor y frescura, pasar tiempo en familia, aumento en la actividad física, entre otros.
Tener un huerto casero es muy sencillo. Puedes hacerlo desde semillas o comprar las plantas ya en un tamaño grande. No hay excusas para no sembrar en Puerto Rico, ya que en la isla contamos con 10 de los 12 tipos de suelo que existe en el planeta tierra para cultivar. De no desear sembrar directamente a la tierra, puedes hacerlo en tiestos.
Es importante enseñarles a los niños que los alimentos no nacen en la nevera y concientizar a las generaciones presentes. Si les enseñamos la importancia de la agricultura estaremos creando una futura generación con más conciencia sobre la importante de sembrar. En una próxima ocasión cuando la isla pase por un evento catastrófico sepan cómo subsistir con lo que han cosechado.
Para mayor informacion de como hacer un huerto casero puedes ingresar: pr.gov
Ne pense que era tal y como acabo de leer aquí, gracias por el
aporte admin salu2