Por: Neida Rodríguez Rodríguez (neida.rodriguez@upr.edu)
Me levanté temprano y automáticamente encendí el televisor. Sujeté en una mano el control remoto para estar entre el cambia y cambia y poder mirar todas las noticias sobre las elecciones. No me preocupaba en lo mínimo las elecciones de mi Isla, sino las elecciones entre: el peor ser humano sobre la faz de la tierra y una mujer que nunca obtuvo la confianza de la «Nación más poderosa». Entre el cambia y cambia y de vez en cuando verificar obsesivamente las redes sociales, pude notar algo inesperado y dificil de tragar. La peor persona sobre la faz de la tierra lideraba las elecciones estadounidenses por una amplia ventaja. En ese momento, recurrí a técnicas de respiración para poder controlar mi estrés y angustia.
Ya a eso de las 2:30 am mis ojos de dieron por vencidos y comenzaron a fallar. El corazón se apoderó de ellos y comencé a llorar ante la posible victoria de un ser humano que no solo ha tratado a las mujeres como objetos, sino que también se burla constantemente de las personas con impedimentos, es misógino, xenofóbico y la única palabra que puedo asociar con él es odio. En fin, la escoria más grande que ha existido (y existirá) en el mundo es, en mi opinión, este hombre.
Luego de poder componerme nuevamente, decidí cerrar los ojos y rogar que esto fuese una horrible pesadilla. Al pasar lo minutos, quedé dormida con la esperanza de que el pueblo americano tomara la decision correcta.
A las 8:30 am, me encontré sentada en la cama y casi como si hubiese sido un reflejo, o mi naturaleza, agarré mi teléfono, así como la escoria más grande del planeta suele «agarrar» a las mujeres por su área íntima y vi lo peor que he visto en mi vida. El asco y el racismo se habían apoderado de estas elecciones y por esta razón, él sería nuestro glorioso líder. Ese momento fue eterno, casi como si el tiempo hubiese sido paralizado. No hubo palabras. No hubo emoción alguna. No hubo nada. Solo silencio y dolor.
Pienso que hasta el día que parta de esta tierra, recordaré este momento como uno de los peores en nuestra sociedad contemporánea. Quisiera ser optimista, pero no puedo. Por mas trillada que sea la frase, «lo peor está por venir», no se me ocurre ninguna otra para describir el momento presente.