Hace muchos años, Isaac Newton, nos dejó esta cita como legado y, poco sabía él, que sería extrapolable tanto tiempo después:
«La unidad es la variedad, y la variedad en la unidad es la ley suprema del universo»
Asimismo, «un buen líder», dijo la activista de derechos humanos, Ada Álvarez Conde, durante una charla que impartió para mis alumnos de periodismo esta semana, «es aquel que camina junto a su equipo, no enfrente».
Es inmenso el poder que puede representar un buen equipo en el que sus miembros son todos líderes, que reconocen sus talentos y brillan por luz propia, a su vez que permiten y agilizan la labor grupal y las metas comunes.
Como hija única, no tuve la oportunidad de aprender de pequeña- a diferencia de otras personas- la necesidad de trabajar en equipo. No tuve hermanos ni hermanas con quienes compartir juguetes, jugar voleiból o muñecas. Para bien o para mal, lo hacía todo yo: entretenerme, jugar, inventar, dibujar, escribir, crear. Jamás he sentido la necesidad de pertenecer a un grupo que fomentara y solidificara en mí esa necesidad de identificarme con algo mayor o incluso de definirme como ser humano. Trabajo sola, escribo sola, viajo sola, planifico mis clases y las charlas que imparto sola y, en fin, existo sola y voy por la vida feliz sin preocuparme por ese asunto.
Ayer sin embargo, algo cambió. El semestre académico está casi por terminar y luego de cuatro meses de impartir este curso de Géneros Periodísticos- casi sin haberme dado cuenta- lideré y formé parte de una poderosa unión. Se llama Tinta Digital y es un grupo compuesto por alumnos de este curso avanzado de periodismo. Cada uno de estos chicos brilla por luz propia. Cada uno cuenta con un talento, tan diversificado como ellos mismos. Se apoyan entre sí y como el exitoso equipo que son, reconocen tanto sus propias habilidades, como las de sus compañeros. La disciplina, el compromiso, las ansias y un fuerte deseo de echar hacia adelante y materializar sus sueños es lo que les caracteriza.
Esta semana junto a este equipo he aprendido tanto sobre la vida, incluso más de lo que jamás me imaginé. Compartí sus realidades tanto de manera individual, como colectiva.
Empezaré contando la realidad de Sara, una alumna discapacitada, que a pesar de sus impedimentos físicos y de no siempre contar con el apoyo o la infraestructura física adaptada para personas como ella, brilla por luz propia por ser fuente de inspiración para otros. Siempre sonríe, a menudo expresa sus sentimientos sin tapujos y es la primera en ofrecerse para ayudar, cooperar y participar en lo que surja. Sara es relacionista público por excelencia y estoy segura de que su futuro es prometedor.
Compartí la realidad de Eduardo, un alumno muy talentoso, no solo por sus capacidades tecnológicas como diseñador gráfico- pero sobre todo por su disposición para colaborar y producir estupendos trabajos digitales y ser creador y portavoz de nuestro blog, Tinta Digital. Para él no hay horarios de salida y su perfeccionismo le llevará sin duda alguna a continuar siendo un exitoso empresario.
Compartí la realidad de Manuel y Wilmarie, nuestros reporteros estrella, que realmente dieron cátedra sobre lo que conlleva y significa el periodismo intencional de Kapuściński, es decir, un periodismo que procura el cambio social positivo. Su dominio de palabras, su elocuencia, su compromiso periodístico y su carisma son solo algunos de los atributos que les caracterizan. Sin duda alguna con su seguridad y profesionalismo brillaron sobre el escenario en entrevista con nuestra invitada especial, Alexandra Lúgaro, candidata independiente a la gobernación de Puerto Rico en 2016.
Compartí la realidad de Mariaelena, que desde el primer día me dijo que no me olvidaría de su nombre por su larga cabellera: «María + melena, profesora, es como Mariaelena». Una moderadora por excelencia que por su carismática presencia es capaz de deslumbrar a cualquier audiencia.
También compartí la realidad de Tahis, Valerie, Albert, Reuel, Wilnys y el resto de este grandioso equipo, quienes a pesar de desaparecerse entre ratos y actuar de manera independiente, siempre salían a flote en momentos de tensión, estrés y cuando más se les necesitaba. Cada uno, sin la necesidad de dirección, fue capaz de ocuparse por el área que requería atención y contribuir su granito de arena para hacer que este equipo reluciera de manera colectiva.
Sin ego, sin intereses externos y a pesar de encontrarse muchos tropiezos en el camino, Tinta Digital ha dado cátedra sobre valores humanos, trabajo en equipo, profesionalismo, compromiso y respeto, no solo a nuestra comunidad universitaria, sino más que nada, a nuestro Puerto Rico.
El trabajo en equipo y la unión colectiva tiene el poder de mover montañas. Ayer en conversatorio con la licenciada Alexandra Lúgaro, se discutió la necesidad de hacer una campaña educativa en este país para difundir conocimiento sobre diversos temas y cómo solo juntos, somos capaces de sobrevivir a esta crisis que nos arropa, tanto económica como moral. No es tarea de un hombre ni de una mujer, ni de un partido político, ni de una organización, sino de todos. La polarización es la causa de que nuestra sociedad esté tan fragmentada y enfocada en nuestras diferencias y cómo atacar y menospreciar al otro.
Gracias al Universo por tan maravillosa experiencia en la que me di cuenta de lo equivocada que estaba. El trabajo en equipo no es solo fructífero, sino necesario. Comprendemos quienes somos gracias a la existencia de los otros.
No hay duda de que las fortalezas están en nuestras diferencias, no en nuestras similitudes y que esta experiencia ha sido el motor para comprender y vislumbrar un mejor Puerto Rico para todos. Un Puerto Rico capaz de formar un equipo multi-ideológico y multi-disciplinario encaminado a unas metas comunes para el bien de todos y en el brillemos todos.
Así mismo como Tinta Digital…