Por: Axel Torres (axel.torres@upr.edu)
En la década de 1960, todo el mundo pensaba que tenía el talento para escribir. Muchos son recordados por el olvido, otros son celebrados por definir una decada tan explosiva, caracterizada por la contracultura y una guerra en otro país que nadie realmente entendía por que se está llevando a cabo.
Muchos periodistas dedicados a cubrir noticias blandas se dedicaron a confeccionar reseñas de artistas prominentes de la época, mientras otros cubrían la farándula que mueve revistas o periódicos, pero no transciende las barreras rigurosas del tiempo. Hay pocos escritores de no-ficción que realmente lograron que sus textos reflejasen el peso cultural de la época y que fuesen recordados como una guía a seguir para la arquitectura del periodismo literario de la actualidad.
Ben Fong Torres, Robert Christgau y Lester Bangs, son algunos ejemplos. Estos periodistas han sido los propulsores del mitos que tenemos sobre el rock clásico en su época de apogeo y su último suspiro antes de caer victima a la comercialización descarada. Sin embargo, hay uno solo que resalta por ser el primero y uno de los mejores que ha bendecido las paginas de la revista adulta.
Este contexto fue en el que Gay Talese besó de una manera inolvidable la historia periodística, realizando trabajos que amalgaman de manera magistral la labor periodística con la labor literaria, así creando el paso de un nuevo periodismo literario. Sin embargo, antes de convertirse en la figura prominente del periodismo literario que todos conocemos hoy día, había varias cosas que Talese tenía que sobrepasar antes de llegar a su meta. Entre ellas, se encuentran guerras que interrumpieron sus aspiraciones profesionales y frustraciones dentro de una de las sala de redacción que existe en el periodismo moderno.
Nacido en Nueva Jersey en 1932, los inicios de Gay Talese en la escritura en sus tiempos de escuela superior fueron de una manera “accidental”, debido a que estaba ocupado en la acción deportiva de su equipo de beisbol. Talese empezó como reportero deportista. Al pasar del tiempo, consideró el periodismo como una profesión real. Cursó sus estudios en la Universidad de Alabama, primero como estudiante de periodismo, aunque luego se cambiaría a la facultad de historia
Luego de graduarse en el 1953, Talese se renueva en Nueva York y empieza a laborar en el New York Times. El periodista publicó dos artículos antes de ser seleccionado para unirse de manea compulsoria al ejército estadounidense, donde completó sus obligaciones con el gobierno estadounidense en el 1956 y acto seguido, volvió a integrarse a The New York Times. Luego de una serie de frustraciones con varios de sus editores, Talese empieza a escribir en Esquire.
Poco a poco, Talese se va adentrando en Esquire y apartándose del New York Times hasta que abandona por completo el periódico neoyorquino en el 1965. Comenzó su carrera en Esquire en grande con la publicación de su texto The Silent Season of a Hero, en el cual relata anécdotas sobre Joe DiMaggio y sus vivencias luego de que su esposa, Marylin Monroe, muriera. El año siguiente, publica uno de sus perfiles más famosos: Frank Sinatra has a Cold, en el cual habla sobre una vez en la que el cantante estadounidense se enfermó y tuvo que poner varias de sus producciones en pausa en lo que se recuperaba.
Sin embargo, el recuento con más peso fue el que Talese realizó en torno a los seguidores del culto de Charles Manson, titulado “Charlie Manson’ Home on the Range”. Este hace el recuento de cómo el grupo contacta a George Spahn, quien es dueño del lote en donde se filmaban películas del viejo oeste tales como The Lone Ranger y Bonanza.
A lo largo de su vida, Talese ha sido galardonado con premios tales como el Normal Mailer Prize por sus distinciones en el periodismo. A su vez, la Biblioteca de América seleccionó su texto que recontó la estadía de Manson y sus seguidores en el loe de Spahn para su retrospectiva en el género “true crime”.
Talese se ha mantenido en los renglones de lo que muchos considerarían las noticias blandas. Sin embargo, esto no lo ha limitado para realizar investigaciones tales como The Voyeurs Motel, durante los setenta y publicada en forma de libro en 2016. Esta investigación involucra un motel y su propietario, quien observa y documenta las fantasías sexuales de sus clientes desde una azotea que construyó clandestinamente.
Sin duda alguna, Talese nos ha dado algunas de las crónicas y semblanzas más reconocidas del periodismo moderno. La manera en la que influyó en la historia de este campo será recordado para siempre como uno de los pioneros del género. Talese no es un extraño a las consecuencias de su tiempo y sus comentarios se han visto con algún tipo de contrataque en algún momento de su carrera, en ocasiones con relación a su falta de ética. No obstante, nadie le puede quitar el impacto que Gay Talese ha tenido a la hora de darle cierto grado de sensibilidad al periodismo y a la manera en la que se cubren figuras públicas enigmáticas.
Excelente historia. Axel Torres es de calidad escribiendo.