El renacer de Nahir Ortiz

Nahir Ortiz, de 21 años de edad, del pueblo de Caonillas en Utuado, es una joven de cabello largo y negro, de ascendencia francesa, que porta una mascarilla para protegerse de una posible fiebre. Tiene una mirada profunda, pero un corazón noble y sincero.

Nos desvela los secretos de su pasado en esta íntima conversación, que merece ser contada porque sirve de inspiración para aquellos que enfrentan desafíos similares. Su historia puede mostrar cómo la determinación, la resiliencia y el apoyo adecuado pueden ayudar a superar obstáculos y alcanzar metas, incluso en las circunstancias más difíciles.

Como un cuento de hadas, Nahir narra cómo su infancia se revela como un capítulo marcado por la soledad, ya que durante sus primeros años de escolaridad sintió que era excluida del resto, que no era importante en esa institución como si ella fuera inferior, mientras que el resto de sus compañeros eran superiores.

Mi infancia no era como la de un niño tranquilo. Siempre andaba solitaria en la escuela elemental, era el patito feo.

A través de la bruma de recuerdos, Nahir comparte la raíz de su fe inquebrantable en la Iglesia Católica, un legado que la ha acompañado desde su más tierna infancia y que ahora guía cada paso de su camino. Actualmente, trabaja como monaguilla en la misa de su iglesia en el municipio de Utuado.

En un giro de destino poético, Nahir revela con voz serena y firme, un momento de superación personal desgarrador. Sus padres se separaron cuando ella era bebé y una situación la obligó a salir del lugar donde vivía con su madre biológica a la edad de 12 años de edad. Después del paso del Huracán María, su pueblo natal de Utuado quedó devastado por las inundaciones, los fuertes vientos y los derrumbes de fango provocados por aquella tormenta el pasado 20 de septiembre del 2017 pero, aún así Nahir con 14 años de edad, pudo seguir adelante después de aquel fatídico día que cambió a Puerto Rico para siempre. Actualmente, Nahir estudia Comunicación Tele-Radial en la Universidad de Puerto Rico en Arecibo (UPRA), vive en un nuevo hogar junto a su padre, su madrastra a quien considera como su madre, y sus hermanos, encontrando en medio de la adversidad, un remanso de amor y estabilidad.

Como una melodía celestial que se eleva en el crepúsculo, Nahir comparte la odisea que la llevó a ser la presidenta de la Juventud Católica de la Universidad de Puerto Rico en Arecibo. Su relato se teje con hilos de esperanza y determinación, recordando cómo, a través de la colaboración y la fe, logró revivir un grupo estudiantil desvanecido y olvidado, convirtiéndose en la guía luminosa de una nueva generación de jóvenes católicos en la universidad.

La historia de Nahir Ortiz es un testimonio inspirador de perseverancia y crecimiento personal. Desde ser una persona solitaria en su escuela elemental, logró transformarse en la presidenta de la Juventud Católica de la Universidad de Puerto Rico en Arecibo. Su trayectoria ejemplifica cómo con determinación y esfuerzo, se pueden superar obstáculos y alcanzar metas significativas. Nahir nos recuerda que no importa cuán difíciles sean las circunstancias iniciales, siempre hay oportunidades para crecer y triunfar. Hoy es un ejemplo de superación para todos aquellos que buscan cumplir sus sueños y avanzar hacia un futuro prometedor. Además, su compromiso con su comunidad y su capacidad para liderar a pesar de las adversidades pueden servir como un ejemplo inspirador para otros jóvenes que enfrentan circunstancias similares.

Author: Adrian RomanEstudiante de segundo semestre en la concentración de Comunicaciones Tele-Radial, escritor, pintor y poeta, 21 años de edad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *