Por: Héctor Gabriel Román Vargas (hector.roman@upr.edu)
Sin duda alguna atravesamos en nuestra actualidad una crisis económica global donde obviamente son afectadas las empresas mediática, muy en especial aquellas dedicadas al periodismo. La ola de despidos y el consecuente desempleo de cientos de trabajadores de medios ha sido uno de los detonantes más alarmantes provocados por la ya mencionada crisis. Vemos que la crisis económica continúa en ascenso, sin embargo sería injusto de mi parte no aceptar que existen oportunidades nuevas otorgadas dentro del área del periodismo gracias a la creciente convergencia mediática dentro del mundo cibernético.
Sin embargo, el surgimiento de nuevas plataformas que sirven como oportunidad de desarrollo en el ambiente periodístico, entre ellas la oportunidad de llevar la información seleccionada y procesada de forma inmediata (sabemos que esto conlleva unas desventajas, como todo). Plataformas como las bitácoras o blogs, por ejemplo, nos proporcionan la ventaja de propagar una voz o idea sin tener que recurrir a gastos de imprenta y por ende un sinnúmero de permisos gubernamentales. Así como el dato anteriormente expuesto, opino que hay más maneras innovadoras obsequiadas como parte del proceso de la digitalización y la globalización de los medios que sirven de diversas formas para llevar a cabo la vocación del periodismo y dar a conocer nuestra voz. Es por ello que traigo a relucir en estas líneas mi pensar “bipolar” acerca de que a pesar de existir una crisis que cierra puertas o culmina carreras, también nos nacen nuevos métodos para realizar el importante trabajo, hablando de forma directa, de la prensa en nuestra actualidad.
Según un texto publicado por Jesús García Martín para la revista Fronterad:
La crisis del periodismo es el producto de media docena de factores que desgraciadamente han coincidido a la vez y en el peor momento:
(1) La propia crisis económica con la correspondiente caída del consumo general,
(2) La pérdida de ingresos publicitarios, lo que reduce la edición en papel con la consiguiente reducción del número de artículos y de su extensión,
(3) La salida al mercado de periódicos gratuitos que laminan los cimientos del mercado,
(4) La competencia desleal de muchas webs piratas, incluso de multinacionales como Google, que incluyen los contenidos de las grandes empresas periodísticas, difuminándolos, y sin pagar nada,
(5) Los grandes soportes digitales de pago, por ejemplo Kiosko y más, están dando sus primeros pasos, y frutos y tardarán en cuajar,
(6) Las ediciones digitales de los mismos periódicos con las líneas básicas de información animan a muchos a no comprar el rotativo de turno,
(7) El pavoroso descenso del nivel educativo del país, la gente lee más pero lee peor, con lo que no se demandan artículos de calidad.
La crisis económica que vivimos, por lo tanto, constituye ciertamente una amenaza para los trabajadores de medios y los futuros comunicadores que hoy día cursan sus estudios en este campo, pero debe también representar un momento de iniciativa, creación y reinvención. Queda de nosotros convertir este momento en una oportunidad para hacer algo diferente, pensar fuera del molde convencional, adiestrarnos en todas las ramas relacionadas a nuestro campo y sobre todo, ser creativos y emprendedores.
