Por: Christy M. Rodriguez Vega (christy.rodriguez@upr.edu)
Esta es la historia que viví junto a uno de los narcos más poderosos del área oeste de la Isla. Desde siempre me ha interesado el narcotráfico, conocer cómo es la vida cotidiana de los zares de la droga, cómo consiguen y distribuyen su mercancía y cómo funciona la estructura general de esta sociedad clandestina.
Por razones de confidencialidad la identidad del personaje principal de esta historia se mantendrá anónima. La siguiente cita resume cómo comienza esta historia desde la perspectiva de nuestro entrevistado:
Vivir en un residencial público no te convierte en dueño de la calle. Los verdaderos dueños de la calle somos de la parte alta de la sociedad. Mientras el gobierno maneja a tu país, yo administro un mundo con más economía. No será el mundo que tu prefieres, pero fue el que yo elegí.
Las razones para incursionar en el mundo del narcotráfico son variadas. Algunos lo hacen por dinero, otros por poder, presión de grupo o por necesidad económica. En el caso de Benny (nombre ficticio de nuestro entrevistado), la situación es un poco diferente.
Sé que te preguntas porque decidí vivir entre drogas y dinero. Trata de una ambición de ser cada día mejor, pero no es porque me gusta la vida fácil, sino que el gobierno me obligó a tomar ciertas decisiones. La economía de la isla va en decadencia y no quería ser uno de los marginados; fue así que tomé la decisión de entrar en este mundo.
Con la ayuda de unos conocidos Benny se integró a la jerarquía de los vendedores de droga, aunque jamás pensó que se convertiría en jefe. Comenzó siendo velador, es decir, el que vigila el punto de drogas, y luego ascendió al rango de runner, el encargado de vigilar siempre a los policías. En este segundo rango debía andar a todas horas con un walky talky para estar siempre en contacto con los administradores del punto y velar la posible entrada de autoridades policiacas al área. Luego, más tarde, continuó subiendo la escalera en la pirámide de este oficio hasta lograr ser el tirador, el que entrega la mercancía.
De la noche a la mañana tú no te conviertes en narcotraficante; de esto tú aprendes poco a poco si empiezas novato en esto de las drogas. El tímido aquí no va para ningún lado. Te vuelves parte del punto y ahora esa es tu familia y por ellos debes dar hasta la vida si es necesario. Aquí se necesita ser atrevido y babilloso. Debes recordar siempre que los chotas mueren por la boca, un consejo que te puedo dar es, mira pero calla, escucha pero siempre sé sordo. Nunca le des explicaciones a nadie excepto a tu jefe y cuidado que no seas víctima de los que traicionan, los que llamamos los chotas.
Un día típico de compras en el mercado negro para un narcotraficante implica siempre saber los precios de la mercancía y cómo dividirla. Es imprescindible estar al día, porque de la compra de los usuarios, dependen las ganancias.
Para Benny, su día comienza con la venta al por mayor de la cocaína. Una paca de 31 gramos puede costar entre 700 y 800 dólares, mientras que la marihuana se pesa y vende por libra. Mientras mayor es la calidad, evidentemente, mayor será el costo. El precio fluctúa entre 1,000 y 2,000 dólares el paquete dependiendo de la concentración alucinógena del ingrediente activo de la marihuana, que es el Tetrahydrocannabinol (THC). Si la concentración de este activo es mayor, se le llama kripi y el costo aumenta de 2,000 a 3,000 dólares.
Para los clientes diarios, pues los costos son diferentes, ya que los antes dichos son lo que compramos los narcotraficantes para mantener al día nuestro inventario. Algunas de las drogas que vendo son: Molly, acido, éxtasis, marihuana regular, kripi, crack, heroína, cocaína, Adderall y hongos. Sus costos varían entre $10 hasta $50 dólares por dosis, todo depende de los gramos que quiera el cliente. Además, también hacemos “edibles”, que son comestibles que contienen de las sustancias que vendo. Entre los productos que hago, los más populares son: brownies, bizcochos, gummy bears, entre otros. El costo depende de cuánto me gasto en la preparación y gira generalmente en torno a $8.00 o $10.00 por pedazo. Esto es una manera más discreta de hacer las transacciones.
Benny no tiene horario de entrada ni salida, sino que todos los días y a todo hora lleva a cabo transacciones: en los festivales, universidades o cualquier evento abierto al público. En este tipo de actividades suele vender más y siempre anda con su carro equipado y con una cartera parecida a las que regalan en las cooperativas, que carga más de $900 dólares en cash. Su cotidianidad se caracteriza por ser como un juego de escondite, pues los policías cuentan uno, dos, tres, mientras él se esconde. Por esta razón no se puede ocultar el hecho de que Benny debe siempre cuidarse, ya que para eso también le paga a ciertas personas que vigilan su espalda.
Pero algo que muchos no saben es, que yo soy un narco, pero soy amable con la gente. Me dejo querer, es más, si me tiro para alcalde seguro que ganaría. No doy a demostrar nunca mi lado negro, siempre actúo como una persona normal. Como dice el refrán: el que no tiene hechas, no tiene sospechas. Yo busco el bien para los de mi pueblo, pero que nadie se atreva a meterse conmigo.
Benny no considera a los policías como sus enemigos, porque aunque viva escondido de ellos, este organismo sin duda, domina cierta parte de esta sociedad secreta. Ellos los chotean, pero al mismo tiempo cuidan a los traficantes como él. Dentro de los azules, a los que muchos llaman por policías corruptos, existen para Benny, amigos fieles. Según él, algunos cuidan sus pasos y le informan siempre de lo que está pasando adentro. Gracias a esto, según él, aún sigue en libertad. Mientras unos lo buscan, otros lo esconden y lo protegen.
Muchas personas se preguntan de dónde se obtiene la mercancía y la respuesta es en países como Colombia, México y Republica Dominica. Como Puerto Rico es un puente estratégico hasta llegar a Estados Unidos, es por eso que muchos narcos como Benny aprovechan para negociar y comprarla.
Aunque es un secreto a voces, se rumora que la droga es entrada al país por el mismo correo federal donde los de adentro tienen contacto con los de afuera. Benny cuenta que estos se encuentran en los puertos esperando por la mercancía para que no sea escaneada y pueda entrar con facilidad a la isla.
En este mundo se ve de todo; hasta el menos que tú te esperas, es parte de nosotros. Un consejo de parte de un narcotraficante es: no dejes nunca tus estudios y lucha siempre por tu futuro; no dejes que los caminos te lleven a un mejor puesto social que te pueda costar la vida. Yo me levanté hoy, pero nunca sé si llegaré de nuevo vivo a mi casa.
El narcotráfico se define comúnmente como el un comercio o tráfico ilegal de sustancias toxicas y drogas en grandes cantidades. En los últimos años este negocio subterráneo ha incrementado de una manera significativa en la isla. Según un artículo de la página RedBetances.com:
“De acuerdo a estadísticas de las agencias federales el 69% de la cocaína que entra a Estados Unidos lo hace desde Centroamérica a través de la frontera con México y, el 30% proviene del Caribe Oriental. De ese 30%, el 9% se la adjudica a la República Dominicana, el 20% a lo que entra por el Golfo de México y solo el 1% se identifica como proveniente de Puerto Rico.
Es decir, aunque aquí la droga y las armas ilegales entran en cantidades industriales, casi la totalidad se consume en la isla, hecho que genera la guerra por el control de los puntos: un negocio que provoca que todos los días mueran asesinados 3 o 4 jóvenes en nuestras calles.
Este negocio se puede ver de distintas maneras, así lo explica el artículo presentado por la página Crimen en Puerto Rico Corrupción y Drogas: “Los traficantes que operan a través de la región de HIDTA (Área de Alto Tráfico de Droga) de Puerto Rico e Islas Vírgenes están aumentando el uso del Servicio Postal, particularmente Express Mail para transportar drogas a los Estados Unidos continentales”.
Asimismo, “los traficantes de droga son conscientes de que los investigadores necesitan órdenes judiciales de allanamiento para abrir cualquier paquete en el correo, y que esta acción causa retrasos que los alertan de que sus paquetes han sido interceptados”, indica el informe.
Entre febrero de 2006 y diciembre de 2007, unos 414 kilos de drogas -principalmente cocaína- fueron interceptados en paquetes enviados por el Servicio Postal desde Puerto Rico con destino a Connecticut, Massachusetts, Nueva York, Pennsylvania y Florida central”, según la misma fuente.
De acuerdo a la página de la Policía de Puerto Rico, sección Presupuesto Recomendado de 2012- 2013, los datos más recientes de apropiaciones ilegales informan que han disminuido, ya que en el 2011 se reportaron 9,392 casos, en el 2012, 9,049 y en el 2013 fueron 7,777. ¿Sera verdad esto?
Entrevistamos al sargento Sánchez del Distrito de Jayuya sobre este tema, quien expresó que: “el narcotráfico en Puerto Rico es un problema que aunque las agencias han unido esfuerzo para combatirlo, se encuentra en incremento y ha afectado a toda la población de la isla sin importar sexo, raza, edad».
Con todos los esfuerzos para combatirlo cada día esta problemática sigue en aumento. La droga que más se confisca en la isla es la cocaína y la marihuana. La principal causa del narcotráfico en la isla se debe a que sirve como puente con los Estados Unidos y el Caribe. Esto causa arrestos diarios en toda la isla y las edades promedios son de 20 a 30 años. Se trata de una triste realidad, que es a su vez, la realidad de muchos, que igual que Benny, no necesariamente sean malas personas, sino que la vida les llevó a tomar un rumbo inesperado, subterráneo, inestable e impredescible.