Por: Naomi Sánchez y Lidmary E. Rodríguez, estudiantes del curso Principios de Periodismo de la Dra. Sarah V. Platt
El cortometraje titulado “Mi amigo Nietszche”, dirigido por Fáuston da Silva presenta a Lucas, un niño brasileño de las favelas, a quien no le gusta leer. Un día mientras camina, se dirige hacia un basurero donde encuentra un libro peculiar titulado “Así habló Zaratustra”. El niño comienza a preguntarle a varios adultos en su barrio sobre el libro y no recibe una respuesta concreta, ya que las personas desconocían de qué trataba e incluso también a su autor. De este modo deciden ignorarlo, en vez de prestar atención a sus dudas. Eventualmente, el niño comienza a leer el libro y se nutre del contenido.
Lucas decidió ser diferente, porque se enfrentó ante un tema que no conocía y se propuso investigarlo. A diferencia de los demás, se esforzó por entender y tomar la filosofía de Nietszche como una forma de vivir; se olvidó de los “tabús” que algunos temas como la religión ocasionan; se atrevió a ser distinto. La novela filosófica no solo influyó a Lucas en su vida personal, sino que también lo ayuda en el ámbito académico y a subir sus notas.
En este momento del cortometraje se evidencian varios factores: la importancia de educarnos y cómo en ocasiones el sistema educativo falla en no ofrecer este tipo de material o perspectiva en el aula. A veces debemos ser como Lucas y permitirnos enfrentar y conocer distintas ideas. De esta manera, podríamos experimentar lo desconocido y permitir que lo que ocurre a nuestro alrededor cambie nuestra manera de pensar, de ser, ver, y actuar. Asimismo, servir de ejemplo para otros.
A pesar de que el cortometraje muestra lo importante que es aprender, también demuestra las consecuencias, ya que los adultos a su alrededor le comienzan a temer a Lucas, incluso piensan que está loco. Esto en gran parte se debe a que no están acostumbrados a lo que el niño manifiesta y esto los lleva al rechazo. La falta de conocimiento de los otros y de aproximación hacia los otros s personas y se podría inferir que sienten temor al oírlo y desean detenerlo. A pesar de estos retos, Lucas decidió ser diferente, se enfrentó a algo que no conocía, se esforzó por entenderlo y tomarlo como una forma de vivir; se olvidó de los “tabús” que algunos temas como la religión ocasionan y se atrevió a ser distinto.
Al observar esta situación en el corto, pudimos asimilarla con las situaciones que ocurren hoy día en Puerto Rico. Al momento de discutir temas políticos o religiosos, de los cuales no estamos acostumbrados a escuchar o diferentes a los propios, decidimos descartarlos sujetándonos a lo que “ya sabemos”, pero: ¿Qué realmente sabemos? ¿Cómo pretendemos saber algo si no estamos abiertos a nuevas ideas?
El fanatismo político que existe en isla es un claro ejemplo de esto. En las elecciones se pueden ver grupos de personas votando por partidos sin realmente conocer sobre ellos. Este bipartidismo, desde luego nos lacera a todos los niveles habidos o por haber.
Similarmente, una gran parte de la población fanática se opone a otros partidos y candidatos con diferentes ideas. Esta situación es muy parecida a la que ocurre en el cortometraje con la religión, cuando llevan a Lucas a purificar a la iglesia para alejarlo de lo que catalogaban como “mal”, un mal que al fin y al cabo era algo que desconocían.
Es verdaderamente impresionante ver cómo los demás se rehusan a algo que desconocen y lo etiquetan como “algo malo” cuando en realidad lo que se debería hacer es mantener una mente abierta e investigar lo incomprensible sin abstenerse a algo nuevo o diferente, ya que quizás ese cambio produzca algo innovador y tengamos una visión diferente en medio de este fanatismo ciego. Acerquémonos al otro y estrechemos lazos de empatía y entendimiento, no de odio e incomprensión. Abramos nuestra mente, tal como hizo Lucas, comencemos a leer un nuevo libro y posiblemente descubriremos todo lo que tiene por ofrecernos y enseñarnos.