
Texto: Fabián Bonilla Ponce
Fotos: Maribel Amador Cordero & Yelian Gabriel Hernández
Video: Christian M. Serrano Irizarry & Ariana Robles Córtes
El calor del mediodía en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, hacía más larga la caminata desde el estacionamiento hasta el anfiteatro. Era la primera vez que visitaba la IUPI, y mi compañero y yo tuvimos que dar varias vueltas para encontrar estacionamiento en un lugar desconocido para nosotros. Finalmente, después de aparcar, nos tocó caminar bastante bajo el sol abrasador. A medida que nos acercábamos al lugar del evento, la atmósfera cambiaba.
A primera vista, todo parecía una jornada universitaria común, con estudiantes apresurados y el murmullo habitual de los pasillos. Pero al llegar al anfiteatro, empecé a notar algo diferente. Las personas que me rodeaban no eran las que acostumbraba a ver en eventos similares en Puerto Rico. Había una diversidad de tonos de piel más oscuros, rostros adornados con piercings en diferentes lugares, cabellos extravagantes y ropas coloridas que reflejaban una identidad propia y vibrante. Era un espacio donde la historia, la cultura y la lucha afrodescendiente cobraban protagonismo.
La Cumbre Afro: Un espacio de resistencia, identidad y lucha, estaba rodeado de mesas y quioscos que exhibían una variedad de elementos culturales: prendas tejidas con vibrantes colores, jarrones de cerámica, alfombras con patrones africanos, retratos de figuras históricas y libros que contaban historias de resistencia. La Cumbre Afro no solo es un evento académico, sino un espacio de expresión y reivindicación.

Al ingresar al Anfiteatro, la energía era palpable. Un panel diverso de voces se preparaba para compartir sus experiencias y conocimientos. Ngoy Ramadhani Ngoma, nacido en Dar es Salaam y residente en España, abrió con una reflexión sobre la inclusión a través del lenguaje, destacando cómo la forma en que nos expresamos puede reforzar o combatir la discriminación. Explicó que el lenguaje es una herramienta poderosa que puede servir tanto para visibilizar como para perpetuar el racismo.
Ramadhani Ngoma también abordó la problemática de la negrofobia en los medios de comunicación. Señaló cómo la narrativa periodística tiende a utilizar términos despectivos cuando se refiere a la comunidad negra, mientras que suaviza o justifica las acciones de otros grupos.
«Las palabras no son inocentes», enfatizó, resaltando la necesidad de un periodismo más responsable y justo.

La tercera presentadora, Natalia Barrero Francis, periodista afroperuana, tomó la palabra para hablar sobre el periodismo alternativo. Compartió su historia personal de discriminación desde la infancia y cómo, con el tiempo, convirtió su plataforma en un espacio para dar voz a otros afrodescendientes que han sufrido exclusión. Su testimonio fue un recordatorio de que la representación importa y que la lucha no es solo individual, sino colectiva.

La jornada continuó con la presentación de Dania Warhol, quien presentó Spicy Nipples, una iniciativa dedicada a visibilizar las experiencias de mujeres trans y no binarias afrodescendientes. El enfoque del proyecto es desafiar los discursos excluyentes y crear espacios seguros para estas comunidades.
Más adelante, Ana, fundadora del Centro Prafro, presentó su podcast enfocado en las vivencias de mujeres afrodescendientes en Puerto Rico. Su objetivo es crear narrativas propias y desafiar los estereotipos que han sido impuestos durante siglos.


El conversatorio cerró con la participación de la periodista Sandra Rodríguez Cotto, quien compartió su experiencia en la industria mediática como mujer negra. Relató los obstáculos que ha enfrentado y cómo ha trabajado para abrir caminos dentro del periodismo. Su mensaje final fue claro: la lucha por la equidad racial en los medios de comunicación sigue vigente y es tarea de todos continuarla.

Al salir del evento, recorrí los distintos puestos de prendas, ropas y libros sobre la afrodescendencia. Era un despliegue de cultura e identidad que me hizo reflexionar sobre lo que había presenciado. La Cumbre Afro no fue solo un evento más en la universidad; fue un recordatorio de que la identidad, la historia y la resistencia afrodescendiente siguen vivas en Puerto Rico. Entre voces diversas, arte y reflexión, se tejió un espacio de comunidad que dejó una huella imborrable en cada uno de los presentes, incluida la mía.