Se esparce demasiado rápido y nos afecta a todos desmedidamente.
El tema del Coronavirus claramente se ha robado el protagonismo semana tras semana. Desde que se escuchó por primera vez el tema, lo que parecía importante simplemente fue perdiendo relevancia, y como la gota que derrama el vaso, surgieron las expresiones del secretario de salud, Rafael Rodríguez, quien dijo: La llegada del Coronavirus a la isla es inminente.
Bueno, creo que está más que claro que luego de sus expresiones hasta hablar sobre el nuevo álbum de Bad Bunny, ha pasado a segundo plano, al menos por unos días.
Es clara la gravedad del asunto en este tema que sin duda alguna nos genera gran impotencia y es que en algún punto, no tan lejos de nosotros, el virus continúa propagándose y cada día parece estar más cerca. Hasta el momento se han reportado 95,000 casos en 86 países.
Esta enfermedad, se transmite de persona a persona, se esparce muy rápido y nos puede llegar a afectar a todos. Y claro, en este caso, no está en nuestras manos controlar lo que pase, a quien infecte o hacia donde se dirija.
A mí me recuerda a los medios actuales en donde todo se esparce en menos na’ y en donde muchos quieren hablar, pero pocos tienen algo importante que decir. ¿Pero, qué te puedo decir? Es una de las adicciones de la modernidad.
El mal uso de las redes sociales es casi tan dañino como el Coronavirus. Aquí se alaban a unos y calumnian a otros, como en el caso de la mujer transgénero Alexa, quién fue asesinada sin motivo, sin ser comprendida, sin dar su versión y sola. Y todo comenzó por una publicación malintencionada que se viralizó en Facebook.
A Alexa se le acusó de perversa, porque entró al baño de mujeres en un establecimiento de comida rápida y mientras se disponía a utilizar el baño colocó un espejo, que siempre llevaba consigo en el suelo y esta acción fue mal interpretada por una señora que se encontraba en el baño aledaño. A raíz de la publicación que se compartió en las redes sociales, se generó una avalancha de comentarios cargados de odio hacia Alexa. Luego de esto alguien, con complejos de justiciero, le arrebató la vida y grabó lo sucedido.
Aquí pudimos observar a una sociedad que simplemente tomó una información no corroborada como cierta, y la volvió viral. Así también, varios medios televisivos, que al parecer tampoco se aseguraron de la veracidad de la información, realizaron expresiones negativas e incluso ignorantes al respecto. Se le acusó sin fundamento y no fue hasta después de su muerte que se le defendió. ¡Un poco tarde nada más!
Pero, ¿qué es lo que está pasando? ¿No vemos la gravedad del asunto o acaso es que la ignoramos? A lo mejor el anonimato que la tecnología facilita nos hace sentir con el poder o derecho de atacar o menospreciar a otra persona, hasta llegar al acoso.
Esta conducta cuando comienza a ser constante, puede convertirse en lo que conocemos como acoso cibernético. Este se manifiesta a través del envío y difusión de mensajes amenazantes, rumores, imágenes, fotos, vídeos y secretos de la víctima, suplantación de la identidad y la exclusión social, entre otros aspectos.
Una gran cantidad de estudios han demostrado que el acoso cibernético o “cyberbullying” tiene una gran prevalencia y que provoca graves consecuencias a sus víctimas. Estas incluyen problemas de salud física y mental, de tal magnitud que han provocado suicidios entre algunas de sus víctimas a nivel mundial. Estas acciones no le ofrecen una voz a la víctima, solo la acusa y condena, y sin permitirles ejercer el derecho de la duda las vuelve culpables.
Ahora bien, lo que diferencia al tan temible Coronavirus de nuestra adicción, es que, si podemos controlar lo que circula, podemos cambiar una vida y hasta podemos proteger una.
“Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas” dijo una vez, el filósofo italiano Umberto Eco, quien criticó duramente a la internet afirmando que este medio ha promovido a cualquier tonto como portador de la verdad. Además expresó, que aunque no se puede detener el avance de la internet, sí se puede educar a los jóvenes para que la utilicen de manera crítica.
Se debe tener mayor precaución con lo que se comparte. Hay demasiadas noticias falsas y desinformación. Abundan los sitios web cuestionables y los pseudo periodistas.
Además, no debemos olvidar que los medios son un arma de doble filo, y es por esto que debemos tener más cuidado con lo que se comparte.
Usemos esta gran plataforma de manera consciente y sin promover la desigualdad y los prejuicios. Dejemos de enfermarnos como sociedad, que para esto sí existe cura.