Por: Zaelys A. Pellicier Plaza (zaelys.pellicier@upr.edu)
Febrero fue un mes que sacudió el mundo del entretenimiento surcoreano. Llegó con anuncios de nuevas discografías y conciertos, la presencia del K-pop en los premios Grammy y la revelación de un patrón de abusos laborales y sexuales hacia varios estudiantes de la Escuela de Artes Escénicas de Seúl (SOPA por sus siglas en inglés).
Cuando la situación salió a la luz se formó un revuelo en las redes sociales, e incluso se reportó el comienzo de una investigación sobre el asunto. El día de hoy cuenta otra historia: parece como si toda esta controversia fuera una película que nadie recuerda.
Si buscas información sobre el acontecimiento en internet verás tan pocos artículos y “vlogs” que puedes contarlos con una mano. Te invito a buscar la noticia en los medios periodísticos principales de Puerto Rico, Estados Unidos y otros países. Si no encuentras resultados no es un error de tu celular o computadora, es que nunca escribieron siquiera un titular sobre ello.
Se aconseja mucho romper el silencio, denunciar abusos de cualquier índole y acabar con estos patrones de maltratos. ¿Cómo quieren los medios que eso ocurra, si de forma constante nos arropan con una cortina de humo plagada de “noticias” y eventos triviales para alejarnos del asunto? ¿Cómo quieren que ocurra, cuando siguen en el aire los prejuicios tales como “solo buscan llamar la atención” o “ellos saben a lo que se exponen”?
Para comprender un poco más estas preguntas veamos la situación que se enfrenta en el documental «Finding Neverland», donde dos hombres hablan sobre situaciones de abuso sexual que sufrieron de la mano del cantante Michael Jackson. Los comentarios predominantes de la audiencia en redes sociales son dedicados a atacar a las víctimas, acusándolos de querer llamar la atención y que tardaron demasiado en hablar.
Otro caso conocido es el de R. Kelly, productor y cantante de música R&B, quien ha sido acusado y encarcelado de varios delitos de abusos sexuales. De parte de los internautas se encuentra repudio hacia este individuo, pero varios medios reseñan datos banales que desvían por un rato la situación (por ejemplo, que comió luego de salir de la cárcel).
Con esta realidad el caso de SOPA resulta preocupante. Hablamos de explotación laboral, económica y sexual a menores de edad. Los estudiantes fueron amenazados con una demanda por difamación, tras publicaciones que denuncian estos abusos en varias redes sociales. Aun así no se rindieron para crear un video musical en YouTube el cual refuerza sus puntos.
Si estas acusaciones severas fueran solo una broma desagradable, ¿no creen que estos jóvenes se detendrían luego de las amenazas? En mi punto de vista tomar un riesgo inmenso como este significa que algo sí está pasando, muchos sufren por ello, y quien sabe cuántos más se afectarán en el futuro.
Estos estudiantes de Corea del Sur merecen ser escuchados. Quizá vivamos lejos, pero estas son situaciones que pueden tocar en cualquier país –o quizá ya han ocurrido cerca de nosotros sin darnos cuenta-.
Tengamos en mente que estos jóvenes entraron a esta institución para aprender y cumplir muchos sueños, y aunque por supuesto deben trabajar mucho para llegar lejos, este esfuerzo no debe incluir maltratos que los marque de forma negativa el resto de sus vidas.