“Sube tan alto como puedas, pero nunca olvides de dónde vienes”.
Estas palabras podrían aplicarse perfectamente bien a la vida del maestro Alfredo Rafael Bussatti, quien desde su niñez ha dedicado su vida a la música y quien, 57 años después, sigue encaminando a diferentes personas en la misma área, tanto a niños como a adultos.
Desde su infancia, Bussatti estuvo expuesto a la música clásica. En su hogar, su padre Alfredo y su abuela, Bacilia Cuprill, eran cantantes de música coral, además, estaban rodeados de amigos músicos que constantemente visitaban su hogar. También, siendo aún pequeño, el profesor asistía con sus padres a diferentes conciertos de música clásica, lo que lo ayudó a agudizar su amor por la música.
Alfredo recogió en su inconsciente la felicidad que solo puede transmitir la música y fue a los siete años cuando, motivado por su padre, decidió tomar clases de piano.
Comienza estas en el pueblo de Arecibo con una profesora a la que describe como “arcaica” y “victoriana”, pues les daba a los estudiantes cuando no hacían bien algún ejercicio. Tras verse afectado emocionalmente con el comportamiento de dicha maestra, decide seguir estudiando piano en otro lugar. El organista de la catedral de Arecibo le dio algunas clases y luego Alfredo ingresa oficialmente a la Escuela Libre de Música del mismo pueblo, donde comienza sus clases de piano con Charlie Martínez, y eventualmente con Raquel Crespo. Posteriormente, también toma clases privadas de piano con el licenciado Terraza, un amigo músico de su padre. Consecuentemente, a los 19 años finalizó sus estudios musicales profesionales en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.
“En esos años que yo estuve en Río Piedras el Departamento de Música estaba en acreditación y se dio lo mejor de lo mejor como institución. Estaban los mejores maestros, la calidad fue mejor; no se podía superar.”
Al obtener su bachillerato en educación con concentración en música, Mr. Bussatti comenzó a trabajar en la Escuela Libre de Música en que había estudiado, y paralelamente realizó una doble maestría: una en administración y supervisión, y otra en educación musical, convirtiéndose unos años más tarde en director la misma escuela. Ejerció 33 años en dicho plantel escolar, a la vez que ejercía como profesor de música en la Pontificia Universidad Católica de Arecibo, donde trabajó por 34 años.
El profesor ha impartido clases de música aproximadamente a más de 2,000 estudiantes incluyendo clases de coro, voz, teoría y solfeo, y piano.
Una vez jubilado, siguió enseñando pues sentía que necesitaba hacerlo. Fue parte del programa Prócer de la Universidad Ana G. Méndez, donde enseñaba música; y también fungió como maestro y profesor en los pueblos de Jayuya, Utuado, Morovis, Isabela, entre otros, donde cumplía con un itinerario fijo para impartir las clases de Educación Musical y Apreciación Musical.
No obstante, luego de toda una vida enseñando música, y de jubilarse por completo de las instituciones educativas, decidió dedicarse a dar clases privadas de piano en su hogar bajo sus propios estándares, creando un plan personalizado para cada estudiante según sus necesidades fisiológicas y según su progreso.
“Mucha calma, mucha paciencia, y mucho refuerzo positivo que es lo que yo hago, y como no tengo apuros, estoy en mi casa, es una diversión para mí. Aquí atiendo a mis estudiantes. No es un negocio porque si tengo diez estudiantes privados es mucho, pero los estudiantes que tengo me llenan mucho.”
El profesor comenzó a dar clases privadas desde los 18 años para poner en práctica lo que iba aprendiendo; por su labor con otros jóvenes, siempre le llegaban más y más estudiantes a su casa pues lo recomendaban. Sin embargo, no fue hasta su retiro en el 2011 que decidió seguir ejerciendo como maestro privado para ocupar su tiempo libre y como un deseo muy profundo, pues asegura que el enseñar a otros es algo que lo llena y le hace bien, pues su vocación está en la enseñanza de la literacia musical.
Uno de los estudiantes del profesor Alfredo Bussatti, lo es Carlos J. Adorno, maestro de piano en el Departamento de Educación. Desde el principio, Bussatti le recalcó que él era maestro de piano, no pianista, lo que puso en duda al estudiante. Esa misma duda hoy se concreta en 10 años de confianza plena en la capacidad de enseñanza de Bussatti, quien lo ha ayudado a mejorar su capacidad musical a más de un 50% sobre el conocimiento que él ya tenía. Carlos Joel viaja todos los sábados desde Morovis hasta Arecibo para mejorar sus técnicas y destrezas en diferentes piezas musicales bajo la supervisión del profesor.
“Un buen pianista no es necesariamente un buen maestro, ni un buen maestro es necesariamente un buen pianista.” – Alfredo R. Bussatti
Puede contactar al profesor Alfredo Bussatti al 787.223.3099.
Felicidades por ese logro personal, y por ayudar a otros a superarse admas del amor hacia la música.
Excelente ser humano, maestro de piano y coro, que ha ofrecido al pueblo de Arecibo su tiempo y talento siempre. Estoy orgullosa de tener un amigo tan espectacular y fiel.
Excelente entrevista y muy merecido reconocimiento, come ex estudiante de Bussatti puedo decir que impactó mi vida a gran escala y en cada éxito o vivencia que he tenido en los últimos 30 años siempre el gran profesor Bussatti a estado presente.
Perpetuado su legado atraves de sus enseñansas, sintirme su amigo es un gran orgullo y honor.
Bravo! Maestro!