Actualmente en Puerto Rico más de un millón de adultos vive con una discapacidad física o mental. Según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, esta cifra representa al 43% de la población de la isla. Como antídoto muchas personas con impedimentos funcionales han optado por tener una mascota que provea consuelo y sostén en tiempos de estrés.
A pesar de que no existen estadísticas específicas sobre el tema, luego de la pandemia del Covid-19 y el encierro producido por la mismo, se ha podido apreciar un aumento significativo en la compra y adquisición de mascotas. Esto posiblemente se deba al deterioro generalizado de la salud mental y la soledad que muchas personas han tenido que enfrentar en estos tiempos. Como consecuencia, ha surgido una nueva modalidad o etiqueta para llamar a estos animales, mascotas de apoyo emocional, es decir, que aún sin estar entrenados oficialmente, sirven para acompañar a sus dueños y aumentar su bienestar.
De acuerdo con el periódico New York Times, en el 2019, se registraron 200,000 animales de apoyo emocional en los Estados Unidos. Cualquier mascota puede servir o ser considerado un animal de apoyo emocional, ya que no existe un requisito específico. A pesar de que la mayoría de estas mascotas suelen ser perros o gatos, también conejos, aves, serpientes o incluso peces, pueden ser considerados animales de apoyo emocional, por el vínculo este que mantienen con su dueño.
“La función principal de un animal de apoyo emocional es brindar compañía y consuelo a una persona.”
Así lo explicó la Dra. Damiris Santiago, experta en consejería.
Según la Ley Americana de Discapacidad, un animal de apoyo emocional, no es considerado un animal de servicio. Por ende, no tiene la obligación de pasar por un proceso de entrenamiento para realizar una tarea específica. Sino, que su convivencia con las personas les permite aumentar los niveles de oxitocina y serotonina en el cerebro lo cual disminuye el sentimiento de soledad, depresión y ansiedad.
“Por lo general, nosotros vemos muchas mascotas de personas envejecientes que viven solos y sus perritos son lo único que tienen.”
Mencionó la Dra. Ileana M. Rivera Mujica, experta en medicina veterinaria.
Según, el psicólogo Dr. Franklyn Laracuente, estos animales pueden ayudar a todo tipo de personas sin importar la edad. En los niños, fomentan el sentido de responsabilidad, a los adultos les brindan soporte cuando pasan por algún trastorno mental y a los envejecientes les brindan compañía. Es decir, depende de la necesidad de la persona, esa mascota llenará un vacío existente.
Además, los animales producen un impacto positivo en la salud física de las personas. De acuerdo con el Instituto Nacional de la Salud, estos producen una disminución en la presión arterial y minimizan el dolor. Por otra parte, ocasionan una reducción en la renina plasmática y aumentan el sistema inmunológico según la Librería Nacional de Medicina. Depende del tipo de mascota, pero en algunos casos se puede observar un aumento significativo en la actividad física de su dueño para suplir sus necesidades básicas de jugar y salir a caminar en el exterior.
La labor de los animales de apoyo emocional va mucho más allá de simplemente estar ahí. Esa presencia, puede cambiar por completo la vida de una persona. Este es el caso de Gladys Casanova y Blanca Rivera.
A la edad de 83 años, Gladys y su esposo adquirieron a Mota, una pequeña perrita blanca. Sin embargo, hace dos años atrás, él falleció y desde entonces esta perrita vive dedicada por completo a su dueña. Ambas llevan ocho años juntas y actualmente son indispensables la una para la otra. Mota le brinda una compañía y atención excepcional a su dueña, tanto así, que a pesar de no haber recibido ningún tipo de entrenamiento, ella conoce cuando Gladys está enferma, triste o agotada. Incluso cuando está por realizar alguna actividad que pueda serle dificultosa para su edad.
“En ocasiones, cuando yo utilizo el andador, rápido ella va y le avisa a mis cuidadoras, incluso cuando estornudo. Mi vida cambió porque tengo alguien que se preocupa grandemente por mí.”
Por otro lado, algunos podrían argumentar que desde siempre los animales han ayudado a las personas. Ginger era una perrita que fue adoptada por una enorme familia de cinco integrantes hace aproximadamente 40 años atrás. Su dueña, Blanca Rivera, fue diagnosticada con vasculitis a la edad de 40 años y el diagnóstico de los médicos establecía una enorme posibilidad de que ella no volvería a caminar. Sin embargo, Ginger, la ayudó a salir de este proceso por medio de su compañía y una enorme motivación.
Para más información:
Ley de Animales Dedicados: Proyecto del senado 0138
Albergues de animales en Puerto rico: Tu Línea de Servicios de Gobierno 311
Razas de perros recomendables: Tu Centro Canino