Como ex estudiante del sistema público de Puerto Rico, no puedo dejar de pensar en cuando asistía a clases. Pedía permiso para ir al baño, pero antes, verificaba si había papel higiénico y básicamente, nunca había. En ese momento, tenía que salir del baño y recuerdo que le pedía papel a la maestra de Salud. El siguiente papelón era lavarme las manos. ¿Jabón? ¿Qué rayos es eso en una escuela pública de Puerto Rico? ¿Recuerdan? Seguro que sí.
Por eso, considero absurdo, ilógico e insensato que se cumpla con la nueva orden ejecutiva que estableció el Gobernador Pedro Pierluisi, sobre el inicio de las escuelas en Puerto Rico.
¿Qué garantiza la buena higiene de los planteles? Spoiler Alert: nada. Porque siempre han existido enfermedades y realmente, nunca les ha importado cuidarnos.
“Cada plantel escolar será responsable de limpiar y desinfectar constantemente los pupitres, puertas y llaves de los grifos”. Así lee la Orden. El chiste del mes. Cuando iba a la escuela, la mayoría del tiempo los baños no eran correctamente aseados, ni habían materiales de limpieza, mucho menos escolares. Además, en ocasiones los artículos los debían llevar los mismos estudiantes o docentes.
Por otro lado, llamó mucho mi atención algo que expresó Ana Santiago, practicante de la escuela Elí Ramos, quien piensa que sí se cumplirá la orden, ya que es “maestra y sé que se deben cumplir a como de lugar. Puede que el gobierno no supla, pero el personal vela por cada estudiante”. Situación totalmente cierta, ya que la mayoría de los maestros vela por sus estudiantes, pero confirma lo que me preocupa: que el gobierno no cumple lo que divulga.
Es triste que nuestros educadores con lo poco que ganan tengan que sacar de sus salarios para ayudar a los estudiantes, para costear los productos de higiene y materiales escolares. ¿Valdrá la pena que se sacrifiquen cuando el gobierno no lo hace? Diría que no. Nos toca exigirle al gobierno y no quitarles el guante de encima. No es algo que se hace hoy y mañana se deja.
“Cada escuela deberá contar con termómetros para la toma de temperatura diaria en las entradas de sus instalaciones y con estaciones que provean mascarillas y desinfectantes en todos los salones”. Sí, ¿cómo no? No sé si llorar o reír con este punto, por las personas que aun siguen ingenuas y piensan que el gobierno cumplirá.
¿Recuerdan los vagones de suministros? Sucedió bajo el control de otra persona, pero el mismo gobierno. Se perdieron muchas ayudas y no paro de pensar que en esta ocasión será el mismo perro con diferente collar.
Vuelvo y me pregunto, ¿qué garantiza la buena higiene de los planteles? La respuesta sigue siendo la misma: nada lo asegura.
Otro punto y nos marchamos, “las escuelas tendrán que limitar el uso de objetos compartidos, como lo son los equipos de educación física, materiales escolares y de arte, así como los juegos”. ¿Entonces en cada escuela habrá materiales para cada niño? Por favor, ¿cuándo se ha visto eso? Apenas dan presupuesto para los materiales que los niños comparten entre ellos.
Esto se puede ver desde el año de las guácaras. Busquen noticias sobre el tema. Coloquen “falta de materiales en las escuelas de Puerto Rico” y más de una noticia saldrá en tu pantalla.
Esto tambien me hace recordar cuando en la clases de Ciencias tenía que esperar que mis compañeros hicieran sus experimentos para tener la oportunidad de realizarlos. Incluso aveces no se realizaban porque no habían materiales. No sean ingenuos: es estúpido pensar que comprarán todos los materiales necesarios en todas las escuelas.
No obstante, un dato interesante es que el Departamento de Educación es el que más ayudas federales recibe. Entre el 2012 y el 2015, recibieron un estimado de $ 4,668,081 y en el 2020 un aproximado $3,969,361.
¿Qué diantre hacen con ese dinero? ¿Aparecerá en bolsillos que no deberían? Definitivamente se los embolsillan para luego pasarle la culpa como si fuera una «papa» caliente.
Ahora bien, pensemos en una educación de color de rosa -que tal vez nunca experimentemos-, para esto, el CDC tiene algunas consideraciones sobre el funcionamiento de las escuelas durante la pandemia del COVID-19.
¿Me deja tranquila el documento? No. Pienso que es más de lo mismo: falsas promesas. Veremos si me equivoco. A lo mejor y con mucha fe -la misma que hemos tenido para creerles- a última hora se dan cuenta de su insensatez y cancelan toda la operación ¿Quién sabe?
No puedo terminar sin dejarles unas últimas interrogantes que no paran de sonar en mi mente. ¿Puerto Rico seguirá igual de ingenuo creyéndole al gobierno?, pensemos más allá, recordemos y nunca olvidemos como nos han engañado.
¡Estamos en una pandemia, caramba! Si estas situaciones antes ocurrían, ahora también, ¿seremos su experimento una vez más?