Por: Mónica Cappas (monica.cappas@upr.edu)
En los últimos dos años, más de 100 mujeres han sido asesinadas en Puerto Rico. Sus muertes han quedado en el olvido como un periódico de ayer para algunos, en especial para el gobierno.
El gobierno permanece en silencio, sin embargo, nos matan, nos violan, nos acosan y la culpa es nuestra. Desde que tengo uso de razón esas han sido las reglas del juego. ¿El juego? El patriarcado. ¿Sus “jugadores”? toda persona que no sea un hombre cisgénero, blanco y rico.
En un mundo compuesto por 7.8 billones de personas, estos hombres dictan nuestras jugadas, victorias y derrotas. El tablero siempre está afuera de nuestro control y cada vez que pensamos que tenemos ventaja, el verdugo gira la flecha del tablero y nos condena, justificando sus acciones con “eso te pasa por jugar”.
La realidad es que esto puede ser un ejemplo alegórico, pero seguimos siendo un juguete más en la juguetería homines. A las mujeres nos crían con miedo de la violencia que puede ejercer el hombre y por consecuencia nos enseñan a “evitar” estas agresiones. Pero, si te raptan en tu casa, ¿aún la culpa es tuya? Si te violentan en tu auto, ¿la culpa es tuya por haber estado montada en el carro? ¿Por qué condenamos a la víctima y no al agresor?
Por ahí existe un refrán de que dice “la razón por la cual existen criminales es por culpa de las madres”. Analicemos esto. Mi hijo roba o mata a alguien, pero por haberlo traído a este mundo, es entonces mi culpa. ¿Por qué las mujeres somos responsables de los actos de los hombres en nuestras vidas?