A pesar del tabú que existe y los prejuicios que reciben las mujeres en la industria del tatuaje, Gabriela Babilonia Galloza se atreve a romper esquemas. Este año abrió las puertas de Celestial Ink, su negocio en Aguadilla donde hace arte en la piel de sus clientes.
Al entrar al estudio lo primero que llama la atención son las paredes que tienen pegada fotos Polaroids de sus clientes tatuados por ella.
Mientras me acomodaba en el sillón, le hacía preguntas sin ella darse cuenta que habíamos iniciado la entrevista.
Me cuenta que siempre se caracterizó por ser una persona artística, incluso, tomó clases de arte avanzado mientras cursaba noveno grado en la escuela Juana Rosario de Aguada.
Durante su adolescencia recibió halagos de sus dibujos, incluso, recuerda que una amiga le comentó que podía ser tatuadora.
Babilonia decía que en un inicio pensó que tatuar era una profesión para hombres. «Que vergüenza, yo tatuando”, admitió.
Se crió con sus abuelos paternos quienes la criaron en la religión y le implementaron que los tatuajes era «dañarte el templo».
Posteriormente, su padre también le propuso ser tatuadora, fue ahí entonces que declaró que sí podía hacerlo, incluso, le compró su primera máquina de tatuar. De igual manera, su madre siempre la respaldó.
Para enero del 2020 comenzó sus estudios en Administración de Empresas con concentración en Mercadeo en la Universidad de Puerto Rico Recinto de Aguadilla. Desafortunadamente, la pandemia arrasó con la motivación de muchos alumnos y Babilonia fue una de las personas que determinó abandonar la universidad. En cambio, siguió buscando progreso en distintos trabajos.
A pesar de haberse querido licenciado como tatuadora, Babilonia no tuvo la oportunidad porque todas las universidades eran en el área metropolitana de Puerto Rico, lo cual definitivamente al principio fue un obstáculo para su carrera ya que residía en el pueblo de Aguada.
El primer paso
Babilonia empezó su primer trabajo como bartender en “La Birra”, una barra en el municipio de Aguada. Aunque no era parte de sus planes, este trabajo tuvo un valor significativo en su carrera como tatuadora.
Por su servicio creó un lazo con algunos de sus clientes, entre ellos un hombre tatuador, mejor conocido como “Tattoo Cultura”. Un día visitó un estudio de tatuaje y se llevó la sorpresa de que el que hacía arte en la piel era él. Aprovechó la oportunidad de contarle sus metas artísticas y sus ganas de aprender a tatuar. El tatuador le respondió: «Pues mira, yo estoy buscando un aprendiz», y ella aceptó el reto. Estuvo practicando con él, sin embargo, Babilonia decidió dejar de ir ya que tenía otras prioridades en aquel momento.
Aproximadamente luego de dos años de haber practicado tatuar, el hombre va junto a su familia al segundo trabajo de Babilonia, ambos se encontraron y conversaron.
En seguida ella le escribió un mensaje de texto pidiéndole un tatuaje de una medusa y él le respondió y de vez le ofreció una oferta de empleo.
Llegó la joven al estudio del tatuador y le ofrecieron el trabajo. Empezó como asistente y por las noches practicaba con la piel sintética, una técnica que utilizan los aprendices.
En su trabajo tuvo dos compañeras y amigas que fueron quienes la ayudaron a evolucionar como tatuadora: Tanairí y Valeria; Tanairí fue la primera persona que Gabriela tatuó.
Con el tiempo le dieron la oportunidad de marcar a su primer cliente a modo de práctica.
Estuvo trabajando con «Tattoo Cultura» desde marzo del 2021 hasta enero de este año. A finales de febrero abrió su negocio sola porque ya tenía una clientela definida y sintió el deseo de independizarse.
“Celestial para mí es sinónimo de grandeza, lo relaciono también con lo simple y delicado. También lo combino con mis creencias, obviamente en Dios, que es un ser celestial”.
Es irónico que hayas elegido un nombre que tenga que ver con Dios, cuando según La Biblia el tatuaje es pecado. ¿Cómo te sientes respecto a eso?
A veces me siento mal y me pregunto si lo habré hecho bien. Es algo que yo todavía estoy debatiendo porque desde chiquita a mi se me inculcó que eso era malo y a veces se me hace tan imposible que algo tan «negativo» haga sentir tan bien a algunas personas y les deja expresarse. Los tatuajes suben la autoestima…tengo una carta de una clienta que explica como su tatuaje la hace muy feliz.
Es irónico que las personas digan que esta mal y dicen que no se tatúan porque eso es pecado. Sin embargo, la vida esta basada en pecados y en errores.
Justificó Babilonia
¿Cuál fue tu desarrollo en esta industria como mujer?
“¿Diablo, tú tatúas y eres nena?”, es uno de los comentarios más comunes que he recibido.
Al ser mujer este negocio es más auge. Las personas apoyan a las mujeres en la industria del tatuaje porque es un movimiento nuevo. La mayoría de mis clientes son mujeres y ellas me dicen que buscan sentirse cómoda.
¿Cómo te logras destacar en la industria del tatuaje?
La seguridad, confianza, compromiso y paciencia son claves importantes para este negocio.
Discrimen hacia la tinta
Actualmente vivimos una sociedad que está siendo dominada por la juventud, una juventud que busca equidad, igualdad y libertad. No obstante, las personas mayores al haber sido criados en distintas épocas donde existían tabúes por los tatuajes específicamente manifestados por la religión se rehúsan a aceptar que “no está mal”.
Cuando Babilonia les confiesa a las personas mayores que es tatuadora ellos cambian su cara y le dejan de hablar. Incluso, un familiar le insinuó a ella que iba a ir para el infierno.
No tan solo ha recibido discrimen por llevar tinta en su piel, sino que, también le han menospreciado su trabajo por ser mujer.
Mujeres que inspiran
El estudio de Babilonia está decorado con varios cuadros en blanco y negro de distintas mujeres que la motivan. Entre ellas está Maud Wagner, la mayor inspiración de Babilonia, primera mujer reconocida por ser tatuadora en los Estados Unidos. «Sin esta tipa yo no estaría aquí», enunció refiriéndose a Wagner. Algunas de las mujeres que están en los cuadros son solo modelos, pero aún así son de motivación para la tatuadora.