Sí, a veces uno es su peor enemigo

Por: Neida Rodríguez Rodríguez (neida.rodriguez@upr.edu) Estoy sentada tranquila, al menos eso pienso. De repente mi corazón comienza a palpitar fuertemente, como si ansiara salirse del pecho. Mis manos tiemblan, empiezo a sudar excesivamente. No puedo respirar y se aceleran las hiperventilaciones. Pienso hasta aquí llegué. Mis ojos se humedecen y pierdo control de mis emociones. […]

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