Por: Paola Torres (paola.torres30@upr.edu)
Según un estudio realizado por el Vocero durante este año, son más de 438 las escuelas que han sido cerradas en Puerto Rico desde la década de 1990. Las razones se deben principalmente a la crisis fiscal y el éxodo de estudiantes. Mucha de esta infraestructura se encuentra actualmente en total abandono, vandalizada y a menudo, utilizada como vertederos clandestinos. Muchas se han convertido en tierra de nadie. En un país donde la educación no parece ser prioridad, es el deber de las comunidades practicar la autogestión.
Complicado el rescate de escuelas en Puerto Rico
El proceso de rescate de un plantel escolar en Puerto Rico conlleva un protocolo burocrático. El licenciado Jusino, asesor legal, nos explica el mismo. El primer paso consiste en identificar a cuál agencia le pertenece la estructura. Una vez se identifica el dueño, se somete una propuesta de uso futuro del espacio, que sería el segundo paso. Incluso después de su cierre, la mayoría de escuelas aún pertenecen al Departamento de Educación. Por otra parte, las escuelas con estructura más antiguas suelen pertenecer a la agencia de Transportación y Obras Públicas.
Estas escuelas las puede solicitar el Municipio para su uso, a través de propuestas, así como organizaciones sin fines de lucro o un sector de la comunidad. Es prerrogativa de la agencia aceptar o negar la propuesta. Lo usual es que ceden la titularidad del edificio a la entidad bajo una escritura con restricciones o concedan su uso y disfrute de las facilidades por un tiempo determinado.
Uso municipal de escuelas abandonadas
Los municipios pueden someter propuestas para rescatar las estructuras que antes fueron escuelas. En el caso particular de Arecibo, el alcalde Carlos Molina presentó una propuesta para rescatar once escuelas de las cuales fueron concedidas cuatro. Ahora se encuentran en su etapa de desarrollo fomentando el comercio, la educación y proyectos de vivienda.
Igual ocurre con la escuela Ramírez de Arellano, ubicada en el casco urbano de Añasco, la cual fue adoptada por el municipio para servir como un espacio para ofrecer clases de pintura, baile y como sede de la organización sin fines de lucro “Ciudad Museo”. Así como estas, existen muchas otras escuelas que los municipios se han encargado de rescatar, con el fin de conservar su estructura y evitar el abandono.
Comunidades se unen al esfuerzo de rescatar escuelas
Un gran ejemplo de autogestión en comunidades es La comunidad “La Goyco” en la calle Loíza en Santurce, que representa un proyecto que rescató -desde hace cinco años- la escuela Pedro G. Goyco. En esta escuela se realizan diferentes actividades durante los fines de semana, tales como conciertos de jazz, clases de bomba, arte y talleres sobre el cuidado del medioambiente. Al día de hoy se mantiene en funcionamiento gracias a la comunidad, quien actualmente espera recibir la titularidad del edificio que actualmente le pertenece al Municipio de San Juan.
“Ayuda que el municipio coopere, pero si la gente no se mete… Nosotros nos metimos sin permiso y así fue que comenzó todo”, expresó el presidente de la Junta de Directores Independientes de La Goyco, Héctor «Tito» Matos.
Recientemente celebraron su encendido de Navidad con diferentes actividades abiertas a toda la comunidad. Matos comentó que esperan con este edificio poder brindarle espacios a distintas organizaciones de arte que “han dejado el pellejo en la calle”. El activista, quien también es músico en el grupo plenero Viento al Agua, exhorta a las comunidades a que si ven un edificio que se está perdiendo, tomen acción y lo gestionen.
¿De qué se trata la autogestión comunitaria?
La autogestión se refiere a la iniciativa y esfuerzo de parte de las comunidades de comenzar proyectos y darles el debido seguimiento para que se lleven a cabo y se mantengan en funcionamiento. Según la profesora
Angélica Martínez Díaz, especialista en el tema, el término aplica al proceso mediante el cual se desarrolla la capacidad individual o de un grupo para identificar los intereses o las necesidades básicas.
En su estudio sobre la autogestión comunitaria, la educadora esboza los factores que deben incluirse en este tipo de iniciativas comunitarias:
- La acción participativa de los ciudadanos en las esferas personales, familiares y comunitarias para la toma de decisiones en el proceso de desarrollo.
- La acción para disminuir la dependencia de ayudas gubernamentales para sobrevivir.
- El esfuerzo comunitario para responder y buscar soluciones a las necesidades o intereses de la población.
- La autoresponsabilidad, colaboración, contribución y trabajo voluntario para búsqueda de soluciones.
- La participación en las estructuras de poder, acceso al derecho y a las formas de prevención de los males sociales.
Organizaciones sin fines de lucro rescatan escuelas
Una de las escuelas más históricas y emblemáticas de Arecibo, la escuela Roosevelt, le pertenece ahora a la organización sin fines de lucro ciudadanos del KARSO.
“Guiando por ahí un día nos encontramos con el edificio abandonado y entramos.. Era muy lamentable la cantidad de basura allí”, comentó el presidente de ciudadanos del KARSO, Abel Vale Nieves.
La organización obtuvo la titularidad del edificio de forma gratuita sometiendo una resolución conjunta a la Legislatura y al Senado. Desde noviembre de 2016, ellos han trabajado con el edificio, preparándolo para convertirlo en su sede principal. Los ciudadanos del KARSO tienen como objetivo crear un centro de investigación y un museo de historia natural, ya que, actualmente en Puerto Rico no existe ninguno.
“Nosotros como organización entendemos que el Estado debe de quedarse con las facilidades abandonadas y dárselas a organizaciones sin fines de lucro o movimientos comunitarios que puedan habilitarlas y mantenerlas”.
Con un plan de cinco años de limpieza profunda, reestructuración y habitamiento, se espera que este Instituto abra puertas para el 2025. Actualmente el edificio porta la bandera de Puerto Rico como parte del movimiento “1 bandera, 78 municipios” del artista Héctor Collazo Hernández.
Son muchas las memorias e historias que albergaron en sus días estos edificios abandonados que en algún momento fueron espacios de aprendizaje y crecimiento para estudiantes, profesores y niños. En vez de lamentar lo que un día fueron estos planteles, es labor de todos ir tras el rescate de estos edificios, darle otra identidad, usarlo a favor de las necesidades de cada comunidad.
Invitamos a cada ciudadano en Puerto Rico a investigar a quien pertenecen las escuelas abandonadas en sus comunidades y fomentar proyectos de autogestión comunitaria.
Para más información:
(787) 722-2929 Departamento de Transporte y Obras Públicas
(787) 759- 0000 Departamento de Educación