Por: Andrea N. Ramos Flores (andrea.ramos15@upr.edu)
En el panorama universitario boricua actual coexisten tres categorías de estudiantes: los que estudian y trabajan, aquellos que trabajan y encima gestionan un pequeño negocio y los que estudian únicamente. Yo pertenezco a esa tercera.
Curso mi cuarto año en la universidad y nunca he tenido un trabajo. ¿Será que estoy mal por ser solo estudiante y no trabajar? ¿Será que no alcanzaré a ser alguien porque no tengo dos trabajos más estudio?
Alguna vez escuché a alguien decir que los jóvenes de hoy día no quieren trabajar. Creo que incluso repetí semejante disparate por algún tiempo. Hasta que me tocó a mí ser joven adulta. Hasta que comencé a prestar atención y a escuchar las historias que a mis oídos llegaban. Y lo que descubrí me dejó pensando… No, no es que nosotros los jóvenes no querramos trabajar. Es que nos están haciendo elegir entre estudiar o ser esclavos del trabajo.
Por un lado, tenemos a la familia insistiendo en la importancia de estudiar para ser alguien en un futuro, alguien que «nos saque de la pobreza». Y mientras algunos concentramos todas nuestros esfuerzos en estudiar y alcanzar ser ese alguien, nos suben los créditos y cada vez sobra menos dinero de la beca.
Un impacto que no vi claramente hasta que me tocó hospedarme y tener que rendir la beca para pagar hospedaje. En esos dos años hospedándome, pude escuchar historias de cómo otros estudiantes hacían malabares para costear gastos básicos: hospedaje, comida y todo lo demás que un estudiante necesita, solo con el sobrante de la beca que cada vez, es menos.
Estudiar en la universidad me ha abierto paso a conocer un sin número de personas y con eso muchas historias, todas diferentes las unas de las otras. Desde: «Chica, renuncié… mi jefe se enojaba si decía que necesitaba estudiar», o «Les di mi horario desde el día #1 y ellos me ponen a salir a la hora que les da la gana».
Ah, pero los jóvenes de hoy día no queremos trabajar, mientras yo sí se de aquella que hacía malabares para llegar al trabajo sin tener carro, o de otra que hacía compra con calculadora en mano para no excederse en gastos… y como esa mil historias más.
¿Y qué me dice de esos otros que estudian, trabajan, más están emprendiendo?
De repente fue como si hubiese un boom de jóvenes emprendedores. Algunos trabajan y estudian, otros como yo solo estudian y tienen su pequeño negocio. Y ahí fue que me cayó el 20… No es que no queremos trabajar, sí queremos echar pa’ lante, pero las injusticias a veces vividas en los lugares de trabajo ponen a nuestros jóvenes entre la espada y la pared. Entre si deben seguir estudiando lo que les apasiona o si deben concentrarse en solo generar ingresos para sobrevivir.
Cuando ella me dijo, «yo tuve que sacrificar mis estudios para poder cumplir con mis horarios aquí», ahí supe que yo no quería eso, y renuncié.
Situaciones como esta nos han impulsado a buscar vías alternas que nos permitan continuar con nuestros estudios mientras generamos un ingreso adicional. Y me di cuenta de que no trabajar no me hace menos que el estudiante que si lo hace. Empiezo de repente a entender que todos tenemos vidas y situaciones diferentes, y que nuestro camino al éxito no se define por si trabajas y estudias, o si solo estudias.
Así que usted, la próxima vez que repita como papagayo, «es que los jóvenes de hoy día no quieren trabajar «, tómese aunque sea un momento para hablar con los jóvenes que le rodea y notará que está muy equivocado. Al final del día no importa si estás trabajando por tus sueños, por mantenerte o por las razones que sean, tú sigue.