Por: Alexandra Z. Sanabria Rivera (alexandra.sanabria@upr.edu)
La belleza parece ser un tema recurrente entre los seres humanos y por consecuencia, también la fealdad. Decía Dorothy Parker, una escritora estadounidense, que:
La belleza es tan profunda como lo es la piel, pero la fealdad llega hasta el hueso.
En el caso de Hunter Stockton Thompson, la verdadera fealdad humana es tanto su fuente de inspiración como también su herramienta de trabajo. Tanto es así que Hari Kunzru, novelista y periodista, escribió que:
La verdadera voz de Thompson es aquella de un moralista americano, uno que muy a menudo se hace a si mismo feo para exponer la fealdad que ve a su alrededor.
El Periodismo Gonzo refleja su vida
Thompson consideraba que su trabajo formaba parte del Nuevo Periodismo, una corriente periodística que surgió en Estados Unidos para los años 60 y quienes sus mayores exponentes son Gay Talese y Truman Capote.
«Están entrelazados (…) no es un accidente que el periodismo Gonzo aparezca en el libro El nuevo periodismo por Tom Wolfe», explicó Hunter Thompson.
Su estilo particular, denominado el Periodismo Gonzo, se nutre de una narración en primera persona. El personaje del narrador se enfoca en el sarcasmo, el humor negro y la profanidad. De igual forma, sentía una repulsión por los métodos tradicionales:
No logro entender el culto a la objetividad en el periodismo. Ahora bien, mentir es diferente a ser subjetivo.
Fue tan crítico de la objetividad que la acusó de ser una causa primordial de la perpetuación de la corrupción en la política estadounidense.
Por otro lado, Thompson era un ávido usuario de alcohol, sustancias ilícitas y amante de las armas de fuego.
Odio abogar por las drogas, el alcohol, la violencia y la insensatez, pero siempre me han funcionado.
Participar para contar
Al incorporar su propia naturaleza y sus ideas sobre cómo debe ser la labor periodística, Thompson se convirtió en observador partícipe de grupos que representaban la contracultura.
«Tengo una teoría que la verdad nunca se cuenta durante las horas de nueve a cinco», escribió en su libro, Los diarios del ron.
Los ángeles del Infierno
Tanto creía en formar parte de la narrativa que puso su vida en riesgo al encarnar a un miembro de los Hell’s Angels –una ganga de motociclistas- para luego publicar, Los ángeles del infierno: una extraña y terrible saga. Este libro se convirtió en un retrato de los múltiples y variados crímenes llevados a cabo por los miembros de este temido club.
Miedo y asco en Las Vegas
Miedo y asco en Las Vegas –uno de sus libros más vendido- se popularizó por su narración excéntrica inducida por las drogas. Sin embargo, su trascendencia reside en lo que logra recontar este punto de vista sobre el estilo de vida estadounidense, sin llegar a sermonear.
No sólo se trata sobre las drogas y el alcohol presente en la contracultura, si no que nos evoca a realizar un análisis del sistema jurídico, su búsqueda fallida por mantener el orden y nos recuerda los sucesos históricos que nos llevaron hasta allí. En clara referencia a los años anteriores y posteriores de la Guerra de Vietnam escribe que:
La expansión de la consciencia se fue con Lyndon B. Johnson (…) vale la pena notar que históricamente los depresivos llegaron con Nixon.
Los diarios del ron
A su vez, Los diarios del ron narra la historia de un periodista estadounidense que viaja a Puerto Rico para trabajar, pero invierte la mayoría de su tiempo en las barras. La narración toma muchos giros, sin embargo lo peculiar de este trabajo literario es que logra capturar la fealdad en el contraste entre los intereses extranjeros y sus efectos en la Isla.
Tras visitar Vieques el personaje principal, Paul Kemp, comentó que:
Vi mangle que se convertirá en centros comerciales, montañas que tendrán desagües y playas blancas a las que ya se les derrumbaron varias cabañas.
A pesar de que esto significaba un problema ambiental el Departamento de Estado de los Estados Unidos describía a Puerto Rico como:
La publicidad americana en el Caribe, la prueba viviente de que el capitalismo puede funcionar en América Latina.
Quedó mucho por contar
Parece ser que Thompson recontó la verdad a través de lo desagradable y antiestético, sin embargo se guardó muchos secretos.
Si hubiera escrito toda la verdad por los últimos diez años, sobre 600 personas –incluyéndome- hoy estaríamos pudriéndonos en prisiones desde Rio hasta Seattle. La verdad absoluta es una comodidad muy rara y peligrosa en el contexto del periodismo profesional.