Por: Cristian Hernández (cristian.hernandez3@icloud)
Faltan menos de quince días para las Elecciones Generales y Puerto Rico se encuentra en la situación económica más difícil desde la década del 40. Esto se debe a las pobres decisiones de diversas administraciones gubernamentales en el pasado. Con una Junta de Control Fiscal Federal, el Gobernador se convierte en una mera figura decorativa y los poderes que se le otorgaron al país quedan totalmente anulados por la decisión anti democrática más reciente de parte del Congreso de los Estados Unidos de América.
El panorama para el pueblo es uno totalmente desalentador, en especial para las nuevas generaciones de puertorriqueños que luchan por su patria. Aún así, la gente pretende salir a votar en los próximos comicios y desde luego, esta elección tiene unos puntos muy interesantes que se deben observar de cerca.
Baja participación electoral
Primero hay que fijarse en el alto número de votantes inscritos para este año electoral, que oscila los tres millones de individuos, 2,867,558 para ser exactos, debido a la inflación provocada por una decisión del Tribunal del Primer Circuito de Apelaciones en Boston. Según los medios, unas 712,091 personas hábiles para votar que no participaron de los últimos dos eventos electorales, serán incorporadas a las listas, aunque esto no implica necesariamente que estos ciudadanos vayan a las urnas el 8 de noviembre.
Por otro lado, el número de electores nuevos para este año es de 178,032 y comparado con el 2012 (233,497 individuos), se observa una reducción de 55,465 inscritos. A esto se suma, la dramática baja poblacional, de 3,826,878 en el 2004 a 3,474,182 en el 2015 con un estimado de 300,000 electores menos para este evento y promediando la participación en unos 1,951,082 ciudadanos hábiles por los pasados 16 años y una disminución de un 4.51% de participación electoral en ese tiempo- la cifra sería sorprendente. Puerto Rico tendrá la elección con la participación más baja en los pasados años y puede rondar en una cifra menor al 70%.
En segundo lugar, se ve mucha apatía y desánimo en el ambiente. Un ejemplo idóneo es la gente jóven que está harta del bipartidismo y otro caso son los seguidores de ambos partidos tradicionales que están en situaciones incómodas por haberse reportado numerosos casos de corrupción gubernamental.
Estos casos son los que han causado divisiones masivas en los seguidores de los partidos y han dejado sentir su disgusto en las primarias electorales de este año, con una baja de 200,000 electores en el PNP y 100,000 en el PPD. Entre ambos colectivos, la preocupación mayor recae en los novoprogresistas por el efecto de su primaria a la gobernación, dejando un partido fragmentado por la misma mitad y cada día que pasa, se laceran más. Aunque la realidad de los populares no es muy lejana a sus adversarios, el choque ideológico del soberanismo con el autonomismo está muy presente, más el enfrentamiento del presidente a diversos políticos de la colectividad como Jaime Perelló, tienen un gran peso sobre los huestes y su líder.
Candidatos independientes
Otro fenómeno poco usual que se observa en estas elecciones son las candidaturas independientes de Manuel Cidre y Alexandra Lúgaro. Estos candidatos no tienen absolutamente nada que perder con hacer el intento y obtendrán un número significativo de votos, pero ¿es correcto decir que alguno de ellos va a ganar por un resultado revelado en encuestas en las redes sociales?
Esto es irreal y más cuando gran parte de los Baby Boomers no entienden como opera un celular de último modelo. Ahora, estos candidatos se harán sentir en la población juvenil apta para votar, pues están cansados del ciclo. Sin embargo, es imprescindible mirar bien el trasfondo de cada uno de ellos: una tuvo contratos con el Departamento de Educación y el otro fue donante de Luis Fortuño. Incluso, ambos han enfilado cañones en contra de la Universidad de Puerto Rico, lo cuál no le conviene para nada a ninguno de los dos.
Ahora, el efecto sorprendente de las candidaturas independientes será el siguiente: ambos obtendrán más votos que los partidos de tradición izquierdista, ya que ni el PIP ni el PPT han logrado crecer ni llamar nuevos electores.