Por: Jasmin E. Acevedo Cordero (jasmin.acevedo@upr.edu)
Entre los años 2005 y 2014 alrededor de 759 deambulantes adictos de droga fueron enviados a distintas ciudades de Estados Unidos con el fin de rehabilitarse. Alcaldes y policías de diferentes municipios de la Isla han sido partícipes de esta práctica que se ha estado denunciando desde finales de 1990. Se le conoce como el ‟Puente Aéreo”, un programa que se encarga de enviar deambulantes adictos, especialmente a la heroína, a centros de rehabilitación en diferentes ciudades de los Estados Unidos como Chicago y Filadelfia.
Mayagüez, Ponce, San Juan, Aibonito, Caguas, Guayama, Humacao, Arecibo, Bayamón, Utuado y Aguadilla forman parte de los municipios que han exportado adictos a las afueras del país.
El pueblo de Aguadilla presenta la mayor cantidad de adictos exportados sumando estos a 241 entre los años 2005 y 2014, según datos ofrecidos por la Policía de Puerto Rico al Centro de Periodismo Investigativo.
En el pasado mes de octubre entrevisté al Alcalde de Aguadilla, Carlos Méndez, en relación a las distintas ayudas que ofrece el municipio para los deambulantes y entre ellas mencionó que en ocasiones se enviaban a los adictos a centros en EE.UU para que reciban tratamientos de rehabilitación. Nuevamente me dirigí a él, esta vez para que explicara en qué consisten estas ayudas fuera del país, a lo que no tuvo mucho que aportar.
Según Méndez, estas ayudas están destinadas para personas voluntarias y es a través de la Policía Estatal, quienes tienen un programa, que se envían a las personas con adicción a centros de rehabilitación fuera del país.
Cuando le hice mención sobre los diferentes casos que se han estado reportando sobre los centros no certificados de ‟rehabilitación”, a los que se han estado enviado a los deambulantes y que se encuentran en condiciones deplorables, el alcalde respondió que ‟la gente siempre se queja, la gente siempre va a protestar no importa a donde tú los lleves”.
El alcalde añadió que siempre existen casos que se rehabilitan, incluso algunos se han quedado trabajando en Estados Unidos.
De Puerto Rico a Chicago
Adriana Cardona es periodista y editora de ‟The Gates News” y trabaja en una comunidad en Chicago llamada ‟Back of the Yards”. En este lugar ella comenzó a notar una gran cantidad de hombres deambulando, la gran mayoría puertorriqueños. Según ella, los deambulantes le contaron que eran adictos a la heroína y que habían sido enviados a Chicago porque en Puerto Rico les prometieron que iban a recibir ayuda para rehabilitarse.
Incluso les dijeron que serían enviados a centros de rehabilitación con doctores, medicamentos y ¡hasta piscina!
Sin embargo, allá se encontraron con una realidad muy diferente a la que vislumbraron.
‟Un edificio deteriorado, adictos tratando de dejar la droga de una vez, durmiendo sobre colchones sucios en el piso”, así fue como Ángel, un puertorriqueño adicto a la heroína, describió el lugar de Chicago a donde había sido enviado para rehabilitarse. Como muchos otros puertorriqueños engañados con falsas promesas de rehabilitación, Ángel terminó vagando en las calles de la ciudad.
Adriana también cuenta en su reportaje ‟Puerto Rico exporta personas con adicción” publicado por el Centro de Periodismo Investigativo, que muchos de ellos le dijeron que los alcaldes y otros funcionarios le ayudaron a comprar el pasaje de ida. ¿Y el de vuelta para cuándo? ¿Por cuánto tiempo era la rehabilitación?
Algunos de los deambulantes puertorriqueños comentaron que ‟fue la Policía de Puerto Rico quien los había llevado al aeropuerto y puesto en el avión con rumbo a Chicago”.
De Puerto Rico a Filadelfia
En un reportaje del diario estadounidense, The Inquirer Daily News, se dan a conocer varios casos de adictos boricuas, como el del joven aguadillano Kelvin Aldarondo, enviado a Filadelfia para recibir tratamiento de rehabilitación. Percida Ramos, madre del joven de 21 años de edad, cuenta que un policía visitó su hogar prometiéndole varias cosas como parte del tratamiento de rehabilitación que estaría recibiendo su hijo. Entre los atractivos de dicho centro se encontraban: nadar en piscina, montar a caballo y jugar baloncesto día y noche.
Como en la mayoría de los casos, la realidad fue otra. El centro de rehabilitación ‟Soldiers of Lord” al cual había sido enviado Aldarondo se encontraba en ‟malas condiciones físicas, tenía cuatro cuartos con camas dobles y tres baños en la que vivían amontonadas veinte personas”, según cuenta la madre del joven.
Al poco tiempo de haber llegado al centro, el joven se comunicó con su madre y le hizo saber lo que estaba pasando. Afortunadamente, ella consiguió sacarlo de ese lugar dirigido por el pastor Teo Claudio quien, aun cuando Aldarondo no estaba en el centro, continuó recibiendo por un mes 200 dólares del programa de asistencia nutricional que llegaban a su nombre.
Si este joven boricua no hubiera tenido la oportunidad de llamar a su madre y contarle la realidad, tal vez sería uno de los muchos puertorriqueños que termina deambulando por las calles de la ciudad.
Puerto Rico no le ha dado la importancia y la prioridad que merece esta situación. Son muy pocos los que conocen sobre esto y muchos los que caen en la trampa.
Esta práctica es un acto insensible, decepcionante, vergonzoso pero sobre todo es fraudulento. Fraudulento porque las personas encargadas de los centros a los que están siendo enviado los adictos en EE.UU., se están aprovechando de las ayudas económicas, como alimentación, que ellos reciben mientras los tienen viviendo en condiciones inhumanas.
De vuelta a la vida
De vuelta a la vida es un programa manejado por la Policía de Puerto Rico y tiene como fin conectar a personas sin hogar o con adicción al alcohol o las drogas a centros de rehabilitación dentro y fuera de la Isla. A este programa se refería el alcalde de Aguadilla, Carlos Méndez, cuando le pregunté sobre el tema.
Entre los años 2005 y 2014, a través de este programa, se exportaron aproximadamente 800 sujetos para recibir ayuda.
Según la agente Luz E. Rosa de la División de Relaciones de la Comunidad y quien trabaja directamente con este proyecto, para que una persona pueda participar del programa debe ser voluntario y mayor de 18 años. Además expresó que no se trabaja con ningún tipo de presión ni chantaje y que siempre hablan con algún familiar del adicto antes de enviarlo a alguno de los centros.
Para que los adictos conozcan sobre este programa es la Policía encargada del mismo quienes personalmente los buscan y los orientan.
En otros temas, la agente señaló que ya no estaban enviando adictos fuera del país porque a través de la prensa se enteraron de que los estaban acusando de trata humana y para evitar eso, la ayuda se eliminó. Ahora, De Vuelta a la Vida solo trabaja con programas en Puerto Rico como Hogar Crea, Hogar Jesús y con la Organización Iniciativa Comunitaria, dirigida por el doctor José Vargas Vidot.
Traté de ir más afondo con el tema de la exportación de adictos pero Rosa no entró en más detalles y concluyó diciendo que lo que ellos quieren es que la persona se rehabilite y forme parte de la sociedad.
Pero, ¿cómo saber si verdaderamente dejaron de realizar esta práctica? Aun cuando en la entrevista con el alcalde de Aguadilla, Carlos Méndez, en ningún momento él expresó que esto se dejó de hacer. Sus declaraciones fueron que la ayuda es voluntaria y que si algún adicto estaba dispuesto a recibir la misma, ellos se encargaban de comunicarse con la policía estatal para que lo enviaran a estos centros fuera del país. ¿Acaso el primer mandatario de este municipio no tiene conocimiento de que esto ya no se hace?
Centro de rehabilitation en Puerto Rico
La Casa del Peregrino es un albergue de emergencia en Aguadilla que brinda techo a las personas sin hogar por un periodo de 30 a 90 días mientras se le realizan los trámites necesarios para conseguirles una vivienda permanente. Además, es aquí donde alrededor de 50 deambulantes, la mayoría con adicción al alcohol o a las drogas, diariamente reciben sus tres comidas y servicios médicos. Esta institución es una sin fines de lucro que ha brindado servicios por veinte años gracias a fondos federales y legislativos, a ayudas brindadas por el municipio y a donativos. Si Puerto Rico cuenta con centros y ayudas para estas personas, ¿por qué los envían fuera de aquí?
¿Por qué enviar deambulantes adictos a lugares fuera de la Isla?
Acaso los diferentes municipios que están participando del Puente Aéreo quieren ‟limpiar” sus calles y ‟salir” de un problema social que es responsabilidad de nosotros. Si de verdad envían a estas personas para que se rehabiliten ¿por qué los encargados de estos programas no se orientan y averiguan a dónde realmente están enviando a los adictos? La mayoría de los lugares donde son enviadas estas personas, son hogares de ‟rehabilitación” que ni siquiera están certificados, que aparte de los puertorriqueños que envían allí, nadie sabe que existen. Lugares donde les sacan el jugo trabajando a cambio de un plato de comida y un colchón sucio donde dormir, donde los adictos luchan por dejar la droga de una vez sin ser atendidos por profesionales que le brinden ayuda médica y peor aún, donde algunos de ellos están infectados con VIH. ¿A esto le llaman rehabilitación?
Si de verdad este programa está dando resultados que alguien me conteste ¿por qué la mayoría de los deambulantes exportados termina vagando en la calle? Cuando el mismo acalde del municipio de Aguadilla se atrevió a decir que si enviaban diez y tres se rehabilitaban era un éxito. ¿A eso le puede llamar éxito? Quiere decir que más de la mitad continúa siendo adicto y deambulando pero ahora en un lugar que no es Puerto Rico.
Están engañando con falsas promesas de rehabilitación a personas que quieren salir adelante y a sus familiares. Peor aún, lo hacen utilizando la figura de un policía en la cual se supone debemos confiar y por eso muchos de ellos aceptan irse del país creyendo que verdaderamente irán a un lugar donde todo es color de rosa. Están enviando a personas enfermas, porque la adicción es una enfermedad, a suerte y verdad.
¿Qué nos pasa Puerto Rico? No podemos permitir que más boricuas sean exportados a otros lugares con engaños y promesas que no serán cumplidas. No podemos permitir que más familias confíen y corran el riesgo de que sus hijos terminen vagando en las ciudades de EE.UU. Hay que regar la voz para evitar que más familias sufran por culpa de falsas promesas.
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