El sol apenas despuntaba en el horizonte cuando llegué al Festival del Tomate en Jayuya a las 10:00a.m. La atmósfera vibraba con la energía de los jayuyanos y visitantes, todos ansiosos por sumergirse en la celebración de esta fruta emblemática que ha dejado una huella en la historia del Municipio.
Al estacionar mi vehículo cerca del Complejo Deportivo Municipal, fui recibida por un señor amable que me dio la bienvenida al pueblo con una sonrisa genuina. «¡Buenos días!», exclamó, contagiándome su alegría. Tras identificarme como procedente de Isabela, su cálida bienvenida me hizo sentir como en casa.
Mi recorrido por las coloridas carpas de los comerciantes fue una experiencia que despertó en mí el orgullo. Entre las diversas delicias gastronómicas, llamó mi atención la presencia de Alicia Alfonso, una jayuyana dedicada al voluntariado en la fundación «Para Alimentar Niños», quien ofrecía bizcochos elaborados con tomate. Al conversar con ella, descubrí el valor económico que la siembra de tomate ha aportado al Municipio.
-«El tomate que vendemos aquí es cosechado en uno de nuestros barrios, por el señor Miguel López». Alicia Alfonso
También, me percaté de Vilmarie Montañez con su puesto de sangría artesanal, que es una bebida típica de España pero que ella la confecciona con productos de Puerto Rico. “La adapté y la hice mía”. Uno de los factores que le agradan al asistir a los festivales, es compartir con los diferentes artesanos y aprender de ellos. “ Estos festivales son lo máximo, tú llegas con una cosa y sales con otra experiencia vivida”.
La historia del tomate en Jayuya se remonta a la década de 1940, cuando este cultivo fue introducido en los barrios Coabey y Zamas. El producto alcanzó tal prominencia que incluso fue exportado a Estados Unidos, otorgando a Jayuya el apodo de «El Pueblo del Tomate». Sin embargo, los desafíos no tardaron en presentarse. La sequía de 1994 golpeó duramente el cultivo, y en años recientes, los agricultores han enfrentado obstáculos aún mayores, desde el embate de huracanes hasta la pandemia y los crecientes costos de producción. A pesar de estos desafíos, la comunidad agrícola del país sigue luchando.
La industria de los tomates, es vital para la economía de Estados Unidos, generando ingresos de $1,900 millones, en datos del 2018, de acuerdo a una investigación de la Universidad de Puerto Rico recinto Mayagüez. Sin embargo, enfrenta desafíos debido a los crecientes costos de producción causados por plagas y enfermedades que amenazan su rentabilidad. Una de estas enfermedades es la mancha bacteriana, causada por varias especies bacterianas del género Xanthomonas, que afecta significativamente los cultivos de tomate en Puerto Rico, con alta humedad y precipitaciones constantes.
La llegada de los incentivos agrícolas surge luego del huracán Maria, pero no son suficientes, representan un rayo de esperanza en medio de la adversidad. El Código de Incentivos de la Administración Rosselló Nevares (Ley 60-2019) ha traído cambios significativos al sector, proporcionando apoyo financiero y exenciones fiscales para los agricultores bona fide.
Un aspecto alentador para la agricultura del país, es la creación de huertos caseros en los hogares puertorriqueños que en los últimos años ha tomado auge. Son estos ciudadanos que en sus hogares cosechan sus frutos, sin duda alguna una muestra de que todavía en los hogares puertorriqueño se tiene este amor por la agricultura.
La esperanza para este sector se cosecha en este tipo de festivales, porque más allá de los desafíos, la resiliencia y el espíritu comunitario puertorriqueño prevalecen y nos recuerdan que sí se debe apostar a nuestra agricultura.
A medida que el sol se ponía en el horizonte, dejé el festival con un renovado sentido de admiración por esta tierra y su gente, este espectáculo agrícola y artesanal deja su huella cada año recordando a los agricultores.