Por: Marianely Figueroa (marianely.figueroa@upr.edu)
El pasado mes de agosto, la Federación Internacional de Periodistas (FIP) reveló que hasta el 19 de agosto, al menos 171 periodistas habían muerto por coronavirus en América Latina: más del triple de víctimas registradas el año pasado en todo el mundo, por violencia institucional, terrorismo y narcotráfico.
En una época tan lamentable donde el mundo entero ha recibido el impacto de una pandemia producida por el Covid-19 y en la que tanta gente está aislada y temiendo por su salud, los periodistas han sido pieza clave en el proceso de mantener informada a la ciudadanía.
Al inicio de la pandemia fueron muchos los países los que optaron por un cierre total. Todo el mundo debía permanecer en sus casas hasta nuevo aviso. ¿Se hubieran imaginado cómo hubiese sido el proceso sin la cobertura realizada por los periodistas?
La figura del periodista ha sido fundamental en el proceso de defender la libertad de información, la verdad y los hechos. Una vida sin periodistas sería una basada en rumores, desinformación y mentiras: diría que un tanto miserable.
Durante estos últimos meses se les ha agradecido a los enfermeros, doctores, bomberos, policías, por estar en primera fila de batalla enfrentando este enemigo invisible. Sin embargo, no se les pasa por la mente que un “simple” periodista corra algún tipo de peligro ejerciendo su trabajo.
Muchos comentan sobre la profesión de un comunicador como “fácil o sencilla” porque es “simplemente tomar una foto, hablar frente a una cámara o escribir sobre un tema”. Se olvidan de aquellos que no tienen la opción de permanecer en sus hogares para no contagiarse del covid, de no ir a trabajar para estar a salvo cuando viene un huracán, de protegerse de los disturbios, gases lacrimógenos, arrestos durante una protesta, conflictos de guerra, epicentros de terremotos o cualquier otro evento que represente amenaza.
Ponen por encima de su bienestar y seguridad a quienes recibirán la noticia. Como es el caso de uno de nuestros canales locales, que varios comunicadores han sido contagiados y aún así muchas personas critican y responsabilizan al canal, a través de las redes sociales, por la ausencia de personal.
Las cifras de muertes y arrestos en distintos países son alarmantes. Según el Instituto Internacional de la Prensa, ha habido más de 130 presuntas violaciones a los medios desde el inicio del brote. Igualmente informo que cerca de 40 periodistas han sido arrestados por informes críticos de la respuesta del Estado a la pandemia o por simple y sencillamente cuestionar la precisión de los números oficiales de casos y muertes relacionadas por el COVID-19. El número real de violaciones y arrestos de los medios, al día de hoy, es probablemente mucho mayor.
Ha habido, incluso, informes de periodistas desaparecidos después de publicar una cobertura crítica sobre la pandemia y autoridades han cerrado medios de comunicación por sus informes.
Se necesita mucho más apoyo y respaldo por parte de la ciudadanía a todos estos profesionales que buscan principalmente llevar una información para el beneficio de todos.
El periodista merece ser respetado de la misma manera en la que lo es un doctor, un policía, un bombero. En estos meses que hemos enfrentado como país distintas situaciones lamentables, terremotos, crisis económicas, eventos atmosféricos, pandemia, protestas, los periodistas han estado en primera fila cuestionando, investigando y facilitándonos valiosa información para estar al tanto de todo lo que acontece a nuestro alrededor. Se exponen no tan solo físicamente, sino también emocionalmente. Son ellos los que salen a la calle a buscando dar visibilidad a historias reales y alzan la voz por aquellos que no pueden.
“Proteger a los periodistas del acoso, las amenazas, la detención o la censura nos ayuda a mantenernos a todos a salvo.”
Michelle Bachelet, alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos