Por: Karla M. Cordero Rivera (karla.cordero1@upr.edu)
«Educar a un hijo al igual que una hija es el primer paso para radicar el machismo». A primera vista se nos hace díficil creer que la sociedad justifique o divida los derechos y obligaciones entre hombres y mujeres. El verdadero problema recae cuando se comienza a ejercer daños sobre la mujer.
En Puerto Rico el número de feminicidios aumentó tras el paso del huracán María. La cifra final aproximada del 2018 se estimó a unas 21 víctimas. Dicha violencia se le adjudica a la depresión que provocó el fenómeno atmosférico en el 2017. Un estudio que realizó las Naciones Unidas (U.N. por sus siglas en inglés), confirmó que los feminicidios están en crecimiento, ya que mundialmente al año mueren más de 30,000 mujeres a consecuencia de la violencia de género.
«Los hombres no lloran» decía la mamá de quien años después fue agresor con su esposa. ¿Dónde está el verdadero problema? ¿Será que somos una sociedad con falta de educación o quizá solo se trata de una cuestión de sentido común?
El hallazgo de una mujer sin vida junto a su bebé de dos años ha revolucionado las redes. Resulta que muchas veces el agresor ofrece una imagen impecable hacia la sociedad, lo que por desgracia convierte la situación en un estado difícil de creer o comprender. Nos impacta más cuando viene de un hombre intachable ante la sociedad y buen padre de familia.
¿Por qué tenemos que esperar noticias como esta para indignarnos? Podemos evitar que las portadas de nuestros periódicos estén repletas de noticias como ésta y la única manera de hacerlo es educando. No solo en las casas, sino también el los centros
Hablando desde el punto de vista de una mujer, planteo la siguiente pregunta ¿Acaso no somos lo suficientemente mujeres para ser escuchadas, comprendidas y valoradas? Te quiero hablar sobre la igualdad, sobre la humanidad y el valor que cada persona posee. Como mencioné anteriormente, si el racismo te parece mal ¿por qué no tomas igual el tema del feminismo? A fin de cuentas, se trata de libertad.
Nuestro proceso de vida nos coloca como instrumento para traer nueva vida al mundo y muchas veces partimos antes por medio de un feminicidio. No somos un objeto, no somos algo que manipulas, somos un ser humano más y tenemos el mismo valor que usted que me lee.
Así mismo deberíamos estar listos para el cambio de la mujer como símbolo de libertad y no en la opresión que aún en el siglo 21 estamos viviendo.
Levanto un llamado por todas las mujeres que han sido victimas de maltrato emocional y físico. Por esas que son obligadas a realizar acciones en contra de su voluntad porque no respetan sus determinaciones. Mujeres que diariamente viven con el temor de vivir su último día en manos de su pareja, jefe, familiar o persona cercana que la acosa. Escribo por ustedes quienes no se atreven a levantar la voz, redacto por ustedes, quienes fallecieron y nunca pudieron contarlo.