
Por: Karina Ramos Vera
Una llegada inesperada desató el mayor escándalo de la noche de los Grammys 2025. Envuelta en un abrigo de pelaje negro que parecía abrazarla, la modelo australiana Bianca Censori sorprendió a todos con un giro fortuito: la intencional caída de su vestido, revelando su cuerpo cubierto únicamente por un material fino, transparente y sin terminaciones definidas. A su lado, su marido Kanye, se apareció vistiendo de negro monocromático y mirada tenebrosa.
En un año en el que las nominadas a Álbum del Año fueron todas mujeres y en el que Beyonce, una mujer negra y símbolo de poder en la industria, fue la ganadora de este premio, resulta curioso que el performance más polémico de la noche haya sido uno que desafía todo lo que el feminismo ha construido con sangre y lucha. Mientras la ceremonia celebraba el talento y los logros de las mujeres en la música, la narrativa alrededor de Bianca Censori giró en torno al control externo sobre su imagen, invitándonos a replantear el dominio y la hegemonía sobre la representación femenina.
Censori ha llamado la atención no solo por su gran parecido con Kim Kardashian, la ex mujer de su actual esposo Kanye West, sino también porque, desde su matrimonio con el rapero, su estilo personal parece haberse desvanecido. Su imagen se ha transformado bajo la aparente dirección de Kanye, quien se ha convertido en su estilista no oficial, moldeando su vestimenta (o la ausencia de ella) según su propia visión.
Al momento de analizar este acto controversial, es inevitable tener en consideración a Kim Kardashian. La aclamada celebridad alcanzó popularidad inicialmente debido a un video íntimo filtrado de ella que se volvió viral. Tras su divorcio, Kanye West parecía no superar esta relación y tres meses después, se casó con una mujer físicamente parecida a Kardashian. Fue el propio Kanye quien creó el “vestido desnudo”, donde la ausencia de telas y terminaciones junto a la total transparencia dictan una creación y también una imposición.
En el mundo del arte el desnudo suele ser visto como representación del arte, pero viendo el caso de Bianca es inevitable replantear el rol de esa delgada línea invisible que existe entre la expresión personal y la imposición externa. Kanye evidentemente tenía el deseo de realizar un espectáculo y su esposa fue ese canvas. Aquí nos encontramos entre el arte y la estrategia por una búsqueda de ser relevante en la industria de la moda por parte del rapero, quien ha perdido múltiples contratos con prestigiosas marcas en el sector de la moda. Aunque podríamos asumir que en su mente el uso del desnudo como un acto artístico sería visto como un acto de liberación, la realidad es que lucio como un acto de sumisión femenina.
Paradójicamente, la desnudez, que en algunos contextos puede interpretarse como una forma de empoderamiento, aquí parece contradecir la esencia misma de la moda: vestir el cuerpo como expresión de identidad y de liberación. Al no escuchar palabra alguna de Bianca, el silencio nos hace buscar respuestas propias. Destacando su rostro incómodo, la manera en la que el rapero parecía darle instrucciones, provoca dudas respecto a cuán a favor de este acto estaba ella y su sentido de autonomía.
Este acto es contradictorio con el movimiento internacional feminista “FEMEN”, donde las únicas armas para luchar contra el orden patriarcal y la revolución de las mujeres, son los pechos desnudos junto a los mensajes pintados en el cuerpo. Un movimiento que simboliza la liberación femenina y que presenta al cuerpo desnudo de la mujer como un arma poderosa.
Coco Chanel decía: «La moda no es algo que existe solo en los vestidos. La moda está en el cielo, en la calle, la moda tiene que ver con las ideas, con la forma en que vivimos, con lo que está sucediendo.» Más de un siglo después, en pleno 2025, este ícono feminista estaría sorprendida al ver cómo la alfombra roja de los Grammys se convirtió en el escenario de un performance nudista protagonizado por el cantante y diseñador Kanye West y su esposa, Bianca Censori.
