Por: Eric Figueroa Ayala (eric.figueroa2@upr.edu)
Jugadores que radican querellas por falta de pago, incidentes violentos que laceran la imagen de la liga a gran escala y cuestionamientos sobre la integridad del torneo, son parte de los detonantes que continúan alejando a nuestros fanáticos de las canchas.
Seamos realistas, esto es una constante que les cuesta miles de dólares a los apoderados. Recientemente, conversé con el señor Roberto Roca, apoderado de los Piratas de Quebradillas, sobre las pérdidas económicas de la pasada temporada y no titubeó al mencionar que las mismas superan los $250 mil dólares por franquicia. Puntualizó que solo recupera parte de la inversión, aquel equipo que logre llegar a una serie final, contrario a la serie regular que tradicionalmente reporta miles de dolares en pérdidas.
Entonces, ¿a qué se debe el poco apoyo durante la temporada regular del torneo?
Sin duda alguna, la estrechez económica en el bolsillo del puertorriqueño, continua causando estragos y ningún equipo en el BSN se encuentra inmune a esta situación. Sin embargo, no le resto protagonismo a los multiples incidentes que han dejado marcada su huella en la liga.
De hecho en 2010, durante la serie final entre Capitanes y Vaqueros en el Coliseo Rubén Rodríguez, se suscitó un motín que culminó con múltiples heridos. Mientras en 2014, en el Coliseo Raymond Dalmau de Quebradillas, varios fanáticos atacaron con sillas a los árbitros, luego de finalizar un partido entre Piratas y Santeros.
Cabe resaltar, que la responsabilidad de los incidentes no recae solamente en la fanaticada. La pasada temporada, Felix “Felo” Rivera, apoderado de la franquicia de Fajardo, se enfrascó en una trifulca con un fanático en un partido en Quebradillas y peor aún, le restó credibilidad a la integridad del torneo, cuando tildó de “pillos” a los árbitros del Baloncesto Superior Nacional en las redes sociales y acusó a la liga de tener una agenda oculta en su contra.
Generalmente, son los incidentes violentos los que sacuden fuertemente la imagen de la liga. De hecho, el 6to partido de la final de 2018 entre Vaqueros y Capitanes, se tornó violento, cuando varios fanáticos forzaron la puerta principal del Coliseo Manuel «Petaca» Iguina en Arecibo, golpeando a la seguridad del equipo y a varias personas.
Por otro lado, mitigar las bajas en la asistencia de la fanaticada a las canchas, resulta una tarea casi imposible, cuando colocamos los intereses económicos por encima de la seguridad del fanático. En el partido antes mencionado, se llevó a cabo una sobre venta desmedida ante los ojos de la liga que aún consciente del lleno total, optó por generar más en la taquilla, aunque tal acción implicara, colocar en riesgo la seguridad de las personas.
El desafío que representa para el BSN manejar cada incidente, crea en cierta medida el pensamiento de una liga ineficiente e incapaz de mantener el orden, lo que dá paso a malas referencias sobre nuestro Baloncesto Superior Nacional.
Es precisamente esa «mala imagen» la que predomina en la mente de algunos fanáticos y ante este particular, la liga debe involucrarse más a menudo con la comunidad. Pero sobretodo hacer valer su reglamento y recordar que sin fanáticos, simplemente se nos muere nuestro baloncesto.