El pasado martes 23 de septiembre, Puerto Rico estuvo a la espera de la depresión tropical Karen. Sin embargo, a pesar de que sí sentimos sus ráfagas y fuertes lluvias, nos llevamos un bono extra. “¿Viene o viene?”, la incertidumbre nos arropaba al ver que cada vez más, Karen seguía moviéndose al noreste.
Pasaron las once de la noche del martes, todo estaba tranquilo y mis ojos ya a punto de cerrarse, pero de momento…
“¿TEMBLÓ?!”
Esa fue la expresión que corrió por los cuatro puntos cardinales de la isla al sentir ese movimiento repentino de las placas tectónicas. Un temblor de 6.4 en la escala Ritcher, irónicamente nos inmovilizó a pocas horas de la madrugada del miércoles.
“¡PUM!, ¡PAM!”
Escuché en mi cuarto cuando se cayó la bocina que estaba conectada al home theater de la sala oscura. Casi diez segundos temblando (o al menos así de largo lo sentí) y no fue hasta que dejó de jamaquearse el suelo que asimilé la realidad.
Sí mi gente, tembló, y aunque Facebook se volvió loco con memes y estados de la gente preguntando lo que se contestaba solo, la verdadera interrogante en mi cabeza aturdida fue:
¿Estaremos realmente preparados para cuando la tierra decida volver a acomodarse?
La contestación se cae de la mata, no, no estamos para nada ready.
Surgieron alrededor de 230 réplicas en los últimos días después de aquel casual temblor que nos tomó por sorpresa esa noche. Señores, creo que la madre naturaleza nos está gritando:
¡Auxilio! ¡Ayúdenme! Esto no es un juego.
Creo fielmente que es parte fundamental del gobierno educar a la ciudadanía con respecto al tema, pero no seamos parte del problema, sino de la solución.
El 11 de octubre de 1918, Puerto Rico sufrió uno de los terremotos más fuertes de su historia el dia de San Fermín, alcanzando una magnitud aproximada de 7.3.
“De acuerdo a datos oficiales un total de ciento dieciseis (116) personas perdieron sus vidas y la pérdida de propiedad alcanzó en valor cerca de $4 millones de dólares, cifra cuantiosa para la época”, publicó la página Red Sismica de Puerto Rico de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez.
Actualmente, no tenemos los recursos necesarios para enfrentar otro suceso como éste de 1918. Damos gracias a Roberto Cortés, Deborah Martorell, Ada Monzón y a todos los que forman parte del campo meteorológico por su intervención mediática.
“Mantengamos la calma, no hay alerta de tsunami, pueden estar tranquilos”, comentó Ada Monzón en su Facebook Live.
Aunque sí hay ciertas señales, la realidad es que cuando vaya a ocurrir, simplemente comenzaremos a movemos de la’o a la’o como un buen baile de merengue afinca’o -sí, bien pegaditos al suelo y en una loza-.
¡No estamos preparados, familia!
Busquemos información, vamos a educarnos, vamos a prepararnos (guardemos alimentos enlatados, creemos un plan de emergencia, ten tu bulto de seguridad preparado). Aquí te brindo un ejemplo.
Vamos, tomemos acción, vamos a ayudar a otros, vamos, vamos, vamos … uno nunca sabe que pueda pasar en el momento menos pensado, ¿y si vuelve a temblar?