Que tu pasado no dicte tu futuro

 

Naomi Sáenz Espinal, de 26 años, relata los momentos difíciles que atravesó a temprana edad. (Foto por: Stephannie Torres Mercado)

Por: Wailany Rodríguez Sierra (wailany.rodz@gmail.com)

Los obstáculos en la vida van por dado. Nadie se escapa de ellos. La vida se mueve a un compás donde nos encontramos: entrando en un problema, en medio de un problema, o saliendo de un problema. Estas fueron las circunstancias que rodearon gran parte de la vida de la joven entrevistada. Con tan solo 26 años, Naomi Sáenz Espinal es un vivo ejemplo de la superación.

En la tarde de un caluroso domingo, recapituló cómo una relación sexual no consentida y la muerte de sus modelos a seguir la encaminaron de manera prematura a la vida de adultez. A pesar de todo lo sucedido, logró recuperarse de forma exitosa y no dejó que su espíritu y alegría se corrompieran.

En la comodidad de su hogar, con su distintiva sonrisa, calidez y tacto, la joven que actualmente trabaja como estilista, nos invita a conocer un poco sobre las transiciones que tuvo que atravesar a temprana edad.

“Yo no tuve a nadie que me ayudara, pero aun así nunca pensé en rendirme”, expresó con voz relajada mientras discutía el proceso de ser madre adolescente y soltera, los tiempos donde no contaba con un hogar fijo y el hecho de que no estaba en manos de una figura materna/paterna que la encaminara en la dirección correcta.

(Foto por: Stephannie Torres Mercado)

Naomi Sáenz comenzó a experimentar la pérdida y el dolor a los cinco años cuando perdió a su madre Edna Espinal y a su padrastro Jorge Sáenz en un accidente. Este suceso provocó que se trasladara a vivir con su abuela Doris Lorenzo, con quien vivió la mayor parte de su vida, junto a sus dos hermanos. Pero el verdadero azote surgió a sus 17 años, cuando dos situaciones viraron su mundo al revés.

«Niña al fin, era ignorante y adolescente», así se describió la madre soltera cuando recordó la noche de fiesta que tuvo con su hermana mayor, Dinoska Espinal. Fue ahí donde conoció al que se convertiría en el padre de su hija. “Nos pusimos a hablar dentro del lugar, él me está trayendo bebidas alcohólicas y pues yo estoy bebiendo”. Cuando ya el lugar comienza a vaciarse, ella decide buscar a su hermana para marcharse del club, pero su hermana ya se había ido.

“Él se ofreció a llevarme a mi casa; y a mi casa fue que parece que todo el alcohol que consumí durante toda la noche me hizo perder la noción del tiempo y desperté en un lugar desconocido con él y sin ropa”, expresó la joven mientras revivía los sucesos de esa noche.

“Él no era mi pareja, nos conocíamos de años de estudio, estábamos hablando y parece que se aprovechó, no sé…”, reiteró, concluyendo que en ningún momento estuvo consciente de lo que estaba ocurriendo. Tres meses después descubrió que estaba embarazada.

A pesar de que en Puerto Rico la práctica del aborto es legal, y aunque según el periódico El País, el 99% de los embarazos en la adolescencia no son deseados, en ese momento a la joven no le pasó por la mente tomar esa acción.

“Una de las cosas que nunca olvido es que no fui como estas niñas de ese tiempo de ahora, que se enteran de un embarazo y como no están con papá pues, no quiero bebé o piensan en abortar”, comentó.

A poco tiempo después de la noche de fiesta donde conoció al padre de su hija, y antes de enterarse de su embarazo, a Naomi la desconcertó la noticia de la muerte de su abuela, Doris  Lorenzo. “Yo aún era menor de edad y al encontrarme sin la persona de quien yo dependía, pues me quedé como que un poquito en shock”, expresó.

En esos momentos en los que ella más necesitaba el respaldo y apoyo de su abuela, se encontraba sola. “Sí tengo a muchas personas a mí alrededor que me quieren mucho pero ese proceso y esa dirección fui yo solita, yo no tuve a nadie que me ayudara”.

No obstante, esto no fue excusa para desalentarse. “Reaccioné rápido y no me quedé de brazos cruzados”. Al poco tiempo de su embarazo, Sáenz Espinal logró encontrar trabajo en un salón de belleza. La oportunidad llegó gracias a su abuela, quien era hermana de la dueña de salón.

A pesar del optimismo, los problemas seguían abriendo camino en su vida. Luego de la muerte de su abuela, la joven continuó viviendo en la casa que con ella compartía, junto a su hija de meses de nacida y a su hermana mayor. Después de un tiempo, problemas con su hermana la obligaron a mudarse, perdiendo así el lugar al que por tantos años había llamado hogar.

“Las diferencias me llevaron a irme de la casa, entonces comencé a vivir en casas de amistades y cada cierto tiempo me movía porque no quería ser una molestia”. De los 17 hasta los 22 años, Naomi recorrió siete casas. Así transcurrieron los años, con la incertidumbre de tener un techo fijo para ella y su hija. Pasaron cinco años hasta que logró encontrar un lugar al que podía llamar hogar.

Actualmente, Naomi Sáenz Espinal vive en la misma residencia desde hace cuatro años, junto a su hija Daliedny Tais, de nueve años. La joven, quien se describe como una persona servicial y caritativa, mencionó que durante los años de adversidad, lo que la mantenía de pie era su hija.

“Yo creo que lo más que me impulsó fue tener a alguien que dependía de mí, que todavía depende de mí para seguir adelante”.

La vida Sáenz Espinal ha sido una mezcla de obstáculos, experiencias y sin duda alguna, crecimiento personal. Cada una de las situaciones a las que se tuvo que enfrentar a temprana edad sirvió para forjar a la persona que es hoy en día. Y por si se preguntan si ella cambiaría algo de lo ocurrido, su respuesta fue que no. Si algo bueno obtuvo de la travesía que ha sido su vida es que aprendió que rendirse no es una opción.

Wailany Rodríguez Sierra
Author: Wailany Rodríguez SierraEstudiante de la Universidad de Puerto Rico en Arecibo. Departamento de Comunicación Tele-Radial con énfasis en Producción y Dirección.

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