Por: Andrés Acevedo Rodríguez
«Comprender la belleza significa poseerla», expresó una vez el escritor Wilhelm Lübke. En el contexto contemporáneo, la producción multimedia y la inteligencia artificial (IA) juegan roles cruciales en la configuración de los estándares de belleza. Ambos campos utilizan tecnologías avanzadas para crear, modificar y difundir contenido visual y auditivo, influyendo significativamente en la percepción de los ideales de belleza.
La producción multimedia y la inteligencia artificial (IA) tienen un impacto significativo en la representación de los estándares de belleza, creando y difundiendo imágenes idealizadas que a menudo promueven estándares poco realistas. La producción multimedia combina video, imágenes y animaciones para generar contenido visual modificado que influye poderosamente en la percepción del público, como se menciona en un artículo de Kaia Aero, al presentar modelos y celebridades con características físicas perfeccionadas y distorsionar así la noción de belleza. De manera complementaria, la IA utiliza algoritmos de reconocimiento facial y sistemas de generación de imágenes para ajustar retratos según ideales estéticos, reforzando estereotipos de belleza al perpetuar estos estándares idealizados.
La periodista Karen Hao, del Pulitzer Center, resalta que “la IA reduce el mundo a estereotipos”, intensificando la exposición a estos ideales e intensificar su impacto en la imagen propia y la autoestima. Esta sinergia de tecnologías intensifica la exposición a ideales estéticos inalcanzables, afectando negativamente la percepción propia de las personas. Esta información es fundamental fomentar una mayor conciencia crítica sobre el impacto de estas herramientas en la salud mental y la percepción individual de la belleza