No te olvides de mí

La depresión geriátrica es una aflicción muy común entre adultos de tercera edad. (Foto suministrada).

«La muerte no llega con la vejez, sino con el olvido», dijo una vez el laureato del premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez. 

Son muchos los casos de abandono de ancianos que como consecuencia, provocan al envejeciente un estado de ánimo depresivo. Visitamos la clínica Bienestar Emocional en Arecibo, donde entrevistamos al doctor Carlos Ramos, psicólogo clínico con más de nueve años de experiencia, quien definió esta condición que afecta significativamente a la población geriátrica en Puerto Rico.

“La depresión es un conjunto de síntomas prolongados por más de seis meses donde la persona se aísla, se entristece, llora fácilmente, duerme poco o mucho, o también come poco o mucho”. Existen dos tipos de depresión: aquella con rasgos psicóticos, considerada la más severa ya que presenta alucinaciones o delirios y por otra parte, la depresión sin rasgos psicóticos.

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Clínica Bienestar Emocional en Arecibo

Causas de la depresión geriátrica

Son muchas las causas que inducen al envejeciente a caer en depresión. Entre estas  se encuentran factores como: la edad, el descuido del cuerpo, enfermedades como la demencia o Alzheimer (que aunque son parecidas, son muy distintas, pues la demencia es considerada como un deterioro de las capacidades mentales de una persona, mientras que el Alzheimer es considerado una enfermedad mental, cuyos síntomas pueden ser controlados con fármacos y tratamientos, aunque aun se desconozca cura alguna).

No obstante,  la razón principal de la depresión en la población geriátrica es el abandono por parte de sus familiares.

Cuando se habla de abandono, es importante exponer que las razones que pueden ser variadas. En ocasiones, el estilo de vida al que estamos sometidos nos exige dividir el tiempo para cumplir con muchas tareas. Esto nos resta tiempo para invertir en quienes estuvieron con nosotros desde la niñez. Por otra parte, están los hijos que a causa del “maltrato” de sus padres en su niñez, optan por abandonarlos. También se encuentran envejecientes que no tienen familiares que se encarguen de ellos y por último, no podemos dejar de mencionar aquellos hijos que simplemente no quieren esa responsabilidad de cuidar por sus padres o familiares mayores de edad.

 Efectos de esta condición 

  • Aislamiento
  • Tristeza constante
  • No come o por el contrario lo hace constantemente
  • Intento de suicidio

El doctor Ramos nos compartió una anécdota de una paciente geriátrica que intentó suicidarse debido a que sus familiares no la visitaban. La situación se complicó ya que uno de sus hijos gozaba de los beneficios de cheque y Vivienda que obtenía de ella. Afortunadamente, luego de un dialogo entre los familiares y el doctor, los parientes se pusieron de acuerdo para visitar a la señora y el estado de la paciente mejoró bastante.

En el caso de envejecientes con depresión por razones que no son el abandono, su estado afecta el núcleo familiar y también podría contribuir a enfermedades en su sistema, añadió Ramos. Por ejemplo, la falta de alimentación, podría provocar problemas gastrointestinales debido a que no se le está brindado al organismo los alimentos necesarios.

Para este reportaje realizamos una visita al Centro Geriátrico San Rafael en Arecibo. Allí tuvimos la oportunidad de conocer personas muy especiales, con diferentes historias, pero con una actitud muy positiva.
Comencemos con María Magdalena

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María Magdalena es una de las residentes del Centro Geriátrico San Rafael en Arecibo.

María Magdalena lleva aproximadamente tres semanas en el hogar. “Yo tenía un muchacho en casa, pero él se fue a estudiar. Mi hijo trabaja y pues, me pusieron aquí”, expresó. Nos contó que la tratan muy bien y que sus familiares la visitan constantemente.

La segunda persona entrevistada fue Genoveva Torres

Genoveva Torres, ingresada en el centro geriátrico San Rafael en Arecibo.
Genoveva Torres, ingresada en el Centro Geriátrico San Rafael en Arecibo.

Genoveva también lleva aproximadamente tres semanas en el hogar. Su razón de ingreso fue una caída. Nos compartió que ahora se siente en compañía, pues antes vivía sola y los ruidos la asustaban. Recibe visitas de su hijo y comentó que se encuentra superando la muerte de su esposo. Su rostro se entristece al hablar sobre el tema. Nos comentó que la última frase de su marido antes de morir fue: “Nunca dejé de quererte”.

Por último, pero no menos importante, se encuentra Juana Ramos.

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Juana Ramos, ingresada en el Centro Geriátrico San Rafael en Arecibo.

Juana solo necesitó cuatro palabras para tocar la fibra de nuestro corazón. Nos dirijimos hacia ella y preguntamos si nos permitía entrevistarla. “No me siento preparada”, contestó. Aún así, nos autorizó a tomar su fotografía.

Es necesario aclarar que muchos envejecientes ingresados en hogares, tienen condiciones de salud que les impiden hablar con otros o valerse por sí mismos.

¿Qué se puede hacer para evitar este problema?

La principal recomendación en este caso sería no abandonar a nuestros seres amados. Es cierto que a veces nuestro tiempo puede ser limitado, pero debemos hacer lo posible por visitar a quienes dedicaron sus mejores días a darlo todo por nosotros. En el caso de los hijos que no tuvieron los “mejores padres” o fueron abandonados por ellos, la mejor estrategia que podrían utilizar  es el perdón. Creemos que quién nos hizo daño no merece el perdón, pero ¿merecemos nosotros vivir con rencor por alguien que se equivocó? La función del perdón es liberarnos de las cadenas del coraje. Cuando esto sucede, cambia nuestro sentir y somos capaces de darle un giro a la vida de otros.

¿Cómo se puede ayudar a quienes están atravesando este proceso?

Existen varias técnicas que se utilizan para trabajar estos casos:

  • Terapias Individuales
  • Terapias Grupales
  • Actividades
  • Visitando los centros
  • Como última opción, la medicación teniendo mucha precaución con la dosis.

Las historias desalentadoras pueden dar un giro de acuerdo al color del cristal con el que se miren. Como punto aparte, Ramos concluyó con una anécdota alentadora. Nos habló de la historia de una señora que por su edad, había perdido la vista. Se sentía deprimida y la manera en que interactuó con ella fue dándole un nuevo método de aprendizaje. Él la exhorto a contar los pasos que tenía que dar para llegar a la puerta del cuarto. Ella accedió y así fue haciendo con cada objeto a su alrededor. Esto le ayudó a sentirse más confiada  y capaz de realizar las cosas.

¡La edad no debe ser motivo de depresión. Ayudemos a nuestros ancianos a vivir sus años a plenitud y acompañémolos en esta etapa de sus vidas!

 

 

 

 

 

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