“No estamos luchando únicamente contra una epidemia; estamos luchando contra una infodemia”, dijo el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la Conferencia de Seguridad de Múnich de 2020.
En los últimos tres años el virus SARS-CoV-2, mejor conocido como COVID-19, ha transformado la rutina cotidiana a nivel mundial, convirtiéndose en la razón por la que la humanidad ha tenido que implementar un nuevo estilo de vida. Según ha declarado la OMS, el brote del virus ha estado acompañado de infodemia y desinformación masiva. Ambos factores han sido fundamentales para la falta de conocimiento y la propagación de información errónea en cuanto a esta enfermedad particular.
Según la OMS, el término «infodemia» es la cantidad excesiva de información ‒en algunos casos correcta, en otros no‒ que dificulta que las personas encuentren fuentes confiables y orientación fidedigna cuando las necesitan. Por otro lado, la desinformación es la información falsa que tiene el propósito deliberado de engañar.
En dicho contexto de la pandemia actual se han divulgado todo tipo de datos inexactos respecto a los factores más importantes que debemos conocer sobre esta enfermedad. La manera más efectiva para instruirse sobre el tema es acudiendo a científicos expertos en el ámbito de la salud que nos sirvan de fuentes verídicas y a páginas oficiales que nos provean información segura.
¿Qué debemos hacer si contraemos el COVID-19?
“Lo más importante es usar mascarilla, (el) aislamiento, no exponer a más personas, comer saludable e hidratarse y manejar los síntomas”, indicó la Dra. Johana Betances López, pediatra en el Centro Pediátrico de Corozal y en el Centro de Servicios de Salud Integrados en Toa Baja. Otro elemento que la Dra. Betances enfatizó fue el hecho de evaluarnos con un médico. “Se debe evaluar para que el médico tome decisiones en cuanto al manejo, si se deben hacer algunas pruebas, si hay factores de riesgo, si requiere medicamentos, etcétera.”
El Dr. Domingo Betances Santos, pediatra y director del Centro Pediátrico de Corozal nos recuerda que el COVID-19 es un virus que no requiere antibióticos. “Solamente se usan antibióticos o esteroides cuando el virus está a pulmonía”, agregó.
“El virus se trata sintomático, es decir, tratar los síntomas, si hay fiebre tomar algo para la fiebre evitando la aspirina”, sostuvo el Dr. Betances.
¿Hay alguna diferencia entre cuarentena y aislamiento?
Conforme a las expresiones de la Dra. Betances la cuarentena es el período que debemos hacer guardados en casa luego de haber estado en contacto con una persona positiva a COVID. Sin embargo, el aislamiento, es el período que se guarda una persona que está con síntomas o que ya fue identificado como positivo luego de haberse hecho una prueba, usualmente es un período de diez días que se empieza a contar tan pronto empiezan los síntomas.
“El período de cuarentena va a depender si el paciente está vacunado, si no está vacunado y si tiene el refuerzo o no de la vacuna”, añadió.
Un ejemplo que explicó la doctora fue: “Si el paciente que se está evaluando, tuvo contacto con alguien positivo a COVID y esa persona no tiene vacuna, son 14 días de cuarentena. Si tuviera dos dosis de vacuna y no tiene refuerzo serían diez días. Si tiene todas las vacunas con su refuerzo, serían siete días guardado.”
Aseguró que “de todas maneras se va siempre a observar hasta el día 14 por si desarrollan síntomas, aunque haya terminado el período de cuarentena.”
¿Cómo se pueden ver alterados los resultados de una prueba de COVID-19?
Los médicos toman en cuenta que prueba realizar, pues cada prueba tiene un criterio específico. Dependiendo si el paciente presenta síntomas o no, de ser así, se considera cuando le comenzaron los mismos o la fecha de exposición. La prueba de antígenos es más probable que salga negativa si aún el paciente no tiene síntomas, por lo tanto, los expertos recomiendan realizar una prueba molecular cuando se tuvo contacto directo con una persona positiva al virus.
Según la revista médica The Lancet, los «falsos negativos» son más probables por el tiempo que a veces tarda en incubar el virus o porque la persona ya está en fase de recuperación y la prueba no detecta material genético suficiente.
Asimismo, la Dra. Betances comentó: “Podemos tener falsos negativos de antígenos si es muy pronto, si no tenemos síntomas o si no tenemos la suficiente carga viral”.
¿Cuántas variantes de este virus se han detectado? ¿Cuáles son sus diferencias?
Según un artículo publicado en la página web de Policlínica Metropolitana, las variantes de COVID-19 se encuentran clasificadas por la OMS, según su monitoreo. Las mismas son nombradas a raíz del alfabeto griego. Actualmente se conocen cuatro variantes clasificadas bajo monitoreo, variantes de interés, variantes de gran consecuencia y variantes de preocupación.
Al hablar sobre las variantes, la Dra. Betances explicó: “Las diferencias son por los síntomas, algunas se manifiestan con síntomas gastrointestinales o síntomas respiratorios. Hemos visto unas variantes más infecciosas que otras, que tienen más sintomatología”.
Entre sus expresiones alegó que la variante original y la Delta fueron las que provocaron enfermedad más severa, más hospitalizaciones y muertes.
“El Ómicron se ha caracterizado porque es sumamente transmisible, es bien infeccioso y fácil que se transmita entre unas personas y otras. Agraciadamente, hemos visto que tiende a provocar síntomas menos severos, por lo tanto, no se ven tantas hospitalizaciones y muertes como veíamos con las otras cepas”, agregó.
Efectos a largo plazo del COVID-19
Al menos el 50% de las personas que sobreviven el COVID-19 experimentan una variedad de problemas de salud física y psicológica durante seis meses o más después de su recuperación inicial, según una investigación sobre los efectos a largo plazo de la enfermedad, publicada en la revista JAMA Network Open.
La investigación basada en datos de 20,351, adultos y niños encontró que más de la mitad experimenta disminución en el bienestar general. Alrededor del 25% tienen problemas para pensar o concentrarse, el 30% desarrolló un trastorno de ansiedad y el 25% tienen problemas respiratorios.
El Dr. Domingo Betances aseveró: “El efecto secundario más importante en adultos es la depresión, ha habido muchos pacientes con pérdida de audición, pérdida de memoria e inclusive se ha afectado el olfato y el gusto. Hay mucha gente que desarrolla ansiedad, y no solamente por la enfermedad, sino por la época que pasamos”.
Es de gran importancia detener la propagación de información falsa, acudiendo a expertos en el área de la salud y a fuentes oficiales fidedignas que nos puedan orientar con certeza. La desinformación ha sido un factor grave que ha afectado el conocimiento de las personas durante este tiempo de pandemia.
Algunas fuentes recomendadas para obtener información y datos verídicos son: Organización Mundial de la Salud (https://www.who.int/es) , Organización Panamericana de la Salud https://www.paho.org/es), Centers for Disease Control and Prevention (CDC) (https://www.cdc.gov), el Departamento de Salud de Puerto Rico (https://www.salud.gov.pr).