Svetlana Alexiévich, la primera periodista que gana el premio Nobel de Literatura
Por: Angelys Pérez Rodríguez (angelys.perez@upr.edu)
“HE ESCOGIDO UN GÉNERO <<EL PERIODISMO>> DONDE LAS VOCES HUMANAS HABLAN POR SI MISMAS”, Svetlana Alexiévich.
Svetlana Alexiévich nació el 31 de mayo del 1948 en el pueblo de Stanislav en la Ucrania soviética, pero se crió en la Republica Soviética. Hija de dos maestros, él bielorruso y ella ucraniana. Estudió en la Universidad del Minsk, desde el 1967 y al graduarse, marchó a la ciudad de Biaroza en la provincia de Brest, para trabajar en el periódico y en las escuelas locales como profesora de historia y alemán. Durante ese tiempo se debatió entre la tradición familiar, de trabajar en la enseñanza y el periodismo.
Fue reportera en la prensa de Narowla, en la provincia de Gómel. Desde sus días de escuela escribió poesías y artículos para la prensa escolar, y también en la revista literaria de Minsk, donde publicó sus primeros ensayos, cuentos y reportajes. El escritor bielorruso, Alés Adamóvich, la inclinó a la literatura apoyando un nuevo género de escritura polifónica.
En sus textos, a medio camino entre la literatura y el periodismo, usa la técnica del collage, que yuxtapone testimonios individuales, con lo que consigue acercarse más a la sustancia humana de los acontecimientos. Par eso tuvo que transformarse en viajera y visitar casi toda la unión soviética. Uso este estilo en su primer libro, La guerra no tiene rostro de mujer (1983), en el que, a partir de entrevistas, abordó el tema de las rusas que participaron en la II Guerra Mundial.
La guerra no tiene rostro de mujer, fue el relato que convirtió a la periodista bielorrusa en la escritora del momento.
La guerra no tiene rostro de mujer es una de sus exitosas obras. Fue en 1978-1985 que comienza a escribir sobre la guerra, cada vez que hablaban de la guerra los hombres resaltaban, ya que ellos eran los fuertes y los que debían estar presente en dicho lugar, pero ¿y qué hay de las mujeres? Casi un millón de mujeres combatió en las filas del ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial, pero su historia nunca había sido contada, “todo lo que sabemos de la guerra, lo sabemos por la voz masculina. Las mujeres mientras tanto guardaban silencio”.
Este libro reúne los recuerdos de cientos de ellas, mujeres que fueron francotiradoras, condujeron tanques o trabajaron en hospitales de campaña. Su historia no es un relato de la guerra ni de los combates, es la historia de hombres y mujeres en guerra ¿Qué les ocurrió? ¿Cómo les transformó? ¿De qué tenían miedo? ¿Cómo era aprender a matar? Estas mujeres, la mayoría por primera vez en sus vidas, cuentan la parte no heroica de la guerra, a menudo ausente de los relatos de los veteranos. Hablan de la suciedad y del frío, del hambre y de la violencia sexual, de la angustia y de la sombra omnipresente de la muerte. Alexiévich deja que sus voces resuenen en este libro estremecedor, que pudo reescribir en 2002 para introducir los fragmentos tachados por la censura y material que no se había atrevido a usar en la primera versión.
Otras de sus obras fueron, En Tsínkovyie Málchiki (Los chiscos del Zinc) 1989, compila un mosaico de testimonios de madres de soldados soviéticos que participaron en la Guerra de Afganistán, ofrece la visión de aquellos que no pudieron sobrevivir a la idea de la caída del régimen soviético y se suicidaron.
Voces de Chernóbil (1997), uno de los pocos libros suyos traducidos al castellano (2006), expone el heroísmo y sufrimiento de quienes se sacrificaron en la catástrofe nuclear de Chernóbil. Libro traducido a veinte idiomas, todavía sigue prohibido en Bielorrusia.
En su última obra, Época del desencanto. El final homo sovieticus, publicado a la vez en alemán y en ruso 2014, procura haber un retrato generacional de todos los que vivieron la dramática caída del utópico estado comunista soviético. También ha compuesto numerosos guiones para documentales y varias obras de teatro.
Su obra es una crónica personal de la historia de los hombres y mujeres soviéticos y postsoviéticos, a los que entrevistó para sus narraciones durante los momentos más dramáticos de la historia de su país, como la II Guerra Mundial, la Guerra de Afganistán, la caída de la unión soviética y el accidente de Chernóbil.
Estos libros, en los que se mezclan ensayo, periodismo y narrativa en un proyecto narrativo coral, están dedicados en su mayor parte a cubrir una parte poco conocida de la historia de Bielorrusia, sobre el tiempo del dominio soviético, el paso a la Perestroika y los años posteriores a la desintegración de la Unión soviética. Habría que destacar también su trabajo al investigar hechos tan relevantes como las consecuencias de la II Guerra Mundial o Chernóbil.
En 2011 Alexsiévich volvió a Minsk, varios de libros suyos fueron publicados en Europa, Estados Unidos, China, Vietnam e India y recibió el premio Nobel de 2015 siendo la primera escritora de no ficción con este premio en un siglo.
Ha sido premiada en numerosas ocasiones con galardones tan importantes como el Ryszard-Kapuscinski o el Herder. Su obra, que permanecía poco traducida, ha visto crecer su proyección internacional al ver activismo social al recibir el Premio Nobel de literatura 2015.
De entre sus títulos más conocidos habría que destacar algunos como Voces de Chernóbil, la guerra no tiene rostro de mujer, El fin del homo sovieticus o Los muchachos del Zinc.